De Ushuaia a Alaska en moto: Una aventura con más de 45 mil kilómetros

esde hace años, Nino viene pensando en unir Ushuaia y Alaska en moto. En abril del 2016 junto al amigo que le vendió una de las primeras motos que tuvo, emprendió el viaje. El sueño, se hizo realidad, más de 45 mil kilómetros recorridos en moto hasta el Círculo Polar Ártico; recuerdos y experiencias para toda una vida.
RIO GRANDE.- Nino Vergara y su amigo Claudio, comparten entre otras cosas la pasión por las dos ruedas. El año pasado, llegaron a unir Ushuaia con Alaska, en una travesía que les llevó casi un año entero. Un sueño de años, compartido, y logrado.

Se llama Gabriel, pero todos le dicen Nino. Es policía retirado y tercer dan de Aikido. Llegó a la isla cuando tenía 5 años. En esas épocas, pocos había que se animaran a andar en moto por las calles de la ciudad. Hace 20 años, había ya algunas motos enduro, gracias a eventos como la Vuelta de Tierra del Fuego. Todavía, casi nadie viajaba por las rutas en moto.

“Hace 20, la moto era para ir al campo, a la playa, la usaba para eso. Pero ahora se ven motos por todos lados. Y que vienen a Tierra del Fuego, creo que el año pasado no más, vinieron cerca de 300 motos”, comenta Nino, que hoy tiene además, su propio taller mecánico, obviamente, de motos.

La travesía

“La idea era unir Ushuaia con Alaska. Salimos de Tierra del Fuego, el 11 de abril del 2016, y el 27 de abril cruzamos la frontera Argentina a Jama, Chile. Después de ahí fuimos a Perú, Ecuador, Colombia”, recuerda Nino.

En 2011 Nino y su compañero habían llegado hasta el sur de Colombia, y conocieron gran parte de Sudamérica, por lo que esta vez, pasaron esas zonas, rápido y con confianza. “Ahora más que nada queríamos ir a Colombia y teníamos un ticket desde Cartagena a Panamá. Porque no hay ruta ahí, está la selva y es lo que se llama el tapón del Darién. Esa zona es selva, zona boscosa y montañosa, y ahí andan los narcotraficantes, también en algunos lugares están las FARC. Así que directamente no hay camino y es muy complicado. Un conocido lo hizo en un Jeep y le llevó como dos meses”, explicó el motoquero.

Llegaron a Colombia a mediados de mayo, y tenían hasta el 22 de junio para abordar el velero que los llevaba a Panamá. Estuvieron en Medellín por 15 días, y recorrimos otras ciudades de Colombia. “Fuimos a una parte de Panamá, al sur, que cruzamos en lancha también, estuvimos tres días, volvimos, fuimos a Cartagena y desde Cartagena embarcamos el velero, que duró cuatro días el cruce. Éramos 25, y cruzaron 9 motos. Cada uno tenía su camarote, porque era chiquito pero fue muy bueno. Una experiencia bastante linda. Cruzamos entre las islas, fuimos a bucear. Porque la otra opción era viajar en lancha, pero demoraba como 15 días”, recuerda.

Las rutas

La mayor parte del viaje, la hicieron por la ruta Panamericana, que atraviesa varios países de América, en la zona de la costa del Pacífico. “Por ahí hay rutas que son pintorescas pero no están en buen estado. La panamericana nace en la isla de Chiloé es última ciudad que hay ahí y termina en Alaska. Va por toda la costa del Pacífico. Y es muy lindo en la zona del Perú, Chile: son todos acantilados, es una belleza pero las rutas no están por ahí no están muy buenas, tienen cortes o hay derrumbes. Uno de mis compañeros, rompió una de la llanta delantera con unas piedras que había en Perú. En Nazca tuvimos que repararla. En Estados Unidos, están impecables. Y en México también, solo que te matan los peajes. En el DF, había un peaje cada 30 kilómetros, pagábamos entre 60 y 80 pesos cada 15 minutos”, cuenta Nino.

Una idea de años

El primer viaje que planeó junto a sus amigos, fue por la Patagonia, 20 años atrás. “Yo tenía un TR 350, y había pensado en equiparlo un poco para hace un viaje, y después pasaron unos años y un amigo se compró una moto, después otra y la que tenía antes se la compré yo. Ahí salió la idea de ir hasta Machu Pichu, y le dije ‘bueno te acompaño’”, recuerda Nino.

Desde Machu Pichu a Ecuador, con solo 1000 kilómetros de distancia en línea recta, era una oportunidad muy tentadora, así finalmente, lo hicieron. En general, Nino asegura que los viajes en moto son para disfrutar, ir tranquilo, admirar el paisaje, y descansar: “Nosotros hicimos una vez, 1500 kilómetros, en un día. En el Desierto de Atacama, pero era una línea recta. Como cruzar la ruta 3 en la Patagonia. Si no, lo normal es 500 o 600 kilómetros en un día. Nosotros viajamos a 100 o 120 kilómetros por hora, sino vas muy estresado y no podés ver el paisaje ni nada”, resaltó.

Llegando a Canadá, Claudio y Nino, por poco no se encontramos con Julián y Mateo, dos fueguinos que actualmente están volviendo, de hacer la misma travesía. “No coincidimos, porque ellos ya estaban volviendo de Alaska y nosotros íbamos subiendo. Ellos iban para el lado del Este, hacia Nueva York. Cuando llegamos al punto donde ellos estaban, eran las 6 de la tarde, y ellos se habían ido a las 8 de la mañana. Julián es de acá, y Mateo es profesor de Gimnasia en Tolhuin. Ahora están en Brasil, porque ellos fueron andando y volvieron andando también. Nosotros fuimos andando, después mi compañero se fue a Los Ángeles, mandó la moto desde ahí a Buenos Aires y se vino en avión. Yo me fui a Las Vegas dos meses más, de ahí fui a Miami, y mandé la moto de Miami a Buenos Aires, y llegué con mi moto acá el 30 de diciembre de 2016”, explicó Nino.

Nuevos proyectos

Aunque recién vuelve del que fue su viaje más largo, Nino ya está pensando en cuál será su próximo destino. “me gustaría Europa, posiblemente lo haga con mi esposa, alquilar una moto allá. Porque es chiquito es como la mitad de Argentina, es inclusive más económico que Estados Unidos y Canadá. Y la otra que me entusiasmaron amigos en el viaje compañeros que viajamos juntos es hacer África. La idea la tengo, el plan todavía no está. Este año, me voy a dedicar a recuperar un poco la economía”, manifestó entre sonrisas Nino.

Después de varios viajes, y miles de kilómetros, Nino, asegura que la experiencia vale la pena. Y hasta da consejos a los principiantes, que estén pensando en agarrar la ruta en moto: “Primero que hagan viajes cortos, no un viaje muy largo de entrada, para que vaya conociendo las necesidades que tiene esa persona en sí y los requerimientos de su moto. Porque por ahí nosotros programamos mucho, pero después en el camino te das cuenta que te faltó esto o lo otro. Y después, llevar lo menos posible. Hay algunos que se llevan todo, parece que se están mudando, y uno se da cuenta cuanto más viaja, menos equipaje lleva”, destacó.

“Además -continuó pensativo-, conocer un poco de mecánica, lo básico como para salir de un problema en el medio de la ruta que uno se queda tirado y no hay nadie, y hay lugares que se viaja seguro, pero hay otros en donde el tránsito es muy peligroso”.

Experiencias y sustos

Con tantas horas en la ruta y kilómetros hechos, es natural encontrar también desafíos y peligros. Entre esos, Niño recuerda: “Una vez por ejemplo, íbamos por la ruta y venía atrás un camión. En una curva, vimos un auto que estaba parado, en el medio de la ruta, y empezó a hacer marcha atrás para querer entrar a una estación de servicio. Nosotros veníamos a 100 o 90 km/h, y las motos frenaron bien, pero el camión que venía atrás, no alcanzó a frenar. Así que como vio que no iba a frenar y nos iba a aplastar contra el auto, se tiró afuera, y lo vimos pasar por el costado, se tiró a una banquina, subió, se le abrieron las puertas, se le iban cerrando, pero si no hacía no eso, nosotros quedábamos entre el camión y el auto”, comentó reflexivo Nino.

Día a día, Nino registraba todo lo que pasaba, en una página de Facebook, que se puede encontrar en la red social como Ushuaia – Alaska C&N 2016: “yo escribía lo que pasó cada día. Todos los días del viaje están registrados, desde que salimos el 17 de abril, hasta que llegué con mi moto el 30 de diciembre a la 1:00 de la madrugada”, aseguró Nino.

Y destacó: “Capaz uno puede hacer el viaje en uno o dos meses. Pero mi idea del viaje es veo algo que me gusta y entro, veo un pueblo interesante o me comentan algo, y voy. Sin límite de tiempo. El único límite de tiempo que tenía, eran los 6 meses de permiso nos da la aduana, porque cualquier vehículo argentino que salga al exterior, tiene ese tiempo para volver, o después tiene que pedir una prórroga”.

Entre los lugares que más disfrutó nombra a Colombia, México y Alaska. “Creo que Colombia y México son los países en lo que la gente tiene mejor trato. Son muy fraternales, se ayudan. En México hay un grupo de ayuda al motociclista muy grande. Apenas entramos contacté a un amigo por Facebook, ahí ni más me pasó el grupo de Whatsapp, y entonces donde íbamos nos estaban esperando, nos alojaban en casas particulares. Cuando hay un accidente, se cambia el ícono del grupo, y ponen una foto de emergencia y avisan así las personas que están en ese sector, tratan de ayudar, avisan a la familia”, comentó el viajero.

Por último, Nino, deseo agradecer a todas las personas que nos ayudaron en el viaje: “Son muchas -aseguró emocionado-. Gente nueva que sin conocernos, nos dieron una mano. A todos los que nos siguieron por Facebook… porque uno se siente acompañado. A veces decíamos, ‘estamos a dos meses de ir manejando hasta a casa’, porque uno va a Buenos Aires en avión y sabe que en tres horas está acá. Y esa distancia se siente. Pero cuando uno ve que los amigos te colocan cosas en ese Facebook, que te dan su apoyo, eso ayuda mucho”, concluyó sonriente.

Nino en el Gran Cañón del Colorado,uno de los lugares que más le impresionó.