El futuro depende de iniciativas que respeten el medio ambiente y que son útiles para la sociedad, innovación sostenible y ecológica para proteger la tierra, tal es la premisa de Mak Plast, la industria que produce madera plástica compuesta en Río Grande y sueña con ampliar las fronteras a nivel nacional. Imagen: Luis Sosa, Adrian Baier, de Mak Plast y Olider Valencia representante oficial de Mak Panel, nos muestran el producto terminado y listo para la venta, después de la detallada explicación a nuestro medio de su proceso de producción.
RIO GRANDE.- Nuestro proyecto se fundamenta en la producción de madera plástica compuesta (WPC), destinada principalmente a la fabricación de pisos deck planos y revestimientos de paredes acanalados, aptos tanto para exteriores como interiores, nos señala Luis Sosa, responsable de la firma; esta línea de productos ofrece soluciones duraderas, de bajo mantenimiento y con una estética moderna, sustituyendo materiales tradicionales mediante alternativas sostenibles de alta calidad.

Acompañado por sus colaboradores más cercanos para esta nota con El Sureño, Adrian Baier nos explica que la base de esta iniciativa es un modelo de economía circular, que promueve la recuperación y el reciclaje de plásticos postindustriales y postconsumo, junto con la valorización de residuos de madera. De esta forma, se fomenta la reducción de desechos y se disminuye la dependencia de materias primas.
Proyectos de reciclaje
En un mundo moderno donde la generación de residuos aumenta constantemente, la necesidad de reciclar es de vital importancia. Es por ello que la Madera Plástica Compuesta (WPC, por sus siglas en inglés Wood Plastic Composite) representa una piedra angular en la evolución hacia modelos productivos que priorizan la sostenibilidad. Este material se alinea de forma inherente con los principios fundamentales de la economía circular, un marco conceptual que, en contraposición al obsoleto paradigma lineal de «extraer-producir-usar-desechar», promueve la maximización del valor de los recursos y productos al mantenerlos en ciclos de uso prolongados, a la vez que busca la regeneración de los sistemas naturales. En este contexto, la incursión de Mak Plast SRL en la producción de WPC no es una mera iniciativa industrial, sino una manifestación tangible de su compromiso ambiental y económico, fortaleciendo la capacidad de la provincia en la valorización de residuos y la manufactura de materiales avanzados.
Simbiosis industrial
El arte de transformar residuos en productos de mayor valor, creando objetos únicos y duraderos, es la premisa que consolida la trayectoria de 14 años de la empresa, lo que le ha permitido posicionarse estratégicamente como un agente transformador en la economía circular regional. Su enfoque abarca desde la recolección y el procesamiento de materiales recuperados hasta la distribución de productos finales de alto valor agregado, lo que le ha permitido ocupar una posición estratégica en el panorama industrial argentino. Gracias a la pericia de su equipo altamente calificado, nos describe Luis Sosa, y a la aplicación constante de tecnologías innovadoras en los procesos de reciclaje y transformación, la compañía contribuye activamente a la creación de empleo local, a la mitigación de la contaminación ambiental y al fomento de una cultura de reciclaje y consumo consciente en la comunidad. Asimismo, desde una visión de futuro firmemente anclada en la sostenibilidad, la empresa aspira a expandir sus operaciones y a diversificar su cartera de productos, consolidándose como un referente indispensable en la gestión de residuos a escala regional y trascendencia nacional.
El ambicioso proyecto de la fabricación de WPC ejemplifica la simbiosis industrial, reintegrando al ciclo productivo subproductos o residuos que, de otra manera, serían eliminados, como el aserrín de la industria maderera y los polímeros plásticos provenientes de fuentes postconsumo o postindustriales, transformándolos en valiosas materias primas. Esta estrategia reduce drásticamente el volumen de desechos que van a parar a los vertederos, disminuyendo la presión sobre los ecosistemas y la generación de líquidos contaminantes y emisiones; y establece ciclos cerrados para materiales esenciales. Al reincorporar estos recursos, Mak Plast SRL minimiza la dependencia de materias primas vírgenes y fomenta una gestión de los recursos naturales más eficiente y respetuosa.
Adicionalmente, la producción de WPC impacta positivamente la huella ambiental desde múltiples ángulos: al incorporar polímeros reciclados, se disminuye la demanda de plásticos vírgenes derivados de combustibles fósiles, atenuando la extracción de recursos no renovables y la intensidad energética de su producción.
Recordamos que el aprovechamiento del aserrín evita la emisión de metano, un gas de efecto invernadero de alta potencia que se liberaría de su descomposición anaeróbica en vertederos.
Los productos de WPC, detalla Olidier Valencia, responsable de Deco Muebles y representante oficial de Mak Panel, al exhibir una vida útil considerablemente mayor que la madera natural debido a su resistencia a la putrefacción, los insectos y las condiciones climáticas extremas, reducen la frecuencia de reemplazo y, en consecuencia, el consumo de materiales y la generación de residuos a lo largo del tiempo. Finalmente, y con el entusiasmo que lo caracteriza a Sosa y a su equipo de trabajo nos señala que la producción local minimiza las distancias de transporte de materias primas y productos terminados, lo que conlleva una reducción sustancial de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la logística.