Ganaron Thomas, Gliyoti, Soruco y Pereyra

RIO GRANDE.- De las ocho peleas previstas finalmente se cumplieron cinco, más una exhibición. Tras una muestra que Hernán Montesino realizó con tres menores y de la exhibición que Brisa Lizarraga (Academia Municipal, Río Grande) protagonizó frente a Irina Montesino (Trelew, Chubut), a 2 rounds (el árbitro fue Carlos González), la primera pelea amateur estuvo a cargo de dos riograndenses, Yocelyn Thomas (de la Escuela Camioneros) y la debutante Alejandra Ule (Escuela Pascual Pérez), también con González a la hora de controlar las acciones.

METAZURDA. Alejandra Ule y Yocelyn Thomas, a mano.

La primera, más alta, y con un par de salidas, sufrió los embates iniciales de su rival, más directa a la hora de atacar. La entrenada por Oscar González en el recinto de la calle Gobernador Paz mejoró en el round par, en medio de un planteo donde ambas buscaban la zona alta. En cuanto veía que Thomas se la llevaba por delante, Ule entraba en clinch, volviendo deslucida la pelea.

El fallo fue dividido, en beneficio de la representante del gremio, en disidencia con nuestro parecer (59-58 para la debutante).

Capitalino

Emanuel Gliyoti, de Guantes del Fin del Mundo (Ushuaia), no dejó dudas frente a Isaac Quidel (Academia Municipal), en la primera presentación del derrotado. Tanto Luis Sánchez, como Silvana Santana y Rolendio Vera, lo vieron ganador, trasladando a las tarjetas la notoria diferencia que se observó dentro del encordado.

Desde donde apuntara entraban los golpes. Fue una gran demostración del entrenado por Oscar Benítez ante un novato que no se llegaba a defender con efectividad. Recién en el tercer período Quidel pudo demostrar algo de lo adquirido en el gimnasio de la Margen Sur, y que necesitará poner en práctica en futuros compromisos.

Dos unánimes

Tanto Gustavo Soruco -de la Academia Municipal-, como Diego Pereyra -de Camioneros- salieron airosos de sus respectivos compromisos, ante oponentes de Trelew. Uno con mayor facilidad, otro teniendo que exigirse un tanto más, pero ambos se fueron con el brazo en alto y el trofeo mayor que pusieron en juego los organizadores.

Soruco enfrentó a Marcelo Gutiérrez, el segundo pegador aficionado de la legión trelewense que subió al ring anteanoche. Desde nuestra óptica, el visitante logró una pequeña brecha en el round inicial, en base a mayores fundamentos técnicos, situación que hay que mantener a lo largo de los 9 minutos para que dicha superioridad sea palpable para los jueces.

El dirigido por Pedro Gómez, en tanto, se apoyó en su tarea de luchador, de ir siempre al frente, buscando cualquier resquicio para impactar en la humanidad del contrincante. A la hora de las tarjetas el triunfo para el riograndense fue por unanimidad.

Un escalón más arriba las presentaciones de Diego Pereyra siempre prometen ser vibrantes, porque no le escapa al protagonismo a partir su su técnica y a no achicarse cuando la mano se puede llegar a complicar.

La del sábado no fue la excepción, ante una escasa concurrencia de sus seguidores (básicamente de Camioneros). Sin embargo, su actuación podría haber sido mucho más destacada, desde nuestro punto de vista.

Agustín Garay, el valletano, se plantó defensivamente, y bien asentado se preparó para contragolpear, teniendo en contra el ser más pequeño que Pereyra.

En el segundo capítulo se lo vio aun más suelto al dueño de casa. Sin embargo, fue notoria su falta de potencia a la hora de golpear, aunque la relación entre lo que daba y recibía siempre lo favoreció.

En el cierre solamente se dedicaron a marcarse, a pegarse prácticamente sin lastimarse, desdibujándose el pleito, en postrimerías del duelo profesional, calificación que -seguramente- en un futuro próximo podrían llegar a ostentar cualquiera de los dos.

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