Madre: mujer protectora, luchadora, considerada. Hay diferentes madres en el mundo, cada una con su particularidad, pero hay algo que comparten entre ellas, el amor por sus hijos. En la escuela se enseñaba que madre era aquella mujer que compartía un vínculo biológico con sus hijos, pero eso ya ha cambiado. Las nuevas mamás no necesariamente tienen que tener ese requisito, nuestro mundo ha cambiado gracias a las madres adoptivas, las de vientre compartido, las de hijos de otras relaciones.
Una de ellas es la mía, mi madre de corazón, quien me acunó en sus brazos desde el primer día en este mundo y quien me ha enseñado su verdadero amor de madre.
Todo comenzó un 23 de enero, hace ya 23 años, cuando me sostuvo por primera vez en sus brazos. Aún recuerdo que me contaba, cuando tenía la edad para recordar, lo mucho que me esperaba.
A través de sus palabras pude sentir ese sentimiento de madre protectora, que esperaba que naciera para poder guiarme en este mundo. Y así lo hizo y lo sigue haciendo cada día de mi vida, porque ella es de las que quiere que sus hijos vivan, pero que no sufran, de las que quieren que sus hijos jueguen como niños, pero que no crezcan. Pero si llegaran a crecer, que crezcan como personas, tolerantes, respetuosas, solidarias.
De mi madre aprendí los mejores valores que yo, como persona, pude aprender. La solidaridad, por más que tengamos poco compartimos lo que tenemos, porque en el mundo hay personas que tienen menos. El respeto, porque si nosotros queremos que nos traten bien, primero debemos tratar de la misma forma a los demás y a nosotros mismos. Pero sobre todo aprendí el coraje, el coraje de luchar por algo mejor, de acompañar a los que más queremos en sus deseos, de dejar a veces el orgullo de lado, confiar en los demás y en nosotros mismos, y dejarlos y dejarnos crecer.
Yo no fui adoptado, quizás legalmente el término sea ese, pero la vida me ha demostrado que soy un hijo de corazón, no compartimos la sangre pero compartimos algo que es mucho más fuerte que eso, el vínculo irrompible de madre e hijo, de familia, y de amor puro.
En el Día de la Madre no conmemoremos tan solo a aquella persona que nos parió y nos dio un apellido, sino a aquellas que nos dieron la vida, que nos dieron propósitos, valores, sentimientos, vínculos (mas allá de los de sangre). Hay veces que dudo sobre la famosa frase “madre hay una sola”, hay veces que más de una mujer puede ser madre, y eso no desmerece a las demás como tales, sino que las pone en la misma posición; una mujer que daría lo que fuera para ver a sus hijos triunfar en la vida.
En este día y en todos los días de mi vida, te deseo un hermoso día de la madre!!!
Manuel Ignacio Gajardo