El docente Pablo Monzani compartió cómo es enseñar en condiciones extremas

Pablo Monzani, docente e investigador de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, participa junto a su familia de la Campaña Antártica de Invierno 2025. Desde la Base Esperanza compartió cómo es enseñar en condiciones extremas, construir comunidad y vivir una experiencia transformadora en lo personal y profesional.

USHUAIA.- En una mañana atravesada por el viento y la nieve en la Antártida, RadioUNTDF conversó con Pablo Monzani, docente del Instituto de la Educación y el Conocimiento de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (IEC – UNTDF).

Pablo, este año se encuentra cumpliendo funciones educativas en la Escuela Provincial N° 38 “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín”, ubicada en la Base Esperanza. La misión forma parte de la Campaña Antártica de Invierno 2025, en la que participa junto a su compañera de vida y sus dos hijos pequeños, Juana y Vicente.

“Es una experiencia desafiante y muy intensa. Somos casi 60 personas en la base y se genera una comunidad muy fuerte entre chicos y grandes”, relató Monzani. Desde el pasado 24 de marzo, cuando partieron desde Ushuaia a bordo del rompehielos Almirante Irizar, la familia se sumó a este proyecto educativo único, que combina el compromiso pedagógico con la experiencia de vivir en un entorno natural extremo.

La Escuela N° 38 es la institución educativa más austral del país. Este año alberga a 10 estudiantes de nivel inicial y primario, además de cinco adolescentes que cursan el secundario a través del sistema de educación a distancia del Ejército Argentino (CADEA), comentó Monzani. Las jornadas escolares combinan materias tradicionales con talleres como educación física, plástica, robótica, y también propuestas para adultos como costura o gimnasia, todas desarrolladas en un mismo edificio que es mucho más que una escuela: es el centro de la vida cotidiana de la comunidad antártica.

Los días comienzan temprano, aunque en invierno el sol demora en aparecer. “En julio amanecía cerca de las 10 de la mañana y ya a las tres de la tarde comenzaba a oscurecer”, cuenta Pablo. A pesar del frío, el viento constante y las pocas horas de luz, la escuela se mantiene activa y vibrante. “La vida antártica tiene su propio ritmo. Cada mes trae algo nuevo. Vivimos rodeados de témpanos, pingüinos, cielos estrellados. Es un paisaje que cambia todo el tiempo” describió el docente.

Educación, familia y vocación

La experiencia de Pablo y su familia en la Antártida no solo representa un enorme compromiso con la educación pública, sino también una oportunidad de crecimiento personal y profesional. “Queríamos vivir esta experiencia. Es una de esas cosas que uno tiene pendiente dentro de la carrera docente”, expresa con emoción. En ese camino, reconoce que sus hijos son quienes mejor se adaptan: “Para ellos todo es una aventura. Extrañan los abuelos o los juguetes, pero viven esto como algo inolvidable”.

En cada palabra, Pablo transmitió no sólo el desafío logístico o climático de enseñar en el continente blanco, sino la profundidad de una vivencia que transforma la mirada sobre lo esencial: el trabajo en comunidad, el contacto con la naturaleza, y el sentido profundo de la vocación docente.

Vuelta a casa

“Aún no hay fecha definitiva para el repliegue”, ya que dependerá de las condiciones meteorológicas y de la compleja logística de transporte entre bases, informó el docente de la UNTDF. Se estima que el regreso a la Isla será entre noviembre y diciembre de este año.

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