SANTIAGO (AFP).- Arturo Vidal se concentró con Chile a dos días del debut en Copa América, mientras que hinchas y manifestaciones se mezclaron fuera del resguardado búnker de La Roja.
Para el volante de la Juventus italiana fue un golpe duro perder la final de la Champions ante el poderoso Barcelona, pero en su mente está grabada otra misión importante que le hizo dar vuelta la página: iniciar el camino para ganar con su selección la Copa América por primera vez.
Con esa consigna, Vidal llegó a Chile ayer convirtiéndose en el último en sumarse al plantel de 23 jugadores.
En una fría mañana, Vidal se mostró distendido, realizó los trabajos junto al plantel, físicamente dispuesto a ser parte del equipo titular, y le dio un respiro a Jorge Sampaoli, entrenador de La Roja, quien dudaba sobre las condiciones en que el volante retornaría a Chile tras la final europea.
Guerra a los espías
El técnico de Chile ha mantenido al club en un verdadero claustro al interior del complejo Juan Pinto Durán, donde una decena de guardias de seguridad se encargan de alejar a los espías a los que Sampaoli les tiene pavor.
Fuera del resguardado búnker, un pequeño grupo de no más de 20 hinchas aguantaron el frío del otoño esperando por ver a sus estrellas, y al mismo tiempo, reniegan por las excesivas medidas de seguridad que no se repiten para otras selecciones como el caso de Argentina, que el lunes practicó a puertas abiertas.
Los hinchas se mezclaban con una manifestación de cerca de un centenar de maestros, quienes por segunda jornada protestaron en las puertas del complejo con ruidosas vuvuzelas, silbatos y a gritos en contra de una reforma educativa que lleva adelante la presidenta Michelle Bachelet.
El equipo tiene previsto cerrar sus entrenamientos hoy a la espera del partido con Ecuador en el estadio Nacional de Santiago a partir de las 20:30 (23:30 GMT), válido por el grupo A que también comparten México y Bolivia.