La artista presenta en vivo su tercer álbum, en el que reafirma su rol como compositora. En diálogo con “La Voz”, destaca el carácter colectivo de su proyecto solista.
Empecemos por el final. Cuando cuenta el porqué detrás del título de su tercer álbum, Eli Fernández explica que eligió Las ramas de este sueño como nombre ya que esa frase, incluida en la canción Plegaria al viento, tiene que ver con aquello que hoy la moviliza en términos creativos.
“Esas ramas hacen alusión a estas búsquedas mías”, comenta la artista pampeana a la hora de poner en palabras la diversidad musical que plantea su disco más personal y también el más ecléctico.
“Me gusta sentirme así, en una búsqueda constante con la música, con los estilos. No encerrarme siempre en una misma cosa, en la Eli que canta chacarera, por ejemplo, o un poco más tradicional, que la amo y me encanta pero de pronto las canciones me llaman. Cada vez me voy tirando más para ese lado más cancionista. Y este disco muestra eso”, resume.
Es que Las ramas de este sueño no sólo es un trabajo en el que Fernández ensancha su repertorio en términos estilísticos. También supone la confirmación de una raíz compositora que se manifestó en Alas sin pena, su anterior material, y que hoy queda evidenciado en un dato certero: seis de las ocho composiciones incluidas en el disco son de su autoría.
Pero también hay algo más. “Para mí la música es sanadora, es salvación. Es todo el tiempo volver a mí, a mis inicios, a mi infancia, a mi día a día. Es todo para mí”, dice cuando se le consulta por las distintas alusiones a la música en sí misma que hay en las letras de las canciones de su tercer álbum como solista.
“Este disco también forma parte de un momento en el que me venían pasando muchas cosas personales. Yo venía componiendo estas canciones y de pronto fue decir ‘che, quiero grabar’. Porque lo necesito , por mi ánimo y porque también siento que es el momento de que estas canciones salgan. Capaz si salían después, o si esperaba mucho más tiempo para grabar, quizá no sucedía. Las canciones contaban y retrataban ese momento”, analiza la artista.
Entre lo colectivo y lo individual
Ese mismo impulso intuitivo, que en diciembre tuvo su primer capítulo con el lanzamiento formal del álbum, comienza a cerrar un círculo con la presentación oficial de ese repertorio.
Este jueves, la pampeana estrenará esas todavía relucientes canciones en Studio Theater y en poco tiempo más hará lo mismo en Buenos Aires, en dos shows que también prometen carácter de reunión artística con varios invitados. “Este disco está rodeado de gente hermosa”, sintetiza Fernández antes de detallar las participaciones de una larga lista de colaboradores tanto en las grabaciones de Las ramas de este sueño como en estas dos próximas manifestaciones en modo concierto.
“Voy a contar con las dos invitadas que están en el disco, Laura Albarracín y Patricia Gómez, que se vienen a Córdoba y también van a estar en Buenos Aires”, comenta entusiasmada. En Studio Theater, además, se sumarán como coristas Sofía Secondi y Paula Duret y habrá participaciones de Pachi Herrera, Mateo Martino y su ensamble de vientos, el ballet infantil de Munay Danza y la bailarina Male Jara junto a su compañera; además de las visuales de Koky Schroeder. En el porteño Café Berlín, el próximo 25 de junio, también estará presente el cantante y dibujante Max Aguirre.
“Yo creo mucho en lo colectivo en mi vida, en mi andar”, contextualiza la cantante, que en Córdoba actuará junto a su consolidada banda (Sebastián Palacios, Jorge Martínez, Julieta Duret, Lucas Lacolla, Joaquín Piovano) y en Buenos Aires lo hará con un ensamble con base estable en la capital argentina: Leandro Marquesano, Facundo Barrios, José Torelli y Diego Gazzaniga.
“Si bien yo llevo adelante un proyecto solista, no estoy sola. Primero, con las bandas que me acompañan. Gente que se va sumando en el camino, como pasa en la vida. De hecho, uno de ellos es uno de los productores del disco”, dice sobre Leandro Marchesano, quien estuvo a cargo de la grabación de Las ramas de este sueño junto a Sebastián Palacios.
Fernández destaca además los arreglos de Marquesano y también uno del pianista Jorge Martínez, en Para las cantoras. “También tenía que tener un arreglo de Jorge, y él tenía que tocar”, asegura sobre una decisión en la que lo artístico y lo humano se nutren mutuamente. “Es una reunión de esa gente que yo quiero, que yo admiro, y que forma parte de mi cotidianeidad musical”, dice sobre el disco y también sobre estas “fiestas” que serán los shows de presentación.
–En este disco reafirmás tu rol como compositora. ¿Qué te dejó como aprendizaje en ese rubro el proceso anterior de “Alas sin pena”?
–Mi segundo disco fue reimportante para mí porque fue perfilarme más como compositora y animarme a nadar esas nuevas aguas. Si bien hace muchos años que venía haciendo canciones, el otro paso muy importante era animarse a mostrarlas. Popi Spatocco, que fue el productor, me incentivó mucho. En las primeras juntadas de preproducción estábamos eligiendo canciones y me preguntó si tenía temas propios. Se las llevé y me dijo “definitivamente hay que ir por este lado”. A partir de ahí empezamos a trabajar en esas canciones. Él me insistía: “Tenés que acostumbrarte que sos compositora y a partir de ahora eso tiene que empezar a definir tu camino”. Ese fue el gran aprendizaje del disco anterior: abrazar esas canciones y todo ese proceso creativo, que no es poco. Así fue que para este tercer disco quería que todas las canciones, o la mayoría, fueran mías.
–¿Cómo te llevás con ese ida y vuelta entre la compositora y la intérprete?
–No me imagino dejando de ser intérprete. Yo nací y crecí con eso. En La Pampa, durante mis años viviendo allá, siempre fui intérprete, haciendo también una búsqueda de qué quería cantar. Me empezaron a llegar compositores como Raúl Carnota, y ahí empecé a buscar más qué me quedaba bien o qué me identificaba a mí en ese repertorio. El rol de intérprete tiene, de alguna manera, un trabajo de composición también. Es como readaptar esas obras y darles tu enfoque. Es algo muy hermoso que no quiero dejar de hacer.
–En medio de todo este proceso del disco, viviste la experiencia de Cosquín y Jesús María con Herederas. ¿Cómo repercutió todo eso en el arranque de un año muy especial para vos?
–Es volver de nuevo a esto de lo colectivo. Yo realmente creo mucho en eso, y particularmente hay algo que me impulsa a estar en proyectos particularmente con mujeres. Soy una admiradora de las voces femeninas y me gusta mucho hacer proyectos con otras compañeras. Este proyecto se gestó el año pasado y después llegaron estas invitaciones a los festivales. Yo ya tenía las fechas de mi disco, se dio así como algunas cosas en la vida: uno las desea pero no sabés si van a pasar o cuándo van a pasar. Fue increíble el compartir con mis compañeras cantoras y con las músicas que nos acompañaban. Esos grandes escenarios son espacios muy importantes para la música argentina y un poco difíciles para habitar, y es importante visibilizar a las mujeres y a los proyectos independientes en estos festivales. Para mí, que fue mi primera vez en ambos, fue muy significativo y justo venía con un disco debajo del brazo, así que fue fuerte.
Para ir
Eli Fernández presenta Las ramas de este sueño este jueves 8 de mayo a las 21 en Studio Theater (Rosario de Santa Fe 272). Entradas en venta a $ 15 mil más cargo por servicio en Alpogo.com.
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