Sylvester Stallone se boicoteó a sí mismo en Rocky IV

Rocky IV pudo ser muy diferente: Sylvester Stallone admite que cometió el mayor error de la saga. ¿Lo sabías?

Cuando uno piensa en Rocky IV, lo normal es que la mente viaje al puñetazo más soviético de la historia del cine, al robot que nadie pidió o a esa sensación de “madre mía, qué ochentero es todo esto”. Pero lo que quizá no sabías y aquí viene lo jugoso, es que Sylvester Stallone lleva décadas arrepintiéndose de una de las decisiones más traumáticas de la saga: la muerte de Apollo Creed. Sí, como lo lees. Ese golpe emocional que marcó a toda una generación no era estrictamente necesario. ¿Te lo imaginabas?

El día que Sylvester Stallone decidió una muerte que no quería
La muerte de Apollo Creed (Carl Weathers) es uno de esos momentos que se te quedan grabados. No importa cuántas veces hayas visto la película: duele igual. Pero, según ha revelado el propio Sylvester Stallone, esa tragedia no tenía por qué haber ocurrido. De hecho, él mismo luchó, escribió y dirigió Rocky IV… sabiendo que aquello podría dinamitar la dinámica emocional del personaje principal.

Casi cuarenta años después, Sylvester Stallone lo admite sin rodeos: “Apollo no tenía que morir”. Y no lo dice por el trauma del público, ni por el impacto en la franquicia, ni por el dramón que acompañó a Rocky desde ese momento. Lo confiesa porque, sencillamente, perder a Apollo dejaba a Rocky sin su mejor contrapunto, sin ese personaje que le servía para pensar en voz alta, discutir, reír y crecer.

“Fue muy duro hacerlo. Y lo peor de todo es que Rocky necesita rebotar contra otros personajes, porque si no… no tiene con quién articular, con quién expresar lo que siente. Yo pensé: Esto va a hacer que la gente odie muchísimo al ruso, pero al mismo tiempo me saboteó, porque luego no tenía a nadie que pudiera reemplazar a Apollo”.

A continuación, Sylvester Stallone añadió algo que confirma que la muerte fue, en realidad, una mala jugada: “Se lo dije a Carl: Podría haberte puesto un dolor de espalda o cualquier cosa, ¿sabes? Unas muletas durante un tiempo. Y así te habría mantenido por aquí”.

¿No te imaginas Rocky IV con Apollo vivo? Pues Sly sí. Y durante años.

Cómo habría sido Rocky IV con Apollo vivo (y por qué Stallone lo lamenta tanto)
Piensa un momento en lo que significaba Apollo Creed para la saga. No solo era el showman, el rival convertido en amigo, el “rayo de luz” que equilibraba el carácter más introspectivo de Rocky. Era su brújula emocional. Su espejo. Su cable a tierra. Y quien lo entiende mejor que nadie es el propio Sylvester Stallone.

Cuando decidió matarlo en el ring contra Ivan Drago (Dolph Lundgren), lo hizo buscando un impacto brutal, un “punto de no retorno” para la historia. Y sí, funcionó. Pero, como dice él mismo, también fue una decisión que le explotó en la cara como un gancho mal esquivado.

Porque sin Apollo, Rocky quedó más solo que nunca. Y narrativamente hablando, eso era un problema. Rocky necesitaba a alguien que le entendiera, que le llevara la contraria, que le retara con elegancia. Y esa figura desapareció en un instante, en uno de los golpes más secos y recordados de los ochenta.

¿No crees que habría sido diferente mantenerlo con vida aunque fuera herido o retirado? ¿Te hubiera gustado un Apollo entrenando a Rocky desde las sombras? Piénsalo.

El contexto de Rocky IV: un icono puro de los 80
Volvamos a 1985. A ese momento en que Sylvester Stallone decide que Rocky va a enfrentarse a la mismísima Unión Soviética en un choque que es casi más político que deportivo. Rocky IV es, en esencia, un videoclip de 90 minutos: música machacona, montaje frenético, sudor dramático y un villano tan exagerado que hoy sería meme instantáneo.

La película se convirtió en un fenómeno global. No solo por la épica del combate, sino porque la estética ochentera brillaba como nunca. El robot (sí, el famoso robot), las escenas de entrenamiento imposibles y esa mezcla de adrenalina y propaganda suave construyeron una de las entregas más queridas por el público.

Y aun así, como suele pasar, había una versión mejor.

Por qué deberías ver el director’s cut: Rocky IV: Rocky vs Drago
En 2021, Sylvester Stallone decidió revisitar el proyecto. Y lo hizo con una idea clara: arreglar lo que la versión original dejó fuera de punto.

Nació así Rocky IV: Rocky vs Drago, un montaje del director mucho más sobrio, más contundente y menos juguetón. Adiós al robot. Adiós a algunas secuencias que hoy parecen extraídas de un anuncio de gimnasio. Hola a un tono más serio, más emocional y más centrado en la historia.

El propio Sylvester Stallone reconoció que este corte se acerca más a lo que siempre quiso contar. Menos ruido, más corazón. Menos artificio, más personaje. Una versión más madura, que hoy muchos fans consideran la definitiva.

Si nunca la has visto, quizá este sea el momento. Y si has crecido con la original, te aseguro que descubrirás una película distinta, pero igualmente poderosa. ¿Qué opinas? ¿Debería este corte ser considerado el oficial?

El legado emocional de una mala decisión creativa
La muerte de Apollo Creed sigue siendo uno de esos golpes que no se olvidan. Y saber que Sylvester Stallone lo lamenta no por su dureza emocional, sino por haber roto el equilibrio narrativo… añade una capa muy interesante a la historia de la película.

Es curioso cómo una sola decisión puede cambiar la dirección de una saga entera. Stallone lo sabe mejor que nadie, y quizá por eso precisamente sigue revisitando la franquicia con la misma pasión que hace cuarenta años.

Al final, Rocky siempre ha sido eso: decisiones difíciles, caminos inesperados y personajes que evolucionan a golpes, literalmente y figuradamente. Y está bien que el propio Sylvester Stallone reconozca que él también se equivocó. Que también dudó. Que también aprendió.

Porque ese es el espíritu de Rocky, ¿no crees? Y venga, ahora te toca: ¿habrías mantenido a Apollo con vida? ¿Te imaginas Rocky V si Creed siguiera en el ring… aunque fuera en muletas? Dímelo en comentarios.

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