Los embarazos adolescentes continúan siendo una constante

Datos de la ONU afirman que el grueso de los embarazos adolescentes es producto de violaciones, preponderantemente dentro del seno familiar; y este parece ser solo uno de los aspectos de una condición que da inicio una escalada de violencia para las jóvenes madres y sus hijos.

BUENOS AIRES.- Datos de la ONU afirman que el grueso de los embarazos adolescentes es producto de violaciones, preponderantemente dentro del seno familiar; y este parece ser sólo uno de los aspectos de una condición que da inicio una escalada de violencia para las jóvenes madres y sus hijos.

En Argentina, las provincias que mayores índices de embarazo adolescente registran son las del Noreste, en tanto que Buenos Aires se ubica como una de las menos afectadas por el fenómeno, lo que podría, en un análisis simplista, desembocar en asociarlo con el nivel socioeconómico, pero éste resulta un fenómeno mucho más complejo que involucra también aspectos culturales, educativos y estructurales de cada sociedad. Los embarazos adolescentes no son un fenómeno exclusivo de las clases bajas.

Al ampliar la visión y posarla sobre la condición de la región el panorama se ennegrece, según la ONU una de cada cuatro madres latinoamericana es adolescente, por lo general vive en condiciones de pobreza y es producto de una situación de abuso sexual.

Al hablar del inicio de una escalada de violencia se hace referencia a lo que sucede luego; si bien muchos embarazos son producto de violaciones, esta no es la única condición abusiva a la que se somete a las jóvenes, en muchos casos sus mismos familiares las alejan de sus hijos adjudicando “lo mejor para ellas”, en otros son sometidas al aborto ilegal poniendo en riesgo sus vidas, discriminación y culpa cae sobre estas jóvenes madres que en muchos casos no alcanzan los 15 años.

Sumado al estigma social se encuentran aparejados los riesgos para la salud, según la Organización Mundial de la Salud una embarazada menor de 16 años cuadruplica su riesgo durante el embarazo, a su vez que las tasas de mortalidad neonatal para el bebé son del doble que en madres de entre 20 y 30 años.

Existe mucho trabajo por delante para lograr mejorar esta condición; el objetivo no debería ser sólo reducir los números relativos a los embarazos adolescentes, sino también mejorar las condiciones de salud y sociales de estas futuras madres, ofrecer a estas jóvenes madres la asistencia médica, social y psicológica que precisan.

Números de la ONU y la OMS se complementan para dar cuenta de una realidad que no admite ser ignorada.
Números de la ONU y la OMS se complementan para dar cuenta de una realidad que no admite ser ignorada.