Tierra del Fuego quedó segunda entre las provincias con más días de paro en 2016

RIO GRANDE.- Una vez más no se alcanzarán los 180 días de clases que exige, desde 2003, la ley 25.864, y será el quinto año seguido que no se avanzará hacia la meta de 190 que acordó, en 2011, el Consejo Federal de Educación (CFE) en su resolución 165.

Según un informe del diario La Nación, durante el último ciclo lectivo sólo cuatro distritos casi no registraron días sin clases: San Luis, Chubut, Río Negro y Tucumán.

Santa Cruz, cuyos docentes son los mejores pagos de la Argentina ($ 16.000 de bolsillo), lideró el ranking de conflictividad gremial con 90 jornadas de paros.

Esta situación la equiparó a Corrientes, que, en los 90 estuvo marcada por medio año de huelgas y sus estudiantes pasaron de año porque así lo dispuso un decreto provincial correntino y no por el esfuerzo de aprobar exámenes.

Tierra del Fuego quedó en el segundo puesto, con 70 días de huelga e inició el año el 24 de mayo, tres meses después que el resto del país.

Descontando los paros, Misiones, donde los maestros reciben los peores salarios del país ($ 7400 en la mano), apareció junto con Salta y La Pampa como los distritos con más cantidad de días de clase: 176. Cerca estuvieron Capital Federal y Mendoza (175), Formosa (174), Buenos Aires, Jujuy, San Juan y Corrientes (172), Córdoba (170), La Rioja y Chaco (166), Santa Fe (165), Entre Ríos (160), Catamarca (152), Neuquén (151), Tierra del Fuego (120) y Santa Cruz (110).

“Es una situación muy grave. Habría que volver a declarar la emergencia educativa. Si fuera un problema futbolístico estaríamos todos hablando de esto, pero ni los padres lo toman con la seriedad que merece”, afirmó a LA NACION Manuel Álvarez Trongé, presidente de la Fundación Educar 2050.

La entidad trabaja en un documento para abordar los problemas educativos más allá de la cuestión salarial docente. “Ahora el tema, casi excluyente, es el de los sueldos de los maestros, pero no es ni debe ser el único. Hay otras cuestiones, como no cumplir la meta mínima de cantidad de clases y la no comprensión lectora de los alumnos. Si un chico no entiende lo que lee, da lo mismo la cantidad de tiempo que pase en un aula”, añadió.

Para Álvarez Trongé “los damnificados son los chicos porque aunque haya promesas de recuperar clases perdidas por paros docentes, no hay certezas de que se cumplan; por el contrario lo más probable es que no se haya hecho nada para compensar”.

Para Alberto Taquini, académico en educación, “las conductas políticas y sociales que afectan al cronograma educativo, a la pertenencia del sistema y al rendimiento escolar no se escapan del desorden social en el que vivimos”.

A su criterio, “las conductas de los políticos, los empresarios y los ciudadanos están signadas tanto por un déficit de formación del sistema educativo como por un bombardeo social y mediático orientado a satisfacer otras demandas; esto condiciona las políticas públicas”.