El gobernador Gustavo Melella volvió a cuestionar las políticas del Gobierno de Javier Milei, al que calificó como “equivocado, inconsistente e inequitativo”.
Aseguró que “este es un proceso muy triste que nace desde adentro” y remarcó que las decisiones económicas “responden a una lógica ideológica que limita al propio país”.
El mandatario expresó su preocupación por el acuerdo de cooperación financiera con Estados Unidos, al que considera un factor de condicionamiento sobre la soberanía económica argentina: “La ideología, la lógica, la búsqueda del rescate y los límites vienen del propio Gobierno”, señaló.
Según explicó, el entendimiento con Washington implicará restricciones sobre la política cambiaria y comercial: “Hay temas donde las condiciones no están escritas, pero se van a imponer. Algunas se pueden suponer, otras serán más difíciles de advertir. Pero está claro que perdemos poder propio”, advirtió.
Melella criticó también que la apertura comercial y la baja de aranceles a productos importados no hayan sido exigencias externas, sino decisiones asumidas por el propio Gobierno nacional.
En su opinión, estas medidas ponen en riesgo sectores industriales y aceleran la desindustrialización, especialmente en provincias como Tierra del Fuego.
Sobre el vínculo con el Tesoro de Estados Unidos, el Gobernador advirtió que genera una nueva forma de dependencia económica, incluso más grave que la relación con el FMI.
“El endeudamiento siempre te saca soberanía. Ya pasaba con el Fondo, y ahora se agrava con este nuevo esquema. Además, este Gobierno tiene una lógica totalmente ajena a la realidad nacional”, afirmó.
Melella sostuvo que el programa económico del Ejecutivo se sostiene en una agenda de reformas estructurales que implican una pérdida de derechos para amplios sectores sociales.
Enumeró entre ellas el aumento de la edad jubilatoria, suba del IVA, cambios en Ganancias, reforma laboral regresiva, paritarias deprimidas, reducción del Estado y ajuste fiscal permanente.
Finalmente, el mandatario fueguino concluyó:
“Esto no es un plan de estabilización, es una transferencia de recursos y derechos desde los sectores más vulnerables hacia los más concentrados. Y todavía falta lo peor: las reformas estructurales que el Gobierno pretende imponer”.