Científicos británicos hallaron una molécula capaz de convertir casi el 100 % de la luz en electricidad sin necesidad de capas múltiples. Un avance que podría cambiar el futuro de la energía solar con dispositivos más ligeros, flexibles y accesibles
Los paneles solares han seguido un camino de sofisticación constante: más capas, más materiales, más complejidad. Pero un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge acaba de dar un giro inesperado. Han descubierto un material orgánico, llamado P3TTM, capaz de generar electricidad por sí solo al recibir luz, eliminando la necesidad de estructuras multicapa típicas de las celdas solares actuales.
El hallazgo, publicado en Nature Materials, se apoya en un fenómeno cuántico poco común para este tipo de compuestos. A diferencia de los materiales orgánicos convencionales, en P3TTM los electrones “desapareados” pueden interactuar entre moléculas vecinas, lo que permite una separación espontánea de cargas eléctricas. Dicho de otro modo: la luz excita a los electrones y el propio material se encarga de convertirlos en corriente útil, sin ayuda externa.
Paneles solares de una sola capa: más simples y más eficientes
El equipo de Cambridge probó una celda experimental compuesta únicamente por una capa ultrafina de P3TTM. El resultado fue sorprendente: la eficiencia en la conversión de luz en electricidad se acercó al 100 %, un nivel nunca visto en este tipo de dispositivos orgánicos.
La diferencia es radical. En los paneles solares tradicionales, cada fotón necesita cruzar distintas capas (donadoras y receptoras) para producir electricidad. Esto obliga a fabricar estructuras complejas y costosas. Con P3TTM, esa dependencia desaparece: un solo material basta para transformar la luz en energía.
Esto abre la puerta a una nueva generación de paneles solares más livianos, flexibles y baratos, con aplicaciones que van desde arquitectura integrada hasta dispositivos portátiles o textiles con energía incorporada.
Más allá del laboratorio: sostenibilidad y futuro del P3TTM
El interés en este avance no es solo técnico, sino también ambiental. A diferencia del silicio o de otros semiconductores inorgánicos, la fabricación de materiales como P3TTM requiere menos energía y recursos, lo que podría reducir la huella de carbono de la industria fotovoltaica.
Además, su diseño molecular puede adaptarse a distintas necesidades. El equipo del Dr. Petri Murto ya ha demostrado que es posible ajustar la estructura de P3TTM para mejorar su desempeño en diversos entornos, lo que permitiría personalizar paneles para climas fríos, zonas con alta nubosidad o superficies curvas donde hoy el silicio es inviable.
De confirmarse en aplicaciones reales, podríamos estar ante el primer paso hacia paneles solares monocapa y ultraflexibles, capaces de integrarse en techos, ventanas, mochilas o toldos. Un avance que encaja de lleno con la urgencia global de descarbonizar la matriz energética y descentralizar la producción de electricidad.