Hay una sospecha de la OTAN de que Rusia estaría desarrollando nubes orbitales de esquirlas para desactivar satélites Starlink, y de ser cierto el riesgo sería mucho más grande

Resulta alarmante lo que halló la inteligencia, pero hay expertos en seguridad espacial que no creen que Rusia corriera un riesgo tan errado

De los más de 14.000 satélites activos que hay hoy en la baja órbita terrestre, casi dos tercios son de Starlink, de Elon Musk. Los gobiernos de muchos países – incluyendo el de EE.UU. – dependen de estos satélites para las comunicaciones remotas, las operaciones militares y el acceso a Internet. Pero tal parece que Rusia podría estar desarrollando una nueva estrategia para desactivarlos.

La inteligencia de la OTAN encontró algo que revisó Associated Press, y que sugiere que Rusia está desarrollando un arma que apuntaría a los Starlinks con destructivas nubes de esquirlas en órbita. El arma de “efecto zonal” inundaría sus órbitas con cientos de miles de pellets de alta densidad, para deshabilitar a muchos satélites a la vez, según informa la AP.

Gizmodo no pudo verificar los hallazgos de manera independiente, pero nos pusimos en contacto con la Fuerza Espacial de EE.UU. (USSF), la oficina de prensa de la presidencia de Rusia y SpaceX. Nadie respondió hasta el momento de publicar esta nota.

La sugerencia de que Rusia podría estar invirtiendo en formas nuevas de atacar los Starlinks no es una sorpresa, ya que los satélites han tenido un rol esencial en la defensa de Ucrania contra la invasión del presidente Vladimir Putin. Lo que sí causa impacto en algunos expertos es la idea de que Rusia implemente una estrategia de ataque que podría poner en peligro sus propios satélites y los de sus aliados.

Potencial motivo de Rusia
A pocos días de que Rusia lanzara su invasión a plena escala el 24 de febrero de 2022, los satélites de Starlink se activaron sobre Ucrania. Fue por el pedido de Ucrania a SpaceX para que reemplazara los servicios de internet que habían destruido las fuerzas rusas.

Desde entonces los Starlinks han sido esenciales a la supervivencia de Ucrania, sosteniendo importantes infraestructuras civiles, comunicaciones en campos de batalla y operaciones militares de defensa como ataques con drones, vigilancia y coordinación de la artillería.

Los funcionarios rusos habían advertido que podrían atacar satélites comerciales que utilizan las fuerzas armadas de Ucrania. Y con la capacidad de interrumpir el acceso de Ucrania a Starlink, Rusia tendría una gran ventaja, aunque desplegar este tipo de arma tendría un costo importante para la nación invasora.

Consecuencias indeseadas y riesgosas
Al inundar las órbitas de los Starlinks con esquirlas se podrían deshabilitar muchos satélites a la vez, pero también se correría el riesgo de causar daños colaterales a otras naves espaciales. Un ataque como ese “podría salirse de control rápidamente”, le dijo a AP el Brigadier General Christopher Horner, comandante de la División Espacial de las Fuerzas Armadas de Canadá.

“Uno hace estallar una caja llena de esquirlas y cubre todo un régimen orbital para desactivar a todos los satélites Starlink, y cualquier otro satélite, que esté en un régimen similar. Creo que esa es la parte más complicada y preocupante”, dijo.

Hoy se desconoce con precisión cuántos satélites rusos hay en órbita, pero Rusia mantiene una presencia activa con satélites militares, comerciales y experimentales en la baja órbita terrestre y la órbita geoestacionaria de la Tierra, según las USSF. China, aliado clave de Rusia, tenía casi 1.200 satélites en órbita en julio de 2025, según las USSF.

En teoría, el despliegue de un arma con efecto zonal podría dañar esos activos. La Estación Espacial Tiangong de China y la Estación Espacial Internacional – de la que Rusia es socio clave – también podrían correr peligro de sufrir el impacto de las esquirlas.

“Francamente me sorprendería mucho si Rusia hiciera algo así”, le dijo a la AP Victoria Samson, especialista en seguridad espacial de la Secure World Foundation, que encabeza el estudio anual de la organización de sistemas antisatélite.

No es algo completamente descartado
Pero Horner dice que no está fuera de las posibilidades. “Si el informe del sistema de armas nucleares es preciso y están dispuestos a desarrollarlo y llegar a eso, no me impactaría que hicieran algo que se les parezca y cause un daño similar, porque está dentro de la usina de sus desarrollos”, le dijo a la AP.

Pero además, la estrategia adquiere sentido si uno considera que Rusia se está quedando atrás de EE.UU. en varios de los dominios de la tecnología espacial. Solamente Starlink ya representa una enorme ventaja en comparación con la población combinada de naves espaciales de Rusia y de China en órbita. Al destruir nuestros satélites comerciales, Rusia podría intentar nivelar el campo de juego, incluso si eso significa que se destruyan algunos de sus propios activos y que potencialmente pudiera perder acceso a la baja órbita terrestre.

Gran parte de esta amenaza potencial a la constelación Starlink sigue dentro de lo desconocido, lo que apunta a lo rápido que evolucionan las guerras, ya que el espacio mismo se convierte en campo de batalla. A medida que las naciones sigan extendiendo las fronteras de su capacidad orbital, el próximo conflicto podría darse muy por encima de la superficie de la Tierra.

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