Proponen una acuicultura de vanguardia construida sobre pilares de sostenibilidad

El Sureño accedió a un informe elaborado por expertos bajo la consigna “La Acuicultura Moderna: Un Futuro Sostenible para Tierra del Fuego”; el cual lleva con meridiana claridad que la acuicultura actual se basa en principios de respeto ambiental, innovación tecnológica y bienestar animal. Lejos de la imagen de una industria extractiva.

USHUAIA.- Es crucial entender que la acuicultura que se propone para nuestra provincia no es la del pasado, sino una acuicultura de vanguardia, construida sobre los pilares de la sostenibilidad y el apego a las buenas prácticas internacionales.

El documento señala que la implementación de una acuicultura responsable en la provincia ofrece múltiples beneficios:

-Es una actividad intensiva en mano de obra, creando puestos de trabajo directos e indirectos en diversas áreas como la producción, procesamiento, investigación, logística y servicios. Esto puede significar una importante fuente de empleo para las comunidades costeras fomentando el arraigo y el desarrollo local.

-Representa una oportunidad para diversificar la matriz productiva, reduciendo la vulnerabilidad a las fluctuaciones de otros sectores y creando nuevas cadenas de valor.

-Puede contribuir a la seguridad alimentaria de la región, ofreciendo productos frescos y de alta calidad. Además, los productos del mar fueguinos tienen un gran potencial para la exportación, generando divisas y posicionando a la provincia como un referente en productos acuícolas premium a nivel global.

La acuicultura moderna impulsa la investigación en áreas como la genética, la nutrición, la sanidad animal y el monitoreo ambiental. Esto puede fomentar la creación de centros de investigación y desarrollo en la provincia, atrayendo talento y generando conocimiento aplicado.

En otro tramo, el estudio explica sobre la implementación de Tecnología de Punta:

-Se emplean sistemas de cultivo avanzados que minimizan el impacto ambiental, tales como jaulas de última generación que garantizan el bienestar de los peces y una baja huella ecológica. La monitorización constante de parámetros ambientales y el uso de energías renovables son también componentes clave.

-Las operaciones acuícolas modernas están sujetas a estrictas regulaciones y certificaciones internacionales (como ASC, BAP) que garantizan el respeto por los ecosistemas marinos. Esto incluye el monitoreo continuo de la calidad del agua, la prevención de fugas, la gestión responsable de residuos y la protección de la biodiversidad local.

-Se prioriza la salud y el bienestar de las especies cultivadas, implementando planes sanitarios robustos, dietas balanceadas y bajas densidades de siembra. Esto no solo es ético, sino que también resulta en productos de mayor calidad y un menor uso de medicamentos.

-La cadena de valor de la acuicultura moderna es completamente transparente, permitiendo la trazabilidad desde el huevo hasta la mesa. Los consumidores pueden conocer el origen de los productos, los métodos de cultivo y las certificaciones obtenidas, generando confianza y valor agregado.

La acuicultura ha pasado de ser una actividad mayormente artesanal o con un enfoque puramente productivo, a una industria en la que la innovación, la ciencia y la conciencia ambiental son fundamentales para su desarrollo. El compromiso con la sostenibilidad ya no es una opción, sino una necesidad para el crecimiento y la aceptación de esta importante fuente de alimentos.

¿Por qué ahora sí es posible la acuicultura sostenible?

1. Avances tecnológicos:

-Monitoreo y automatización: Sensores y sistemas inteligentes que permiten el control en tiempo real de la calidad del agua, la alimentación y la salud de los peces, optimizando la producción y minimizando el impacto.

-Alimentos sostenibles: Desarrollo de dietas con menos dependencia de la harina y el aceite de pescado de origen silvestre, utilizando ingredientes alternativos como proteínas vegetales, algas o insectos.

-Mejoras genéticas: Programas de mejoramiento para peces más resistentes a enfermedades y con mejores tasas de conversión alimenticia, reduciendo la necesidad de tratamientos y la cantidad de alimento.

2. Conocimiento científico y conciencia ambiental:

-Se ha comprendido mejor la complejidad de los ecosistemas acuáticos y los impactos de la acuicultura.

-Hay una mayor demanda por parte de los consumidores de productos del mar producidos de forma sostenible.

-La investigación continua permite desarrollar nuevas soluciones y prácticas.

3. Marcos regulatorios y certificaciones:

-Desarrollo de normativas nacionales e internacionales más estrictas.

-Surgimiento de estándares y certificaciones de terceros (como el Aquaculture Stewardship Council – ASC, o Best Aquaculture Practices – BAP) que auditan y garantizan que las granjas cumplen con criterios de sostenibilidad ambiental y social.

-La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha desarrollado directrices para la acuicultura sostenible que sirven de referencia global.

Diálogo con la comunidad

Un aspecto fundamental de las buenas prácticas es la inclusión y el diálogo con las comunidades locales. Los proyectos acuícolas deben ser consensuados y beneficiar directamente a los habitantes de Tierra del Fuego, integrándose armónicamente con las actividades económicas y culturales existentes.

La acuicultura se considera sostenible cuando su desarrollo y operación logran un equilibrio entre la productividad, el impacto ambiental y la responsabilidad social, es decir, cuando produce alimentos acuáticos de manera eficiente, minimizando su huella ecológica y contribuyendo al bienestar de las comunidades involucradas.

Lo que era antes y el ahora

El trabajo desarrollado puntualiza que la diferencia fundamental entre la acuicultura del pasado y la acuicultura moderna y sostenible radica en la evolución de la tecnología, el conocimiento científico, la conciencia ambiental y la regulación.

En el pasado había menos comprensión de los impactos ecológicos a largo plazo de ciertas prácticas. La prioridad era aumentar la producción a cualquier costo, lo que llevó a:

Había descarga directa de efluentes ricos en nutrientes y materia orgánica, causando eutrofización y anoxia en los cuerpos de agua circundantes.

A esto se debe agregar el uso excesivo de antibióticos. Para prevenir enfermedades en condiciones de alta densidad, lo que contribuía a la resistencia a los antibióticos.

-Impacto en la biodiversidad: Escapes de peces cultivados que podían competir con las especies nativas o transmitir enfermedades. También, el uso de harina y aceite de pescado proveniente de pesquerías no sostenibles para alimentar a los peces carnívoros.

Destrucción de hábitats: Tala de manglares para construir estanques de camarón, por ejemplo.

Altas densidades de cultivo: Estresaba a los animales y los hacía más susceptibles a enfermedades. Falta de regulación y monitoreo: Ausencia de normativas estrictas y de mecanismos de control para asegurar buenas prácticas.

Condiciones únicas

Tierra del Fuego es una de las pocas zonas del planeta que cuenta con un área de bahías y ensenadas protegidas, combinada con las temperaturas marinas adecuadas, que puede ser compatible con el desarrollo de una industria moderna y sustentable de cría de salmón.

-Bahías y ensenadas profundas ofrecen protección natural contra el oleaje y los vientos: Si bien están protegidas, estas áreas no están estancadas, presentan corrientes moderadas que aseguran un recambio de agua constante, dispersando los efluentes y manteniendo la calidad del agua en los sitios de cultivo. Esto es crucial para evitar la acumulación de materia orgánica y la anoxia en el fondo, un problema común en sitios con poca corriente.

-Temperaturas bajas y estables del canal Beagle y las zonas costeras atlánticas: resultan en una ventaja técnica fundamental para el salmón del Atlántico (Salmo salar) y la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss). Estas condiciones permiten un crecimiento lento y calidad de carne superior, mayor eficiencia en la Conversión de Alimento (FCA) y baja incidencia de patologías termodependientes que inhiben la replicación y dispersión de muchos patógenos y parásitos, reduciendo drásticamente la presión de infestación y la necesidad de tratamientos farmacológicos (antibióticos, antiparasitarios). Esto no sólo mejora la bioseguridad, sino que también reduce los costos operativos y el impacto ambiental. Las aguas frías retienen naturalmente más oxígeno lo que se traduce, también, en menores tasas de mortalidad y un mejor rendimiento.

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