Klan: “Si muere el freestyle mainstream, voy a seguir compitiendo por amor”

El rapero argentino que comenzó su carrera improvisando en las plazas porteñas recorrió toda su trayectoria en diálogo con C5N.

Lucas Matías Santo, a.k.a Klan, comenzó su carrera compitiendo en las plazas. El camino no fue fácil: “Hace apenas 10 años que vivo de esto. Los primeros 5 fueron de mucha espera, de levantarme todos los días con la misma convicción”, recordó. Trabajó en una verdulería, en una carnicería, limpiando autos en una concesionaria, como ayudante de albañil, en una sodería. Vivió tres años en la calle, que le dejaron muchas enseñanzas, como que “en tiempos de escasez donde hay hambre, frío, necesidad, es cuando las personas muestran su verdadera forma de ser por supervivencia”. Finalmente, y a base de mucho trabajo, talento y perseverancia, se convirtió en uno de los freestylers hispanohablantes más influyentes de la década.

C5N visitó a Klan en Ciri Records, sello discográfico ubicado en la localidad bonaerense de Adrogué surgido con un fin específico: promover el rap argentino y ayudar a a los artistas en ascenso a popularizar su material. “Gracias a Dios el sur de la Provincia empieza a ser más independiente. Los freestylers siempre tuvimos que viajar hasta Capital donde suele haber mayor movimiento”, celebró. Allí tiene pensado continuar con su música, una forma también de denunciar la realidad social: “Yo soy partidario de que sí, de que el don de la palabra hay que usarlo para el beneficio de la comunidad”.

Periodista: ¿Cuál fue tu primer contacto con el rap?

Klan: Yo estaba en una etapa tipo 12, 13 años y estaba buscando un motivo en la vida, un por qué a nivel existencial. El hiphop me brindó un lugar, conocí a un b-boy en la escuela primaria y el fue mi primer contacto. Lo vi bailando en el recreo y la música me llegó automáticamente. Le pregunté qué era lo que escuchaba y me dijo que era hiphop, me presentó a sus amigos que eran bailarines de breakdance, artistas de grafitti, DJs, pero no tenían MC. Entonces empecé a escuchar rap por esta vacante que apareció y automáticamente empecé a escribir rimas. En base a eso empecé a practicar freestyle, esto fue mucho antes de que llegue el boom de las batallas de free en YouTube. Esas primeras batallas eran así: salía de la escuela y venía otro chico con sus compañeros. En vez de cagarnos a palos, competíamos. Era muy loco porque no habían tiempos, no había muchos beatboxers y la calle decidía.

P: ¿Cuándo lograste profesionalizarte como artista urbano?

K: Hace apenas 10 años que vivo de esto. Los primeros 5 fueron de mucha espera, de levantarme todos los días con la misma convicción y decisión de ser consecuente y decir ´Hasta que no lo logre, no paro. Fue de a poco, primero vinieron los viajes al interior, el empezar a recorrer el país, luego los eventos grandes como Red Bull en el 2014. Ahí ya habían luces, cámara, tarima, público, calidad, confort, ya sentí que me estaba profesionalizando. Paralelamente, estaba enfocado en mi música y ya me llegaban fotos de gente tatuándose mis letras. Por ese motivo, como MC ya me sentía profesional sin siquiera vivir de eso, me hice conocido en Argentina antes de dedicarme 100% al rap. Tuve mucha paciencia, mucha fe. Dependí mucho de amigos, familia que me tendían la mano cuando lo necesitaba, brindándome un techo, ropa si me faltaba… El implicarle tanto tiempo requería sacrificar otras cosas y que no pudiera tener una estabilidad económica.

P: ¿Cómo lograste sustentar tu carrera artística durante todos esos años?

K: Los trabajos que yo podía adquirir me proveían sueldos muy bajos: trabajé en verdulería, carnicería, limpiando autos en una concesionaria, ayudante de albañil, sodería, entre otros. Muchos trabajos físicos pero honrados. Esos sueldos no me alcanzaban para estar tranqui. Surgían entonces los miedos de parte de mis padres, de parte de la familia de mis hijos. Nadie en ese momento podía dormir tranquilo creyendo que lo iba a lograr porque éramos los primeros en apostar a esto. Amo lo que hago y desde el primer día me empodera, más allá de la plata. Me hace sentir bien, como si pudiera romper la 4° pared porque puedo conectar con la gente y creo que la vida fue generosa conmigo por eso. Siempre lo hice por amor, se muere el freestyle mainstream y yo voy a seguir compitiendo en las plazas por amor.

P: ¿Qué valores adquiriste en las competencias?

K: En mis rimas encontré que tenía muchas cosas para contar, cosas que transité en la vida. La batalla me brindó un espacio para tener un duelo mental sano. Más que lector, soy alguien que sabe escuchar. Conocí mucha gente, desde un pibe que ranchaba en una esquina y dormía en la calle, hasta abogados, maestros, profesores, músicos… Todos tienen información para compartir y yo enriquecí mi lenguaje sabiéndolos escuchar. Para mí el mundo del sonido es enriquecedor, por ejemplo, cuando veo una película estoy todo el rato buscando esa información o data donde digo ´Se lució el escritor´. Hay sabiduría en todo tipo de gente y yo me nutrí sabiendo escuchar.

P: Viviste tres años en la calle, ¿Cuáles son las lecciones de vida que llevás con vos a partir de esa experiencia?

K: Hay códigos ahí que no te olvidás. En momentos de mayor hostilidad y tiempos de escasez donde hay hambre, frío, necesidad, es cuando las personas muestran su verdadera forma de ser por supervivencia. En ese contexto, ver que hay gente que actúa honradamente me enseñó que los valores que se te inculquen son importantes. Habiendo vivido en la calle te puedo decir que nunca agarré un arma, nunca robé, gracias a Dios nunca estuve en cana; y conviví con gente que le tocó pasar por la misma situación y podría haberme tratado mal pero al ser empático y hablar de igual a igual pude ganarme el respeto de gente que había curtido más cosas que yo. Tengo recuerdos de ir a pedir comida. En el grupo en el que estaba había hambre pero también vergüenza y pudor. Entonces ahí ponía la cara. La enseñanza fundamental que me deja es que hay que compartir y que hay que ponerse en el lugar del otro siempre.

P: En sus orígenes, el rap representaba la denuncia social de los sectores marginados. Una vez que el género se popularizó los temas comenzaron a variar, ¿qué opinás de los MCs que deciden abstenerse y no hablar de la realidad social?

K: Creo que todas las personas son sensibles respecto a cosas que le incomoden pensar y como humano a veces es difícil salir de la zona de confort. A los artistas como comunicadores siempre se les responsabiliza por expresarme pero uno elige finalmente si seguir ese mandato o no. Yo soy partidario de que sí, de que el don de la palabra hay que usarlo para el beneficio de la comunidad. Por algo tenemos este privilegio, somos bendecidos y elegidos por algo. Más allá de eso, entiendo la otra cara de la moneda y es que los artistas son personas y, por ahí, hablar de ciertas cosas los pone en duda con ellos mismos porque no saben qué decir, por temor al que dirán respecto a lo que piensan, y no los juzgo. No es algo fácil. Es un tema de cada uno y hay gente que se siente más cómoda hablando de ciertas cosas que otras.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *