La IA se cuela en las entrevistas de trabajo: De los candidatos que hacen trampa a las empresas que empiezan a permitirlo

Las entrevistas remotas han cambiado las reglas del juego. Lo que comenzó como una simple pantalla compartida en Zoom se ha convertido en un campo de batalla donde candidatos y reclutadores miden fuerzas… con un invitado inesperado: la inteligencia artificial.

Según una encuesta de interviewing.io, el 81% de los entrevistadores sospecha que los candidatos utilizan IA en sus entrevistas, y un 31% ya lo ha confirmado. No hablamos de simples apoyos: algunos leen en tiempo real las respuestas generadas por un asistente. La línea entre recurso y trampa nunca había sido tan difusa.

Entre la deshonestidad y la herramienta de trabajo

El caso más llamativo fue el de Cluely, una startup creada por dos estudiantes de Columbia que ofrecía ayuda invisible para entrevistas técnicas. Al descubrirse, la universidad los suspendió por “deshonestidad académica”. Pero el incidente abrió una grieta: ¿usar IA en una entrevista es tan reprochable como copiar en un examen, o tan legítimo como usar una calculadora en la oficina?

Las empresas no lo ven igual. Amazon ya avisa que el uso no autorizado de IA en entrevistas puede llevar a la descalificación inmediata. Meta, en cambio, permite que los candidatos utilicen asistentes de IA en algunas pruebas: quieren ver cómo evalúan el código generado por una máquina, no solo cómo lo escriben. Canva se mueve en la misma línea: incentiva el uso de IA para medir la capacidad crítica de los aspirantes.

Entrevistas blindadas contra la trampa

Mientras tanto, otros gigantes han optado por endurecer sus procesos. Según el analista Gergely Orosz, grandes tecnológicas como Meta piden a los entrevistados compartir toda la pantalla y desactivar cualquier filtro de fondo. No quieren resquicios por donde se pueda colar un chat oculto. El objetivo: entrevistas más abiertas, centradas en el razonamiento, no en el copia y pega de ejercicios ya resueltos en LeetCode.

En paralelo, algunas compañías recuperan lo más básico: la presencialidad. Un informe de Gartner señala que el 72,4% de los responsables de selección ya exige al menos una ronda cara a cara. Google, Cisco y McKinsey figuran entre las que han dado marcha atrás. La lógica es sencilla: frente a una IA escondida detrás de la pantalla, nada sustituye a observar cómo un candidato responde con naturalidad a la presión de la sala.

¿El futuro? Evaluar qué haces con la IA
Lo interesante es que este debate no tiene una única salida. Empresas como Shopify ya se han atrevido a darle la vuelta. Farhan Thawar, su jefe de ingeniería, lo explica con claridad: “Me encanta que usen IA. Muchas veces genera basura, y quiero ver cómo reaccionan. Les pregunto: ¿es buen código o no? ¿Qué falla?”. En ese escenario, la IA deja de ser una trampa para convertirse en parte del examen: el reto es saber interpretarla, no esconderla.

La paradoja está servida: mientras unas compañías blindan las entrevistas para evitar la irrupción de la IA, otras se preparan para integrarla como parte del proceso. La pregunta es inevitable: ¿seguirá siendo una ventaja tramposa o pasará a ser un requisito tan natural como saber abrir Excel?

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