Hacia la soberanía alimentaria

El colectivo que promueve la soberanía alimentaria, realizó un encuentro que tuvo mucho éxito y fue el puntapié inicial para la construcción de una red de huerteros en Tierra del Fuego. Cada vez más familias se interesan en iniciar su propia huerta.

Se busca contagiar el entusiasmo para sumar nuevos huerteros en la provincia.

USHUAIA.- El viernes se concretó el primer Conversatorio de Huertas Agroecológicas Urbanas y Periurbanas en Tierra del Fuego denominado “Desafíos, Oportunidades y Experiencias” organizado por USIN, el Colectivo por la Soberanía Alimentaria y la Salud de los Territorios, con el propósito de contagiar entusiasmo a nuevos huerteros de la ciudad.

El encuentro contó con la participación de los productores Facundo Soro, José Oyola, Francisco Barría y Carlos Briganti quienes explicaron a los más de 200 oyentes que se integraron al conversatorio, los diferentes modos de producir alimentos sanos, seguros y soberanos en nuestra provincia.

También participaron representantes del grupo Huertas Agroecológicas de la Biblioteca Popular Alfonsina Storni y el INTA Pro Huerta estuvo presente a través de la Ing. Kati Pohjola.

El encuentro del viernes, fue el puntapié inicial para la construcción de una red de huerteros en Tierra del Fuego, ya que hay muchas familias interesadas en iniciar su propia huerta familiar.

Los productores locales que participaron, destacaron el acompañamiento que hace el INTA a través de sus profesionales, tanto en la capacitación de los emprendedores, como en el monitoreo de las huertas que se instalan.

El productor José Oyola, contó que construyó un microtúnel para la producción de hortalizas cuando consiguió tener una casa con patio. “El terreno era lo opuesto que se necesita para empezar a producir, nos llevó tres años poder lograr lo que buscábamos, pero vale la pena” dijo.

Francisco Barría es el mayor productor de semillas adaptadas a Tierra del Fuego.

Facundo Soro indicó que pertenece a una familia de viejos pobladores y que sus abuelos y sus padres se dedicaron siempre a la producción de hortalizas y criaban sus propios animales. “Nunca me atrajo el tema de la huerta, hasta que comencé a estudiar y me acerqué a temas como la contaminación de los alimentos, la salmonicultura y supe cómo se produce la soja, que es un alimento fantástico pero que degrada el suelo y requiere de fertilizantes y productos químicos para atacar las malezas” Ese conocimiento lo llevó a interesarse en la huerta familiar y a conocer la importancia de producir sus propios alimentos agroecológicos y a poder autoabastecerse de productos que de otro modo, debería comprar en el supermercado.

Por su parte, Francisco Barría, productor de la chacra Abuela Julia de Río Grande, conocido por sus hortalizas gigantes y uno de los principales productores de semillas adaptadas a la región, explicó la necesidad de asociar la producción de hortalizas con la producción de huevos o la cría de animales de granja, para aprovechar el guano de los animales como fertilizante.

Esto se debe a que el suelo fueguino tiene un PH muy bajo y necesita materia orgánica para mejorar su calidad para la siembra. “El compostaje es fundamental. Todos los residuos orgánicos se aprovechan como fertilizantes con la ventaja extra de que se reduce la cantidad de basura que va a parar al relleno sanitario”.

Quien tuvo la oportunidad de mostrar en directo su trabajo, fue Carlos Briganti, autor del libro “Una huerta en mi Azotea”, quien cultiva una huerta autosustentable en medio del cemento de Chacarita”, en una terraza de 60 metros cuadrados a unas pocas cuadras de la estación Lacroze, Buenos Aires.

Usando la cámara de su teléfono, Briganti mostró la cantidad de plantas de cebolla, morrones, calabazas, acelgas que cultiva en tachos de pintura. Además mostró la cantidad de lombrices californianas que trabajan humus en enormes recipientes llenos de restos orgánicos que cualquiera llamaría basura, y un banano que florece desde dos neumáticos.

“Acá tenemos alimentos para nuestro consumo y también para los comedores del barrio y producimos plantines para huertas comunitarias”, contó Briganti al público de Tierra del Fuego que lo escuchaba con gran atención.

“El Reciclador” Carlos Briganti, fue uno de los invitados de este conversatorio.

“No hace falta dinero para producir alimentos. Solo hace falta ganas y saber esperar, porque cada cosa lleva su tiempo”. Su huerta lleva 6 años en la azotea y produce entre 400 y 600 kilos de verduras de hoja anuales.

El productor remarcó la importancia de plantar árboles frutales y crear huertas en todas las ciudades y habló de la necesidad de modificar la ley de arbolado público de Buenos Aires que prohíbe tener árboles frutales en las veredas.

A Briganti se lo conoce como “El Reciclador” o “El loco de la terraza” porque ha convertido el techo de su casa en un vergel usando cubiertas usadas, baldes de pintura, recipientes que otros tiran y él aprovecha para contener sus hortalizas.

Desde USIN hicieron hincapié en que la autoproducción de alimentos es una necesidad de esta era, sobre todo ante esta pandemia que condiciona y encarece el acceso a los alimentos y que trabajar en red, permitirá acceder a capacitación, recursos y políticas públicas para el impulso de más huertas familiares.