Perros protectores del ganado ovino

En Tierra del Fuego hay un establecimiento ganadero que logró controlar el daño producido por los perros asilvestrados criando perros cruzas de varias razas que conviven con los ovinos y patrullan los campos. Además venden cachorros a otros establecimientos de la Patagonia que enfrentan el ataque de otros predadores como pumas y zorros.

Las perras paren en un brete con tres ovejas y permanecen ahí con los cachorros hasta el destete.

RIO GRANDE.- Después de muchos años de buscar una solución a la pérdida de ganado por los ataques de perros asilvestrados, los propietarios de la estancia Gauzú Cue, ubicada a unos 40 kilómetros de esta ciudad, encontraron la respuesta en el uso de perros protectores, la aplicación moderna de una técnica vieja que ya tiene unos 4000 años de existencia.
Gauzú Cue produce ovinos desde hace 90 años en zona de monte y en 2007 comenzaron los primeros ataques de perros asilvestrados a su ganado, obligándolos a defenderse y modificar los hábitos de cría y cuidado.
El ingeniero en Producción Agropecuaria Sebastián Cabeza, administrador y uno de los propietarios del establecimiento, en diálogo con El Sureño, contó su experiencia: “Empezamos defendiéndonos con un fusil y a los tres meses como eso no funcionaba, instalamos un alambrado eléctrico sobre el alambrado tradicional. Los perros salían y entraban. Perdíamos menos pero igual era un desastre”, recuerda con tristeza.
A medida que la cantidad de perros asilvestrados aumentaba, las pérdidas también, lo que los obligó a seguir buscando soluciones como trampas de pie. “Todo ayudaba, pero nada nos devolvía a una situación normal”. En 2011, cuando ya pensaban seriamente en abandonar la cría de ovinos, Sebastián conoció a los perros protectores en el establecimiento de José Antonio Kusanovic, en la zona de Puerto Natales (Chile).
Al verlos trabajar se entusiasmó y decidió traer dos cachorros a los cuales crió con la asistencia de personas que lo asesoraban desde diferentes lugares del mundo. “Hacer un perro te lleva dos años hasta que lo ves en su plenitud. Mientras los preparaba, me seguía defendiendo como podía de los otros y a fin de 2013, ya viendo cómo se comportaban los perros en el campo, teníamos que decidir si saltábamos a una escala de producción”.
Fue entonces que decidieron arriesgarse a criar más perros y a la vez comenzar a criar también vacunos por si fallaba el proyecto. “En cuatro años teníamos que pasarnos completamente a la cría de vacunos, o detenernos si lográbamos recuperar los índices de producción de ovinos con la ayuda de los perros protectores”, indicó el productor.
“Para cuando los perros comenzaron a funcionar como esperábamos y recuperamos la producción, ya habían pasado tres años y nos quedaba un cuarto de las ovejas. Hoy tenemos la mitad de vacas y la mitad de ovejas y tenemos perros suficientes para proteger nuestro campo y como para vender a otros productores. Ya no tenemos pérdidas”, aseguró.

Perros de patrulla
La estancia Gauzú Cue hoy tiene 13 perros conviviendo junto a las 3000 ovejas de su propiedad. “Con 5 alcanzaba, pero los perros también comienzan a cuidar las ovejas de los vecinos. A pesar de los alambrados, ellos van haciendo suyos los rebaños, patrullan y conviven con el ganado ajeno porque no reconocen entre mis ovejas y las de mi vecino”, señala con resignación.
Los Maremanno de Abruzzese, los Montaña de Pirineo o los Mastín del Pirineo son razas de perros de protección cuyos orígenes se pierden en la historia del pastoreo trashumante hace 4000 años.
Los perros conviven todo el año junto con las ovejas en campo abierto. “Lo que hacen todo el día es patrullar y echarse entre medio de las ovejas mientras ellas comen. Y si aparece un peligro, su instinto hace que vayan a alejar cualquier amenaza de riesgo que se acerque. Van y le chumban a todo”, sintetiza con humor.
“Cuando nos acercamos al rebaño con los caballos, ellos empiezan a ladrar y comienzan a acercarse. A la vez, sus ladridos convocan a los otros que andan cerca”. Las ovejas viven en potreros de cientos de hectáreas, con comederos para los perros, ubicados en lugares estratégicos que se llenan una vez por semana.
Los Cabeza llevan adelante un proyecto junto con el CADIC, mediante el cual monitorean el comportamiento de los perros asilvestrados dentro de su campo, siguiéndolos con cámaras trampa que se disparan con infrarrojo cuando algo pasa por delante. Las mismas están ubicadas en los comederos y en lugares de tránsito de los asilvestrados.
“Cuando las ovejas están con los perros protectores no aparecen. Pero cuando te movés de potrero, al rato aparecen y ahí están. Sin embargo, no volvimos a tener pérdidas”.
Otros establecimientos utilizan perros de protección para cuidar a su ganado como Viamonte, Rolito, Estancia Laura. “Todos los productores saben que nos dedicamos a la cría y al asesoramiento. Yo pensé que iba a haber más entusiasmo. Hay mucha desconfianza porque es una herramienta muy curiosa ya que hay que dejar a los perros solos con las ovejas y eso da mucho miedo”.
Sebastián Cabeza explica que los perros “no son nada violentos con las ovejas. Pero eso también lo tienen que entender las ovejas que durante años fueron arreadas por perros que las corretean y las acosan y atacadas por perros asilvestrados que las lastiman y las matan. Ahora nosotros les aparecimos con un perro protector para que viva con ellas. Las ovejas te miran como diciendo, mandame al psicólogo… son demasiados perros en su cabeza”, bromea.

Una crianza muy especial
En Gauzú Cue las perras paren en un brete con tres ovejas para que cuando tengan ganas, puedan dejar a los cachorros e ir a echarse con las ovejas como están acostumbradas. Cuando los cachorros empiezan a caminar, comienzan a andar entre las ovejas del brete y crecen ahí hasta los 45 días en que se los desteta y se los pone a cada uno en un brete con dos ovejas. “Eso hace que tengan que socializar con ellas y las ovejas les enseñan a ponerse en su lugar cuando se ponen juguetones”.
A la vez, en esa etapa nosotros les enseñamos a dejarse poner una correa, a dejarse revisar por cuestiones sanitarias”.
De ahí pasan a un potrero pequeño con más ovejas y perros protectores adultos, entre ellos sus padres. Y esos perros terminan de ayudarlo en la etapa de socialización desde los 4 a los 9 meses de vida. “En otros casos, los criadores los venden a los 4 meses. Yo lo hago a los 9 para garantizar que no aparezcan comportamientos de juego que son dañinos y pueden perjudicar las ovejas”, confiesa el productor.
Mientras otros productores prefieren abandonar la cría de ovinos antes de probar este sistema posible y sustentable, el ingeniero Sebastián Cabeza sigue criando cachorros con la esperanza de que haya más perros protectores patrullando los campos de Tierra del Fuego. Mientras tanto, ya comenzó a “exportar” cachorros a otros establecimientos de la Patagonia como Santa Cruz y Península de Valdés, donde fueron introducidos en un área protegida.
“La bandera que llevan los perros protectores es que puedas criar ovejas sin matar a todos los pumas de una provincia. En otras épocas daban luz verde y se salía a matar al predador. Hoy, la mentalidad cambió y hay que buscar métodos que protejan tanto al predador como al ganado y el perro protector es una herramienta para eso”, concluyó.