Cerro Colorado une naturaleza e historia como pocos lugares en el país

Este pequeño poblado en Córdoba es dueño de la casa de Atahaulpa Yupanqui. Allí, en sus rincones, guarda las más atrapantes huellas del pasado aborigen y arte rupestre, y lo comparte para quien quiera visitarlo.

CORDOBA.- Cerro Colorado es un lugar único en la provincia de Córdoba y en el país. Se encuentra ubicado a 160 km al norte de la ciudad de Córdoba Capital. En toda la región norte de la provincia de Córdoba conviven especies de flora y fauna únicas, y su valioso patrimonio histórico y cultural nos conecta con un pasado que se vincula eternamente con nuestro presente. Es el escenario en el que los pueblos originarios de Córdoba concibieron la trascendencia de su quehacer, donde elaboraron sus mitos y desarrollaron su vida.

Los petroglifos son las pinturas que más se pueden observar, con protagonismo de tres colores: blanco, negro y rojo.

Los comechingones y sanavirones plasmaron la historia de su pueblo a través de dibujos que aún se conservan en las paredes del legendario Cerro Colorado. Además, este pueblo fue elegido por el reconocido cantautor Atahualpa Yupanqui para vivir. La casa en la que vivió actualmente funciona como un Museo.

Además, otro de los importantes atractivos que tiene la comuna Cerro Colorado es su Reserva Natural y Cultural. Este sitio legendario se halla entre los yacimientos arqueológicos más significativos de nuestro país.

Una reliquia arqueológica

Declarada Monumento Histórico Nacional, esta reserva, de unas 3000 hectáreas de extensión, permite conocer la huella de nuestros antepasados a través de incontables senderos de areniscas rojizas y muros de piedra, donde predomina una gran vegetación. A su vez, se pueden visitar las salas del Museo Arqueológico, donde se exhiben puntas de flechas, morteros, conanas y otros tantos objetos de la época prehispánica.

Cerro Colorado, un monumento natural, en 1961 fue declarado Monumento Histórico Nacional.

Lo más característico de Cerro Colorado son las figuras de guerreros componiendo escenas que, sin duda, reflejan hechos reales. Estos guerreros son identificables fácilmente por su complejo tocado, que cae de la cabeza hasta los pies, y por arco y flechas que cargan de la mano. Sus croquis naturalistas están ejecutados de manera sencilla y sintética.

La presencia de figuras en las grutas trascendió a partir de un artículo periodístico en el diario La Nación del poeta Leopoldo Lugones. Éste llegó a Cerro Colorado persiguiendo las narraciones de su hermano quien había visitado dos de las grutas ubicadas al pie del cerro.

Trazos realizados hace cientos de años llegan hasta nuestros días como huellas intactas e inconfundibles.

En esa época, 1902, ya se habían descubierto algunas pinturas y grabados en Francia y España, de manera que estos descubrimientos en Córdoba representaban un alto interés científico que Lugones se planteó transmitir a sus lectores. En un segundo viaje, nuestro autor anduvo en los aleros de La Casa del Sol y del Cerro Colorado. También copió a mano alzada unos dibujos que fueron los primeros publicados, junto con sus descripciones.

Museo arqueológico Cerro Colorado

En este museo se logra observar la historia de la vida de los antiguos habitantes de la región. Hay materiales que les ayudaban a sobrevivir y también utensilios que empleaban los Comechingones y los Sanavirones para efectuar las pictografías. Asimismo, se exhiben carteles informativos sobre estos hábitos de antaño. Se consiguen apreciar puntas de flechas, morteros y otros tantos objetos de la época prehispánica.

En este museo se logra observar la historia de la vida de los antiguos habitantes de la región. Imagen Diario La Voz.

Museo de Atahualpa Yupanqui

Agua Escondida es el nombre de la vivienda del cantautor Héctor Roberto Chavero, más conocido como Atahualpa Yupanqui. Don Ata utilizaba este lugar como refugio luego de sus viajes por diferentes partes del mundo. Allí reposaba y componía muchas de sus obras.

Don Ata utilizaba este lugar como refugio luego de sus viajes por diferentes partes del mundo.

En la casa museo, a pocos metros de la plaza principal, se pueden valorar muchos de sus objetos personales como su guitarra, partituras, un cuadro autografiado por Quinquela Martín, vestimentas, epístolas y fotografías con muchos artistas reconocidos a nivel nacional e internacional que lo han conocido y con quienes compartió escenario. Fuente: Serargentino.com

Reserva Natural y Cultural

Es el sitio arqueológico prehispánico más destacado de la Argentina, testimonio de la cultura aborigen de los sanavirones y comechingones La Reserva Cultural Natural Cerro Colorado, situada en la intersección de los departamentos Río Seco, Sobremonte y Tulumba, tiene una superficie de 3000 hectáreas y se ha constituido como uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del país.

Su relieve está dado por una formación geológica que, erosionada a fuerza de viento y agua, fue poblándose de aleros y cuevas que tiempo más tarde utilizarían los aborígenes para plasmar los testimonios de su arte y forma de vida, en pinturas rupestres.

Estos petroglifos fueron realizados en diferentes períodos, desde los siglos V al XVI.

A partir del año 500 llegaron del norte pueblos originarios, dos de los cuales habitaban el área a la llegada de la colonización española; los Sanavirones y los Comechingones. En forma de dibujos realizados en tres colores, los aborígenes pintaron en las paredes del cerro la historia de sus pueblos hasta la llegada de los colonos.

Estos petroglifos fueron realizados en diferentes períodos, desde los siglos V al XVI. Los colores utilizados, al igual que otras culturas originarias de Latinoamérica, eran el blanco, el negro y el rojo, aunque quedan pocas inscripciones realizadas con este último color. La revalorización del Cerro Colorado como reserva cultural e histórica tuvo lugar a finales del siglo XIX, cuando el conocido escritor Leopoldo Lugones publicó un artículo sobre la importancia arqueológica de este sitio. En el año 1961, tras la realización de numerosos estudios, el Cerro Colorado fue declarado Monumento Histórico Nacional. Allí funciona un museo arqueológico provincial, con servicio permanente de guías, quienes acompañan a los visitantes en el recorrido para conocer las famosas pinturas rupestres que resguarda el cerro.

Esta reserva natural sorprende a los turistas con sus innumerables senderos de areniscas rojizas, con sus inmensas paredes de roca que se levantan entre la vegetación, y con sus rincones que guardan las más atrapantes huellas del pasado aborigen. Todo permanece allí, expectante desde hace siglos, para que pueda ser disfrutado por nosotros. Desde el Cerro Colorado se puede acceder a un interesante circuito turístico que propone recorrer los poblados de Ischilín, Tulumba, Totoral, Macha, San Pedro y Cañada del Río Pinto.

Uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Argentina, con una superficie de 3000 hectáreas.

Aquí se debe destacar que el norte cordobés es una de las regiones más fascinantes y, paradójicamente, menos exploradas del territorio provincial. Esta área turística se oculta tras los mágicos senderos de la historia, en la mirada y la amistad de su pueblo, en las milenarias escrituras de sus laderas y en la mano de los lugareños que desde una galería de adobe nos ofrecen un mate y con él, las historias y leyendas de esta fantástica región.

“Allí se conservan más de 100 aleros con alrededor de 3000 pictografías rupestres hechas por los pueblos originarios que habitaron la zona hace 1500 años”.

Por los caminos de Don Ata

Descripción: “No hay pago como mi pago viva el Cerro Colorado”. Este recorrido te invita a descubrir cómo fue la vida de Don Atahualpa en Cerro Colorado, su lugar en el mundo y escenario de inspiración, su obra y su historia. Conocé dónde vivió, los lugares que frecuentaba, quiénes eran sus amigos y dónde componía.

La casa de Don Ata, construida sobre uno de los márgenes del Río de los Tártagos y al pie del Cerro Colorado, es actualmente museo.

¿Cómo llegar?

A Cerro Colorado se llega transitando la ruta nacional 9 con dirección al norte, y luego de pasar por Jesús María y San José de la Dormida, se llega a Santa Elena. Desde allí, se recorren 11 kilómetros de camino asfaltado hacia el oeste.

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