Su incidencia crece a partir de los 45 años y suele estar asociada a arritmias graves y cuadros coronarios. Los especialistas advierten que los malos hábitos, como el sedentarismo y el tabaquismo, favorecen su desarrollo. La importancia de enseñar a hacer RCP y la disponibilidad de desfibriladores.
Por Ines Peralta Ramos.- Una de cada mil personas fallece a causa de una muerte súbita, de acuerdo a las últimas estimaciones a nivel mundial. El impacto de estos cuadros repentinos, que pueden desencadenarse en la infancia y luego aumentan su incidencia en la adultez, se mantuvo estable durante mucho tiempo, pero en los últimos años empezó a mostrar una leve tendencia descendente. Los expertos lo asocian a una mayor capacidad diagnóstica y terapéutica que favorece la principal herramienta para hacerle frente: la prevención.
“La muerte súbita es un fallecimiento abrupto e inesperado que ocurre en una persona aparentemente sana, y casi siempre relacionado con una arritmia grave del corazón (como fibrilación ventricular), en general en el contexto de una enfermedad de las arterias coronarias. También puede ocurrir en casos de cardiopatías congénitas, o con arritmias de origen genético sin relación con la enfermedad coronaria”, explica el doctor Alan Sigal (MN 152717), coordinador de guardia del ICBA Instituto Cardiovascular.
Los malos hábitos contribuyen a deteriorar la salud cardiovascular, lo cual puede facilitar un cuadro de este tipo. “Los factores de riesgo cardiovascular, como el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión arterial, el sedentarismo, la obesidad, el colesterol elevado, y los antecedentes familiares aumentan el riesgo de padecer una muerte súbita”, detalla el experto. Estos disparadores suelen asociarse a casos desencadenados por una obstrucción aguda de una arteria coronaria.
La noticia positiva es que estos factores de riesgo se pueden contrarrestar de un modo sencillo, adoptando una serie de pautas de vida saludable. A tal punto que se estima que 8 de cada 10 eventos cardíacos podrían ser prevenidos. El doctor Sigal recomienda seguir una alimentación equilibrada, realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física, intentar bajar el estrés y dormir adecuadamente. Y además, obviamente, no fumar y evitar el consumo de alcohol.
Controlar para prevenir
Del 21 al 27 de agosto se conmemora la Semana de la Lucha contra la Muerte Súbita. En la Argentina, se estima que se producen 40 mil casos por año. Hay dos picos de mayor incidencia: durante la infancia, cuando suele estar vinculada a patologías congénitas; y a partir de los 45 años, cuando la enfermedad coronaria empieza a ser más prevalente en el hombre. En mujeres suele ocurrir 10 años más tarde. El objetivo de esta fecha es difundir información sobre estos episodios de fallecimiento prematuro, además de generar conciencia sobre la importancia de la prevención del desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
“Los chequeos cardiológicos periódicos nos permiten encontrar cuadros clínicos muchas veces asintomáticos, pero que pueden elevar el riesgo de padecer una muerte súbita o un cuadro cardíaco grave. Casi la totalidad de las muertes súbitas podrían ser prevenidas con un adecuado control y prevención habitual”, afirma el doctor Sigal.
El primer objetivo de los chequeos médicos es tener un panorama claro de los factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes y obesidad. “Estos controles incluyen desde una consulta clínica hasta estudios complementarios como una rutina de laboratorio, electrocardiograma, ecografía cardíaca y pruebas de esfuerzo, entre otros. Deben estar orientados según la edad del paciente y sus antecedentes médicos”, detalla el doctor Martín Fasan (MN 166598), del staff de Cardiología del ICBA Instituto Cardiovascular.
Si bien los controles médicos están previstos para toda la población, se aconseja que particularmente los pacientes con cardiopatía o con antecedentes familiares de ACV o infarto (especialmente cuando ocurrieron a edades tempranas) realicen una rutina de estudios médicos para prevenir eventos cardiovasculares. Otra población de interés son los deportistas de alto rendimiento, en quienes está recomendado realizar estudios cardiológicos más exhaustivos.

La importancia del RCP
La reanimación cardiopulmonar (RCP) básica y el uso de desfibriladores pueden transformar una muerte súbita en un caso de paro cardíaco resucitado. Y eso no es tarea exclusiva de los médicos: cualquier persona puede aprender a hacer RCP, sin necesidad de tener ningún tipo de conocimiento previo. Un dato deja en evidencia por qué es importante promover estos conocimientos en toda la población: el 70% de los paros cardiorrespiratorios se produce en la vía pública.
En 2022 fue la reglamentada la Ley de Muerte Súbita, que establece que se debe contar con al menos un desfibrilador automático externo (DEA) en lugares públicos y privados de acceso público en los que haya una concentración o circulación diaria de más de mil personas. Además define como espacio cardioasistido a aquel que cuente con presencia de personal capacitado, una adecuada señalización y ubicación de los DEA (con sus instrucciones de uso); y un sistema de emergencia médica, que resulta una pieza fundamental en la cadena de supervivencia ante la emergencia.
“Cuando sucede un evento que compromete la vida de una persona, nuestro rol es clave tengamos o no conocimientos médicos. Debemos actuar rápido. En primer lugar, hay que identificar la situación: ¿está consciente? ¿respira? Si detectamos que la persona está en paro, debemos activar el sistema de emergencias (911), realizar reanimación cardiopulmonar y conseguir en la medida de lo posible un desfibrilador. Es importante actuar con velocidad, ya que cada minuto cuenta; y pedir ayuda y delegar tareas ya que en estas situaciones uno solo no puede”, plantea el doctor Fasan.
El especialista destaca que cuando la reanimación cardiopulmonar es realizada de manera temprana y efectiva la probabilidad de sobrevida luego de un paro cardíaco puede llegar a ser de hasta un 50 a 70%. “Por lo tanto son fundamentales la disponibilidad de desfibriladores en espacios públicos y la educación en RCP desde la escuela. Deben organizarse jornadas de capacitación en RCP en instituciones públicas, lugares de trabajo, centros deportivos y comerciales. Además del personal de salud, quienes nos formamos y entrenamos anualmente en estas técnicas para realizar la mejor reanimación posible, esta información debe alcanzar a toda la población”, concluye el experto del ICBA Instituto Cardiovascular.
FUENTE: www.mprcomunicacion.com