Un remero español unió cabo de Hornos con la Antártida en 26 días

El Aventurero y deportista extremo Antonio de la Rosa logró completar su travesía: cruzó a remo y vela desde el cabo de Hornos, sur de la Patagonia chilena, hasta la isla Antártica de Georgia del Sur, situada en medio del océano Glaciar Antártico, en 26 días, 12 horas, 21 minutos y 42 segundos.

USHUAIA.- El 2 de febrero, el deportista español Antonio de la Rosa se convirtió en la primera persona que cruzó a remo y en solitario el Mar de Hoces o estrecho de Drake hasta la Antártida y su Ocean Defender se transformó en la embarcación más pequeña en navegar desde cabo de Hornos hasta Georgia del Sur.

El español de 53 años comenzó a planear este viaje a finales de 2019, pero pocos meses después la pandemia de COVID-19 hizo que lo postergara. Tres años más tarde, Antonio logró embarcarse y empezar lo que sería la expedición “más difícil” de su vida, según declaró a medios argentinos.
El deportista extremo salió el 7 de enero de cabo de Hornos y navegó en las temidas aguas del océano Antártico teniendo que soportar temperaturas extremas y vientos que superaron los 120 km/h en gran parte de su complicado recorrido.

Antonio contó que debía atravesar unos 965 kilómetros en el peor lugar para navegar de la Tierra. “Confío en mi buena planificación, determinación y si puede ser un poco de suerte para conseguirlo”, había dicho antes de salir.

La travesía comenzaba en el cabo de Hornos, en la Patagonia chilena. Desde allí viajaría a remo hacia la península Antártica. En ese punto modificaría su embarcación y navegaría a vela hasta la isla Elefante, punto intermedio en donde frenaría para retomar camino y llegar a las islas Georgias.

Una vez en Georgia del norte, Antonio haría una tramo de 44 kilómetros a pie y en esquí hacía el sur de la isla en donde lo esperaría un barco para regresar a Chile, pero la gran parte del recorrido fue variando en el camino ya que los fuertes vientos y las olas de 7-8 puntos desviaban el trayecto.

Vanesa de la Rosa, hermana de Antonio, contó en declaraciones a la prensa argentina que la previsión para llegar a isla Elefante -la primera parte del recorrido- era de dos a tres semanas. Mientras que la segunda parte, de isla Elefante a Georgia del Sur y luego el trekking en la isla, le llevaría entre 19 y 30 días más. “Estamos hablando de 40-50 días”, aclaró.

Antonio en Gritvyken, donde se encuentra la tumba con los restos del intrépido Ernest Shackleton. Allí realizó un homenaje recordando su extraordinaria expedición antártica.

Pero todos esos números fueron en vano ya que Antonio logró completar la expedición en 26 días. Las condiciones climáticas no ayudaron en el primer tramo, pero lograron que el recorrido fuese sin tantos desvíos ni paradas.

La pequeña embarcación de Antonio se llama Ocean Defender. Es un bote de siete metros de largo por un metro y medio de ancho que cuenta con paneles solares, un espacio de refugio, además de sistema de GPS para la localización de la nave.

Aunque en su embarcación Antonio viajaba solo, a pocos metros lo seguía un bote de “rescate”, que se ubicaba a diez minutos del Ocean Defender, pero en algunos tramos llegó a estar a 120 kilómetros de distancia según explicó Vanesa de la Rosa.

En el barco acompañante viajaba una parte del staff de la productora madrileña, Posovisual, quienes fueron los encargados de documentar toda la travesía de Antonio. “El barco de filmación lo acompañó y fue el encargado de traer a Antonio desde el final de la expedición en Georgia del Sur hasta Puerto Williams otra vez”, dijo Vanesa.

Los primeros días, en los que Antonio sólo viajó a remo, fueron bastante buenos gracias al clima, pero los vientos que llegaban desde el suroeste movían la embarcación en dirección al norte, por lo que Antonio tuvo remar por más de 20 horas diarias para que su barco siguiera la ruta planificada en un comienzo.

Luego de 11 días de navegar y, en el medio, tener que solucionar varios problemas eléctricos que generaron los vientos del océano Antártico, roturas importantes en los equipos del barco e incluso algunos vuelcos de 360 grados de la embarcación, Antonio decidió cambiar el recorrido y dirigirse a Georgia del Sur sin tener la parada que había planificado en la isla Elefantes.

Según relató el remero español, la embarcación sufrió una inundación parcial a los 15 días de la partida de cabo de Hornos en Chile que fue provocada por un desperfecto eléctrico y que llevó a Antonio a guiarse con la ayuda de un mapa y una brújula.

A pocos metros de llegar, apareció el último gran problema, y posiblemente el más peligroso: el acercamiento a la costa. Antonio logró atracar en la Bahía Smaaland, donde el velero de “rescate”, que lo acompañó durante toda la expedición, lo esperaba para llevarlo de regreso a Puerto Williams en Chile.

“Antártico remando en solitario, por Antonio de la Rosa”, fue la aventura más compleja, arriesgada y comprometida de todas las que he realizado hasta el momento”, dijo el remero español.

En el pasado, Antonio cruzó el Atlántico y Pacifico. Además, remó con una tabla de surf en el océano Ártico y ha cruzado con esquíes Alaska o el lago Baikal en Siberia, entre otras aventuras.

El equipo que usó para la travesía

Para hacer frente a las condiciones extremas de esta travesía, el aventurero se equipó con un traje seco de cinco capas que se utiliza en situaciones extremas, cuando haya una mínima posibilidad de tener que abandonar la embarcación.

La aventura antártica de Antonio de la Rosa, quedó registrada en el sitio ‘Antártico remando en solitario” y será editada en un documental.

Usó un traje seco de 3 capas que permite una buena transpiración y al no ser rígido permite navegar con él en el barco.

También una esterilla para descanso, además de sacos y bolsas de dormir; dos sistemas de navegación, uno en el exterior y otro en la punta de la embarcación y un Gps de posicionamiento en vivo, con envío de datos en directo cada 10 minutos y botón de emergencia.

Además, la embarcación contaba con antena satelital multibanda para la recepción de satélites en cualquier posición en movimiento; Teléfono satelital y radio VHF portátil y otra radio VHF 20s fija.

El equipamiento era alimentado a través de dos placas solares de 100w y una de 50w pegadas en la embarcación; dos placas externas de 100w, para colocar en el exterior y dos baterías de litio de 90A y una batería extra de 120A.

También contaba con dispositivos de identificación automática que sirven para poder enviar la posición a otras embarcaciones, y para que se pueda ver la posición de otras embarcaciones, distancia y la información de esa embarcación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *