Se recibió en marzo de 2003 como sommelier. Desde entonces ejerce esa profesión. “El vino es un camino de ida porque terminás con una botella y siempre hay más”, señaló en una amena charla donde reveló los principales encantos que tiene esta actividad.
USHUAIA (Entrevista y redacción: Gisela Deheza).- La figura del sommelier está rodeada de experiencias llenas de encantos y enigmas. El vino te conecta con la historia y es allí donde habita un trabajo incansable de muchos que insisten en conquistar el mundo.
Noelia Gómez, sommelier de la ciudad de Ushuaia, reafirma que lo más importante que debe generar un vino es el disfrute de quien lo consume.
¿Cómo nació tu deseo de estudiar la carrera de sommelier? ¿Qué significa para vos?
(NG): En el año 1999 me recibo de Técnica de Administración de Empresas Gastronómicas en el Ateneo Estudios Terciarios en la Ciudad de Buenos Aires. En el segundo año de la carrera tenía una materia más profunda llamada Enología 2, ahí comencé a introducirme en el mundo del vino y en una de las últimas clases conocí a una hermosa mujer que me deleitó por completo, el sólo hecho de escuchar sus relatos de vida y mirarla descorchar una botella de vino junto a mi grupo de estudio, hizo que terminara envuelta en este universo asombroso. Recuerdo que espontáneamente le dije: “Yo quiero saber todo lo que sabés vos”.
Para esa época la carrera de sommelier aun no iniciaba en nuestro país pero hice todo tipo de formaciones. En el año 2001 comencé a cursar la carrera de sommelier y me recibí en marzo de 2003. Horas de estudio y muchas botellas de vino me llevaron a conocer gente maravillosa, como siempre digo: “el vino es un camino de ida porque terminás con una botella y siempre hay más”. Fue así que aparecieron enólogos curiosos y etiquetas que nunca imaginé comprar, en un abrir y cerrar de ojos las tenía delante mío. La sommelier es mi vida en plenitud, mi pasión. Me despierta sentidos y a través de ellos me conecto, el vino me emociona.
¿Cuál es la función del sommelier?
(NG): Antiguamente se la llamaba somme a la persona que estaba a cargo de los bagajes de un rey, pero también su responsabilidad era estar al cuidado del vino que transportaba. El somme cataba todo tipo de alimento y bebida porque de esta manera podía descartar cualquier situación que pusiera en peligro al soberano. Con el pasar del tiempo esa figura se fue acotando y finalmente pasó a ser quien seleccionaría el vino para la comida del rey.
Actualmente la figura del sommelier depende del ojo que la observa y de la buena o mala experiencia que haya tenido un comensal. La podría definir de las siguientes maneras: está el pomposo que se acerca a la mesa para venderte un vino auspiciando una bodega, otro que viene y te recomienda un vino con un argumento propio (comparto este criterio) o, el que descorcha un vino, lo sirve y se retira. Para mí, esta figura debe tener la virtud de interpretar el paladar del comensal, coronando un momento placentero.
¿Qué es lo que debemos tener en cuenta a la hora de elegir un vino?
(NG): Es importante saber cuál es el menú, tener en cuenta qué quieren tomar ya que la función como sommelier es ofrecer todo tipo de bebidas, desde agua, jugos, infusiones, tragos, vinos, etc. A la hora de pararse frente a una góndola llena de etiquetas, lo primero que se debe tener en cuenta es saber qué estás buscando, si es una cepa tradicional, un vino estructurado, suave, etc.
Hoy se encuentra mucha información en la contra etiqueta, allí se describe con amplitud. Dejate llevar por esa etiqueta que capta tu atención dentro de la cepa que te gusta, tenés que animarte. Podés equivocarte una vez o descubrir un tesoro, y esa es la magia.
¿Algún consejo para quienes buscan desarrollar un gusto por el vino?
(NG): La idea siempre es comenzar por las cepas tintas más suaves: Un Bonarda, una Criolla, un Merlot, déjense llevar por la intensidad de menor a mayor y van a salir súper expertos.
Quiéranlo, básense en las experiencias que tuvieron en sus hogares; hoy me siento al final del día a tomar una copa de vino y recuerdo a mi madre, son momentos únicos. Es un dialogo entre el vino y mi espíritu, o si me encuentro acompañada de otro ser, la charla es aun más interesante. Creo que a veces, sin darte cuenta, un vino puede describirte tal cual sos.
Teniendo en cuenta que hoy te desarrollás como sommelier en la ciudad de Ushuaia. ¿cómo crees que se integra con la gastronomía local?
(NG): Hoy podemos decir que se acepta la recomendación del sommelier, el vino resulta ser un gran protagonista junto con el paisaje que tenemos en la ciudad de Ushuaia. La gastronomía, las montañas y el canal Beagle, con todo esto podríamos escribir un libro. Creo que la integración del sommelier y la gastronomía fueron evolucionando en grandes rasgos. Mi opinión es que, lo único que faltaba era que el comensal pasara más tiempo en la mesa, solo o acompañado de otras personas, pero tomando conciencia de que es ahí donde se activan todos los sentidos.
¿Te animás a revelar un secreto?
(NG): Sí, claro! Sabés cuál es el mejor vino? El que a vos te gusta, siempre describe tu personalidad.