RIO GRANDE.- Ricardo es un vecino que, como tantos otros, sufre las consecuencias de no tener trabajo. A sus 50 años es papá y vive en Río Grande desde hace más de veinte. Luego de trabajar en distintos lugares, consiguió un contrato en una fábrica que, luego, se convirtió en otro contrato y así pasaron años hasta que llegó el momento en que esa renovación de contratos no se cumplió y, como muchos otros, quedó a la deriva.
Hoy, sin trabajo estable, sin posibilidades de lograr un contrato en fábrica y tampoco en otro sector, padece de muchas necesidades que lo llevaron a generar un emprendimiento particular. Con muchos materiales reciclados, mucho trabajo manual y mucho ingenio, fabricó un trencito con el que espera poder darle una opción de entretenimiento a los chicos de la ciudad que, además, represente un sustento para él y su familia.
“Soy uno de los tantos que vivió de contratos basura”, aseguró el trabajador. “Cuando una persona pasa los 50 años de edad, ya es más difícil conseguir un trabajo”, se lamentó.
Explicó que “al no conseguir empleo luego de un tiempo largo, decidí hacer algo vistoso, que sea un divertimento distinto, que se convierta en un trabajo para mí y que les sirva a los chicos chiquitos. Se me ocurrió algo que entretenga a los chicos pero para que estén al aire libre y que dejen un poquito las computadoras y las pantallas”.
Ricardo hoy es el cuidador en una de las chacras que se encuentran en la ruta 3 a escasos metros de Chacra XIII y, en ese lugar montó un pequeño circuito en el que ya divierte a los chicos que lo visitan.
“Mi idea es poder trasladar este trencito, cada semana, a distintos puntos de la ciudad para que todos tengan la posibilidad de subirse y disfrutarlo”, le dijo a la prensa.
“Yo sé que hay papás que no tiene la posibilidad de trasladarse por eso es que quiero estar en distintos barrios con este trencito cada fin de semana”, razonó; al tiempo que manifestó que lo emociona “trabajar y ver a los chicos felices, tanto que si pudiera hacer cosas gratis para los chicos, lo haría con mucho entusiasmo pero lamentablemente no puedo hacerlo aunque, con una pequeña colaboración, podemos hacer felices a los chicos y yo podré seguir adelante”.
Según se pudo apreciar, el trencito de Ricardo aún necesita 8 cascos protectores para los chicos, cinturones de seguridad y alguna ayuda monetaria para que pueda contar con todo lo necesario para rodar por distintos sectores de la ciudad.
Ricardo espera que las autoridades acompañen su iniciativa laboral que tanto necesita y que sea un ejemplo de emprendimiento para muchos vecinos de esta ciudad.