Los malos comentarios no ayudan

Rosa (nombre ficticio) es una de las pasajeras del vuelo que debía llegar ayer a la provincia de Tierra del Fuego. Desde su punto de vista, Rosa expone su situación: “mucha gente no sabe cómo son realmente las cosas. No se puede poner a todos en la misma bolsa”, indicó.

El drama de las personas varadas fuera de la isla, un punto polémico de la pandemia.

RIO GRANDE.- Rosa es emprendedora, vive en Río Grande con su esposo y un hijo. En mayo, cuando Río Grande presentaba unas estadísticas más que ideales con relación a la pandemia, Rosa viajó a Córdoba por una situación familiar. Ahora, al intentar regresar, la mujer se vio atravesando muchas dificultades para conseguir el pasaje de avión que le permita retornar a casa. Rosa le contó a diario El Sureño la forma en que comentarios mal intencionados, sumados a la desinformación, pueden traer consecuencias muy negativas para quienes intentan volver a la provincia.

“Yo había comprado mi pasaje ya para volverme porque en el mes de mayo tenía previsto venir para acá porque tengo una hija estudiando en esta provincia y ella iba a ser mamá. Sabía que seguramente me iba a tener que quedar una vez que empezaran las restricciones de los vuelos y venía preparada para eso. En ese momento en la isla no había casos”, relató Rosa.

Estando en otra provincia, Rosa siguió las noticias que se difundían en los medios de comunicación, pero también se mantuvo en comunicación con los conocidos en Río Grande. Hace aproximadamente un mes, cuando comenzaron a aumentar los casos positivos en la ciudad, unas de mis vecinas me dijo que en su casa se contagió toda la familia. Ella tiene una hermana que trabaja en una fábrica textil, en la que se contagió a través de una persona que había estado en un babyshower. Nada que ver con la gente que llegaba a través de los vuelos”, relató la mujer.

Rosa sostuvo que a las teorías que llegan a través de las redes sociales se suman los comentarios de repudio hacia el Gobierno de la provincia cada vez que anuncia un nuevo vuelo hacia la provincia de Tierra del Fuego, y afecta mucho cuando se está lejos de casa: “Muchas veces, gente que está contagiada no presenta síntomas, anda por todos lados y pasa como si nada la enfermedad, pero puede contagiar a otras personas. Esta chica me dijo que en la fábrica llegó a haber como 60 contactos porque como le pasó a mi vecina, ella no dejó de ir a trabajar recién hasta que no podía respirar. Hay algunas plantas en las que no les dejaban faltar”, indicó.

Según Rosa, son muchas las irregularidades y descuidos que se dieron dentro de la isla, desde reuniones sociales sin medidas de seguridad hasta falta de control en diferentes ámbitos por parte de las autoridades sanitarias: “Lo que uno ve desde afuera es que la gente se había relajado, que pensaban que el virus no iba a llegar. No se puede estar sin conectividad, somos parte del país, necesitamos que lleguen aviones, camiones, que llegue mercadería. Pero la gente no quiere dejar de juntarse a tomar mate y comer asado con los amigos”, indicó.

“Además, agregó la mujer, los casos nunca habían aumentado en la ciudad, aún mientras se mantenía el régimen de vuelos sanitarios. Yo he escuchado en las redes sociales que la gente se queja porque dice que la gente que llega en los vuelos se fue a pasear y ahora vuelve con el virus. Pero la verdad es que, para empezar, por lo menos en el vuelo que llegaría yo hay mucha más gente de Ushuaia que de Río Grande. Segundo que esos comentarios pueden tener repercusión en las decisiones que se toman desde gobierno, y la verdad que esa gente no tiene idea de la situación de cada uno de los que está fuera de la provincia. Yo estoy cerca del Aeropuerto de Córdoba, pero conozco personas que están varadas desde antes que empezara, que tienen que llegar hasta Córdoba desde otras provincias con chicos inclusive”.

Finalmente, Rosa aclaró que los vuelos son pagados por cada pasajero: “Es un error pensar que el Gobierno nos trae. A mí, el Gobierno no me paga el pasaje, Aerolíneas puso en venta pasajes y yo los compré. El resto son decisiones gubernamentales. En el momento que yo estaba aún en Río Grande no había siquiera certeza respecto del uso de los barbijos, algunos que te decían que sí, otros que no. Pero además, es necesario entender que no se puede evitar que el virus llegue, que lo único que se puede hacer es responsabilizarse de los propios actos y denunciar pero a las autoridades correspondientes cuando vemos alguien que está cometiendo una violación de las medidas preventivas. No podemos hacernos eco de un comentario que no sabemos si tiene intencionalidad política”, expuso la mujer.

“No es que todos los que venimos en el vuelo somos casos positivos. O que la responsabilidad de la situación de Río Grande es de la gente que viene en el avión. Hay responsabilidad de todos como sociedad y de los integrantes del sistema sanitario. No se puede meter a todos en la misma bolsa, porque nos puede pasar a todos, el contagio va a llegar. No importa lo que se diga para intentar quedar bien. Estos comentarios no ayudan a la gente y no frenan los contagios tampoco”, concluyó.