BUENOS AIRES (NA).- El presidente Mauricio Macri debió salir a admitir ayer que es “inaceptable” el nivel alcanzado por la inflación, mientras se preparan medidas para frenar una escalada de precios que se profundizó tras la devaluación para salir del cepo cambiario.
Antes del anuncio de aumentos a jubilados, el jefe de Estado consideró que las subas de precios son altas y garantizó que el Gobierno se está “ocupando de las cuestiones de fondo” para reducirlas.
“Nos estamos ocupando de revertir una sociedad que sufre el flagelo de la inflación hace siete u ocho años a niveles inaceptables”, sostuvo Macri, quien admitió que “los impuestos que se están cobrando a los argentinos ya son muchos”.
En la misma línea, el presidente del Banco Nación, Carlos Melconian, dijo que se “terminó el tiempo de poder convivir con la inflación” mientras “el país se descapitaliza y cae muy bajo en productividad”.
El gobierno prevé anunciar el relanzamiento de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, pero en el mercado hay dudas sobre la estrategia para frenar la escalada de precios.
El Ministerio de la Producción está trabajando en los detalles de la resolución sobre la puesta en marcha de Defensa de la Competencia.
El presidente admitió “preocupación” por el incremento de los precios y reconoció que “el daño ya es mucho” en la sociedad producto de la inflación que, remarcó, “lleva siete años”.
Macri dijo que “hay preocupación con el tema de los precios, nos estamos ocupando de las cuestiones de fondo que han generado esto”.
“Nos estamos ocupando para revertir una Argentina, una sociedad que sufre el flagelo de la inflación que ya hace 7 u 8 años a niveles inaceptables, y que está llegando un momento que el daño que ya ha ocasionado es mucho”, indicó.
El mandatarios sostuvo que su objetivo es que la “inflación baje poco a poco en los próximos años, tratando de llegar a un dígito lo antes posible como nos hemos comprometido”.
El jefe de Estado había admitido que reducir la inflación a los niveles de la mayoría de los países latinoamericanos y del resto del mundo “va a ser un camino que va a llevar de dos a tres años”.