BUENOS AIRES (NA).– En un partido sin equivalencias, Racing Club goleó sin contemplaciones a un pobre Independiente por 3 a 0 al cabo de un desigual encuentro disputado anoche en el estadio “Presidente Perón”, en el marco de la undécima jornada del torneo de Primera División.
Lisandro López inauguró la cuenta para la Academia a los 23 minutos del primer tiempo y cerró la misma de penal, a los 19 del complemento, mientras que Gustavo Bou anotó el segundo tanto, a los 2 de la etapa complementaria.
Aproximadamente quince minutos le llevó a Independiente salir parcialmente del asedio al que lo sometió Racing desde el pitazo inicial de Abal.
Cuando el visitante comenzaba a equilibrar las acciones el tanto de Lisandro López con un remate desde fuera del área, le otorgó al dueño de casa una demorada ventaja que ciertamente justificaba desde el dominio ostensible que ejerció en ese primer cuarto de hora.
Manejado por la sapiencia del paraguayo Romero, a quien se le acopló Diego González en la creación, el local maniató a un rival sin posesión.
Ausente Sánchez Miño en la generación de juego, superado por el marco el juvenil Barco, tanto Benítez como Denis terminaron por ser espectadores privilegiados de una superioridad “académica” por demás evidente.
Solo un aislado cabezazo de Denis que provocó una lucida intervención del poco exigido Orión sobre el cierre del período, permitió advertir un ligero atisbo de reacción del Rey de Copas dentro de un contexto desfavorable.
Cualquier insinuación de reacción del conjunto visitante en el complemento fue desbaratada por Bou, quien al inicio de la segunda etapa definió certeramente una habilitación del gravitante Licha López tras un inexplicable intento de Ortíz, quien se dejó presionar en una salida.
Tras el 0-2, Milito intentó añadirle tardíamente algo de audacia a su cautelosa propuesta inicial pero el inocente penal cometido por Tagliafico a López, le permitió a éste establecer una ya por entonces merecida goleada.
El técnico de Racing, Ricardo Zielinski, sustituyó a sus mejores exponentes para que reciban los respectivos aplausos de su parcialidad, lo que terminó por resultar un alivio para un Independiente inmerso en una inocultable impotencia futbolística.
Lejos de los cuestionamientos que recibió en la semana, el entrenador local ordenó no retrasarse en el terreno advertido de la absoluta vulnerabilidad de un “rojo” que durante los noventa minutos no dio la talla.