Se trata de Yensy Flores Ayala y José Luis Rodríguez Cabrera quienes ingresaban droga con fines de comercialización. En abril del año pasado fueron detenidos con más de 5 kilos de cocaína de máxima pureza.
RIO GRANDE.- Yensy Flores Ayala, de 42 años, y José Luis Rodríguez Cabrera, de 41 años; -dos hombres de nacionalidad dominicana- fueron condenados por el Tribunal Oral Federal con asiento en Ushuaia tras comprobarse su participación en una maniobra de ingreso de cocaína a Tierra del Fuego mediante vehículos transportados en camiones batea.

La jueza Ana María D’Alessio firmó la sentencia tras un proceso de omisión de debate que fue acordado entre el fiscal y el defensor de los imputados, abogado Lucas Sartori.
Los dos acusados fueron considerados coautores material y penalmente responsables del delito de comercialización de estupefacientes.
Flores Ayala fue condenado a 5 años de cárcel, en la actualidad cumple prisión domiciliaria por tener menores a su cargo. Mientras que Rodríguez Cabrera fue condenado a la pena de 4 años y 3 meses de prisión. Actualmente está alojado en la Unidad de Detención N° 1.
El 10 de abril de 2024 la División de Narcocriminalidad y Delitos Federales de la Policía Federal interceptó un camión en Río Grande, que llevaba un auto marca Renault Megane, que contenía ocultos 5 kilos y 669 gramos de cocaína. Durante el operativo, la fuerza de seguridad detuvo a dos personas involucradas con el cargamento, una de las cuales intentó escaparse tras atentar contra la vida de uno de los agentes.
El Juzgado Federal dispuso el allanamiento de los domicilios de los detenidos y el registro vehicular de los rodados, tanto de los que fueron interceptados como los que están vinculados con los imputados quienes, de acuerdo a la investigación, usaban distintos automóviles para comercializar la droga con la modalidad de delivery en la ciudad.
La investigación
La investigación de la organización comenzó el 1° de marzo del 2023 a raíz de un llamado telefónico anónimo al número telefónico 101 por parte de una mujer que denunció circunstancias inherentes a la comercialización de sustancia estupefaciente. A partir de allí se solicitó al personal de la División Narcocriminalidad de la Policía Federal que realizase tareas de observación e investigación sobre una persona.
Durante la pesquisa se advirtió que los movimientos de uno de los investigados se correspondían a los comúnmente observados en las personas que se dedican a la venta de drogas, como mantener contacto por breves lapsos de tiempo en diferentes puntos de la ciudad y realizar maniobras “pasamanos”. En efecto, el sujeto se movía con un estado de alerta constante, realizaba maniobras tales como caminar en varias direcciones observando los vehículos estacionados en inmediaciones de su vivienda o dejaba su vehículo estacionado a varios metros de su domicilio, posiblemente para despistar a quien pudiese observarlo. En un periodo de pocos meses cambió de vehículos varias veces y se movilizaba en automóviles rentados, quizá como parte de una estrategia para no dejar en evidencia las maniobras.
Durante el transcurso de las tareas de observación los investigadores destacaron en varias ocasiones la presencia de un vehículo marca Cherry, modelo Face, que era abordado por un individuo que se encontraba asiduamente con otro, que también comenzó a ser investigado.
El 20 de marzo de 2023 se recibió otra denuncia de una persona que dijo haber sido consumidora y haber trabajado para una remisería en la que utilizaban un Renault Logan de color blanco para vender cocaína. Informó, asimismo, que en un domicilio habría entre 40 y 50 plantas de marihuana y que habría dos personas de nacionalidad dominicana que traficaban vía delivery, para lo cual utilizaban un Peugeot 206 de color gris y un Hyundai de color negro.
En la investigación se determinó que uno de los vehículos de uso habitual por parte de uno de los imputados era el Peugeot, que habría sido adquirido en el norte del país y trasladado a Río Grande. Esa circunstancia, sostuvo la fuerza de seguridad, «no resultaría habitual, ya que la experiencia indicaría que el camino de los automóviles es el inverso, esto es, que son trasladados hacia el norte del país para su venta por un precio mayor al ofrecido en el mercado local». Añadió que el vehículo había ingresado a la provincia de Tierral del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur arriba de un camión y no circulando con un conductor, en la medida que su titular no registraba el movimiento migratorio por el paso fronterizo obligatorio para el acceso por vía terrestre a la provincia.
El traslado de un vehículo que era relativamente antiguo y de escaso valor, con los costos que ello conlleva, resultó a criterio de los investigadores una actividad económica llamativa que encubría la maniobra de tráfico y llegaron a la conclusión que la organización se valía del transporte de vehículos provenientes del norte del país para ingresar droga en esa provincia.