Activistas climáticos y asesores de Trump coinciden en algo: detestan a Apple.
Apple se encuentra en el centro de una tormenta política y ambiental. Mientras los activistas climáticos la acusan de colaborar con un modelo energético contaminante, los aliados de Donald Trump critican su permanencia en China. En ambos frentes, la presión se intensifica y la empresa parece no encontrar terreno firme.
Una tienda convertida en blanco de protesta
El fin de semana, miembros del movimiento ambiental Extinction Rebellion tomaron como objetivo la icónica tienda de Apple en la 5ta Avenida de Nueva York. Los manifestantes pintaron con aerosol la palabra “Boicot” debajo del logo de la manzana, y agregaron el mensaje “Tim + Trump = Tóxico”, haciendo alusión a Tim Cook, director ejecutivo de Apple, quien contribuyó a la ceremonia de investidura de Trump y supo tener llegada directa al expresidente durante su mandato.
En un comunicado, Extinction Rebellion cuestionó el compromiso real de Apple con la lucha contra el cambio climático, especialmente teniendo en cuenta sus vínculos con un gobierno que retrocedió en políticas energéticas limpias y autorizó el uso de plantas de carbón para cubrir la creciente demanda eléctrica de los sistemas de inteligencia artificial.
Críticas desde el ala opuesta
Pero las tensiones no se limitan a los sectores ambientalistas. El lunes por la mañana, Peter Navarro, exasesor de Trump y responsable de su política arancelaria, atacó a Apple por no haber abandonado China. En declaraciones a CNBC, Navarro afirmó: “Desde el primer mandato de Trump, Tim Cook ha pedido más tiempo para trasladar sus fábricas fuera de China. Con todas las nuevas técnicas de manufactura y los avances en IA, me resulta inconcebible que no pueda fabricar sus iPhones en otro lugar del mundo o incluso en EE.UU.”.
Aunque la idea de fabricar iPhones en suelo estadounidense ha sido considerada una quimera—con estimaciones que sitúan el precio final en más de 3.000 dólares—, la alternativa de trasladar la producción a India tampoco satisface al entorno de Trump. En mayo, el propio expresidente declaró haberle dicho a Cook: “No quiero que fabriques en India”, y amenazó con aplicar un arancel del 25% a cada iPhone no producido en territorio estadounidense… es decir, a prácticamente todos.
Apple en medio del fuego cruzado
Intentar complacer a todos puede volverse en contra. Apple está comprobando que actuar con ambigüedad entre los intereses corporativos, la política global y las exigencias ambientales es una estrategia riesgosa. Y en este momento, parece estar recibiendo golpes desde todos los frentes.