La Botera ya tiene su monumento en el barrio CAP

Ariela, junto al monumento emplazado en su honor, representando parte de la historia de la ciudad.

En el evento, se descubrió la escultura realizada en honor a Ariela del Carmen Saldivia. Cuando aún no existía el Puente General Mosconi, Ariela unía en bote las dos orillas del río transportando a los primeros vecinos desde y hacia el Barrio CAP.

RIO GRANDE.- Como otro de los eventos programados para el festejo del 97° aniversario de Río Grande, ayer jueves se inauguró el el Monumento “La Botera” emplazado sobre calle Portolán, frente a la Casa Municipal en el Barrio CAP.

El evento fue encabezado por el intendente Gustavo Melella; también, estuvo presente la homenajeada, Ariela del Carmen Saldivia.

Conocida como la botera del CAP, Ariela fue quien, antes de la construcción del Puente General Mosconi, unía en bote las dos orillas del río transportando a los primeros vecinos desde y hacia el Barrio CAP. La escultura evoca su trabajo y homenajea el compromiso de muchos pioneros que son parte de la historia de nuestra ciudad.

“Esta es una celebración de la historia, de nuestras raíces y un recordatorio de quienes con mucho sacrificio construyeron y siguen construyendo nuestra ciudad. Con este pequeño homenaje recordamos a quienes nacieron acá y a quienes vinieron a trabajar por este lugar hermoso que es Río Grande. En el cumpleaños de la ciudad debemos recordarlos y recordarnos también que todos somos parte de esta historia que se sigue escribiendo todos los días”, dijo el intendente Gustavo Melella.

Ariela Saldivia rememoró los tiempos en los que no existía el puente y en los que ella con su bote cruzaba a los vecinos entre las dos márgenes: “Tengo hermosos recuerdos de aquella época. Aquí trabajaban más de 1300 personas que debían cruzar por el río porque el camino por la Ruta 3 era muy largo. Agradezco a todos los que hacen este homenaje hoy, porque es importante recordar y tener presente esta historia. Yo aprendí a hacer esto porque era necesario, y estoy contenta de haber podido contribuir en aquel momento con mi comunidad”, expresó.

Ariela además, contó entre risas algunas de las anécdotas y aunque los pedazos de nieve flotaban hoy en el Río Grande, aseguró que en días como estos, el río se cruzaba igual: “Cuando había sol, lluvia, viento, se cruzaba, y todo el día. Para que no cruzara tenía que haber viento de 100 km por hora para que no cruce. Había días en los que estaba yendo y viniendo, hasta la noche”, contó la botera.

“Y la verdad que si pudiera cruzar hoy, lo haría”, concluyó Ariela.