Corredor del Beagle: Propietarios y ambientalistas reclaman más certezas

Propietarios de las tierras afectadas por la ya adjudicada obra del Corredor del Beagle plantearon su preocupación porque aún se desconoce por dónde pasará la nueva ruta y por ende, cuál será el impacto que tendrá sobre la zona hasta ahora, virgen.

La Estancia El Túnel y Río Encajonado, dos lugares por donde pasaría la traza. Siguen los interrogantes sobre el proyecto que se llevará adelante y que ya fue adjudicado.

RIO GRANDE.- La construcción de la nueva ruta que unirá Ushuaia con Almanza y Cabo San Pío es una de las obras más deseadas por el Gobierno provincial porque en ella se apuesta al desarrollo turístico y económico de Tierra del Fuego. Sin embargo, la falta de información sobre cuál será el trazado y cómo se protegerá el patrimonio arqueológico y ambiental, sigue generando incertidumbre en los propietarios afectados y en los profesionales y ambientalistas de la provincia.

Hace pocos días, el arqueólogo Martín Vázquez, docente investigador del CADIC, explicó a Radio Universidad 93.5 que “nunca hubo una traza del todo definida o por lo menos nosotros no la conocimos nunca, pero estimamos que es un recorrido de 130 kilómetros aproximadamente, por un lugar con una altísima cantidad de sitios arqueológicos. Esto lo sabemos porque conocemos el lugar y hay una alta cantidad de yacimientos”.

El profesional indicó en esa oportunidad que los arqueólogos del CADIC fueron consultados de manera informal por el Gobierno Provincial, acerca de cómo debieran realizarse los estudios sobre esa zona. “El plazo que planteamos era de cuatro o cinco meses, ajustándonos, porque lo ideal sería un semestre, empezando en primavera para terminar en marzo”. Sin embargo, por alguna razón que desconocen, el trabajo habría sido encargado a un profesional de otra provincia.

“La empresa Gancedo, a través de la consultora Morandi, no ha convocado a los arqueólogos del CADIC y en un mes no se puede hacer ese trabajo”, confirmó Vázquez en esa oportunidad.

El atractivo turístico

Jorgelina Pastoriza, una de las propietarias de las estancias El Túnel y Río Encajonado, ubicadas en el primer tramo de la obra que Gancedo comenzará muy pronto a construir, explicó a El Sureño que el Corredor del Beagle atravesará unos 10 km lineales de sus propiedades a contar desde Escarpados aunque no saben por dónde.

“Nosotros no podemos oponernos al progreso. Somos conscientes de que algún día se hará un camino que una Almanza con Ushuaia, es un viejo proyecto que no tiene por qué no hacerse. Lo que nos preocupa es todo lo que trae aparejado. Ya sabemos que las leyes existen pero la gente hace lo que quiere y nadie va preso”.

A la familia Pastoriza, no sólo le preocupa el patrimonio histórico que hay dentro de la zona, sino también los bosques, que forman parte de su atractivo turístico. “Cuando se hizo el camino hasta Escarpados se usó dinamita a mansalva y eso provocó mucho derrame de piedras. Si eso también sucede en Túnel y Encajonado, que es la zona más escarpada, se va a generar un impacto negativo en el ambiente que también afectará al turismo”.

La Estancia Túnel es muy visitada por los turistas y por la gente de Ushuaia que sale a caminar. “Hay mucho senderismo por esa zona y nos encanta que así sea porque esos son bosques categoría 1 y 2, es decir, vírgenes, que todavía no tienen impacto de nada. Ese lugar es de una riqueza muy importante”, señala Jorgelina. Vale recordar en la zona se descubrieron yacimientos arqueológicos de 7000 años de antigüedad.

“Si el camino lo hacen sobre la costa, se afectará un patrimonio arqueológico que nunca fue tocado. Por eso creemos que tiene que venir CADIC y decir cómo hay que hacer este camino, por dónde, qué es lo que hay que salvaguardar. El proyecto de ley de expropiación dice que la parte de río Encajonado todavía no ha sido estudiada y que hay que tener mucho cuidado ahí”

Por todo ello, hace tres meses, las partes involucradas propusieron al Gobierno una traza alternativa que tome en cuenta lo siguiente: evitar que arruinen toda la costa con dinamita, evitar tocar las reservas arqueológicas, evitar cambiar la visual que hay desde el canal Beagle. Según Pastoriza, “les propusimos hacer un camino un poquito más arriba donde hay una especie de valle. Desde ese lugar se puede ver el canal e incluso hay un morro que se puede aprovechar para hacer un mirador. Este camino debería salir detrás del basural, que es la ruta 35 un poquito más arriba que la 30 que va por Escarpados. Nos dijeron que esa nota tenían que entregársela a Gancedo y después de ello no hubo más respuesta”.

Sobre los yacimientos

Ernesto Piana, antropólogo que condujo las investigaciones arqueológicas en el canal Beagle desde 1975, hace hincapié en que, por la legislación vigente, los yacimientos arqueológicos son propiedad del Estado argentino, se los conozca o no. “Es como el petróleo, cuando se encuentra, es del Estado, no del privado. Por eso se tiene que defender en el mismo momento que se conoce”, indicó en diálogo con El Sureño.

Piana explica desde su conocimiento que “para hacer el análisis de impacto, lo primero que se necesita es una traza definitiva, que pongan los palitos al costado y vaya alguien a hacer los pozos necesarios para saber si hay o no hay yacimientos y avanzar en consecuencia”.

El investigador señala que conocer la ubicación de los yacimientos ya descubiertos, “sirve para esquivarlos” pero que ello no quita que durante los movimientos de tierra aparezcan otros, que obliguen a detener la obra.

“Yo le di al Gobierno los datos que tenía sobre los yacimientos existentes y fui usado en mi buena fe. Pero eso no alcanza. Primero hay que definir la traza y luego sondear en el campo el lugar a ser impactado. Todo el conocimiento que poseen el Gobierno y la empresa Gancedo, no puede reemplazar el Análisis de Impacto”, señala el profesional.

En cuanto a cuál es el riesgo de hacer mal el análisis de impacto o no hacerlo, Piana fue categórico: “Pueden tocar un yacimiento, y si lo tocan, por vía legal o por iniciativa de cualquier ciudadano, la obra se tiene que parar, con lo cual vamos de nuevo a una obra como el puerto de Río Grande, que no se termina”.

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