Nicolás Guerschberg: «Hay códigos musicales que maduraron con nuestra relación»

El pianista, compositor y arreglador llamó a sus compañeros de Escalandrum para dar forma a un disco de composiciones propias y «nuevos standards» de los artistas que los inspiran.

Nicolás Guerschberg presenta un nuevo disco, En un lugar. Lo editó Club del Disco y muestra al pianista, compositor y arreglador, una vez más, en situación de trío. Junto a Pipi Piazzolla en batería y Mariano Sívori en contrabajo –camaradas de años en Escalandrum y otras aventuras–, Guerschberg propone un repertorio de músicas propias, cuidadosamente combinadas con personales versiones de obras ajenas en las que el jazz –más que un lenguaje– es una forma de organización y la improvisación termina de definir un estilo. Hoy a las 21.30, Guerschberg, con Piazzolla y Sívori, presentarán En un lugar en Bebop (Uriarte 1658). Y el sábado 5 de julio harán doble función en Virasoro (Guatemala 4328, a las 20.30 y a las 22.30).

“Para mí el trío es algo único“, comenta el pianista en el inicio de la charla con Página/12. “Es un formato fundamental en la historia del jazz. Un triángulo equilátero, muy horizontal, muy inclusivo. Los tres tienen el mismo peso. Por eso, más allá de que hoy este trío está a mi nombre, por cuestiones de proyectos y demás, siento que lo que hacemos con Pipi y Mariano es la prolongación de una costumbre que mantenemos desde hace años. En la música del trío estamos todo el tiempo conversando, dialogando, todos aportamos, nadie dirige. No es que uno toca y el otro acompaña, porque es un proyecto que también tiene que ver mucho con lo humano, la amistad, la cofradía de tantos años de hacer música juntos. Hay códigos musicales que maduraron a lo largo de una extensa relación humana“, continua Guerschberg.

“Dilema”, “Dora’s Vals”, “Yaco’s Song” y “Milonga del adiós” configuran el segmento de obras de Guerschberg, un jazz de compositor que, sin dejar de brindar espacio a la improvisación entre el tango, el jazz y la balada, refleja en su sonido las múltiples fuentes que nutren al actividad de Guerschberg. Por ejemplo, resulta notable la manera en la que su solo en “Dora’s Vals» contornea y caldea el clima de la melodía original, llevándolo hacia un final casi en disolución. “A esta altura siento que las cosas no se separan, sino más bien tiendo a amalgamar las influencias, los gustos. Con este trío tocamos las cosas que nos inspiran. De todas maneras, estoy en una edad en la que no siento esa necesidad imperiosa de mostrar mi música, sino que me atrae particularmente jugar con la música de otros”, agrega el pianista.

Después de “Apocalipsis”, de Pipi Piazzolla, el tema que de alguna manera traza la línea que divide el disco, comienza la segunda parte, con logradas versiones. “Vals n°2”, de la segunda Jazz Suite de Dimitri Shostakovich; “Lachrimosa”, del Requiem de Mozart; “Danza de la moza donosa”, de las Danzas argentinas Op.2 de Alberto Ginastera; “Overjoyed”, de Stevie Wonder, y “Laura va”, de Luis Alberto Spinetta, son los renovados standars que dan forma a un segmento que mantiene la intensidad del anterior, pero acaso resulta más experimental. “Naturalmente me gusta mucho también tocar obras de compositores extraordinarios, que me acompañan y me inspiran desde hace tiempo”, continua Guerschberg.

“Muchas veces son experimentos, entonces ponemos el tema elegido arriba de la mesa y si funciona en la dinámica de este trío, bienvenido sea. No hay un trabajo de arreglo, no hay demasiada música escrita. Más bien tratamos de llevar el sonido y la dinámica hacia una idea, un concepto en el que el diálogo y la improvisación resulten determinantes. Aunque hay casos como el de ’Lachrimosa’ que lo tocamos entero, con la libertad que nos da una adaptación pero sin por ahí un solo improvisado, como en otros casos. El encadenamiento armónico que plantea Mozart en esta obra, no necesitaba nada más.»

Grabar en vivo y con un piano de calidad excepcional son otros elementos que Guerschberg no quiere dejar de mencionar cuando habla de En un lugar, su octavo disco en primera persona. “Grabamos en Aguaribay Estudios, con un técnico como Nicolás Kalwill y un piano Fazioli de gran cola, que hasta donde yo se es único en el país. Con estas condiciones óptimas nos tiramos de cabeza, hicimos todo en una sola sesión en vivo, tocando juntos en el escenario que tiene el estudio, sin ningún tipo de separación. Tampoco hubo sobregrabaciones. Todo fluyó de manera natural. Es la manera en que concebimos esta música: tocando juntos, escuchándonos y teniendo un diálogo constante de ideas y sonidos», asegura el pianista.

Una historia de más de 25 años con Escalandrum, entre muchas otras colaboraciones, coloca a Guerschberg entre los músicos más interesantes del panorama musical argentino. Como pianista, arreglador o director musical, ha compartido con artistas de la talla de Ute Lemper, Richard Galliano, Paquito D’Rivera, Hermeto Pascoal, Concha Buika, Julieta Venegas, Susana Rinaldi o Elena Roger, con quien, en dúo de voz y piano, abordará próximamente una gira por Argentina, Chile, Uruguay y España. “Estamos haciendo un repertorio que es una especie de repaso de su carrera, un concierto íntimo, a dúo”, explica Gurschberg.

“También Escalandrum tiene una agenda interesante para un futuro próximo”, anticipa el pianista. “En septiembre estaremos en el Festival de Jazz de Ibiza y de ahí vamos a Mallorca, a un espacio que se llama Red Carpet, donde vamos a grabar nuestro próximo disco de música original”, continua. “Pero ahora me quiero concentrar en disfrutar este disco del trío, que vamos a presentar tocando los mismos temas, que nunca salen igual”, concluye.

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