La misión espacial china Tianwen 2 ha compartido su primera imagen en pleno trayecto hacia Kamo’oalewa, una misteriosa cuasiluna que orbita cerca de la Tierra. Esta expedición busca recoger muestras y resolver uno de los grandes enigmas del vecindario solar. El viaje apenas comienza, pero ya promete ser revelador.
Una nave espacial china acaba de enviar su primer mensaje visual desde más de tres millones de kilómetros de distancia. Se trata de Tianwen 2, la ambiciosa sonda de la CNSA que va rumbo a uno de los objetos más enigmáticos que rodean nuestro planeta: la cuasiluna Kamo’oalewa. Su objetivo es claro: acercarse, estudiar, recolectar muestras y traerlas de vuelta. Pero su viaje va más allá.
Un retrato desde el vacío: comienza la travesía
La imagen difundida por la Administración Espacial Nacional de China muestra uno de los paneles solares de Tianwen 2, desplegado en pleno espacio. Fue captada por una cámara a bordo de la sonda, lanzada el 29 de mayo de 2024 desde Xichang mediante un cohete Long March 3B. Su diseño recuerda al de la misión Lucy de la NASA, optimizado para resistir largas distancias y alimentar sistemas científicos complejos.
Tianwen 2 no tocará la superficie de Kamo’oalewa hasta julio de 2026. Antes, pasará varios meses orbitando el asteroide, evaluando su baja gravedad y eligiendo cuidadosamente el punto ideal para la toma de muestras. La fase de recolección se complementará con una cápsula de reentrada que enviará los materiales a la Tierra hacia finales de 2027. Y si todo sale según lo previsto, la sonda extenderá su misión hacia el asteroide 311P/PanSTARRS, con un objetivo aún más lejano para 2035.
Kamo’oalewa: un satélite que no lo es
Descubierto en 2016 desde Hawái, Kamo’oalewa es uno de los siete cuasisatélites conocidos de la Tierra. Tiene apenas 50 metros de diámetro y su órbita, aunque parezca ligada a nuestro planeta, en realidad sigue al Sol en una trayectoria similar a la terrestre. Por eso se le clasifica como cuasiluna: no está atrapado por la gravedad de la Tierra, pero la acompaña de forma constante.
Este cuerpo rocoso ha mantenido su peculiar órbita durante al menos un siglo, y podría seguir así por 300 años más. Algunas teorías sugieren que es un fragmento desprendido de la Luna, lo que convierte a esta misión en una oportunidad sin precedentes para estudiar directamente sus orígenes, composición y posibles amenazas similares para nuestro planeta.
Tianwen 2 no solo busca respuestas científicas. Representa un paso firme de China en la exploración de objetos cercanos a la Tierra, y marca el inicio de una nueva etapa en la carrera espacial interplanetaria.