Tandil, Tornquist y Balcarce son tres de los destinos que, entre gastronomía, paseos y actividades al aire libre, se posicionan como opciones imperdibles para compartir en familia.
BUENOS AIRES.- Sistema de Ventana y Sistema de Tandilia, así se denomina a los macizos orográficos bonaerenses. El primero, llamado también “Sierras australes” se sitúa al sudoeste de la provincia; el segundo, corre del centro hacia el sudeste.
Ambos comprenden localidades y ciudades cuya propuesta de turismo es vasta y completa. Opciones muy recomendables de cara a las próximas vacaciones de invierno.
Tandilia incluye perlas de la zona, como Balcarce y Tandil, mientras que en Ventania destaca Tornquist. En la primera, capital del partido homónimo, y distante 415 km de Buenos Aires, la quietud de las aguas de la Laguna Brava y los cerros componen una postal relevante, con complejos de cabañas donde pasar una estadía confortable.
Balcarce
En Balcarce se mezclan la gastronomía y la pasión por el automovilismo en lugares como el Fangio Sport Café (calle 17, entre Kelly y 16), un espacio cuyo nombre le hace honor al hijo dilecto de la ciudad, Juan Manuel Fangio, el más grande corredor argentino de todos los tiempos. Las opciones son muchas: disfrutar de la cafetería, el restaurante, la cava de vinos o el piso dedicado enteramente a la exhibición de autos históricos.
También hay locales que ofrecen menús de pasos, con productos locales y platos de pescados y mariscos que llegan del puerto vecino de Mar del Plata. Uno de ellos es Ruta 55 Parrilla (Av. Centenario 1314), el clásico restaurante de la familia Colavita, con más de medio siglo en el rubro. Carnes a las brasas (no hay guía que no recomiende su bife de chorizo), pastas caseras, pescados y una buena selección de vinos, son las cartas (ganadoras) del local.
También Balcarce propone turismo aventura en la sierra. En Refugio Sierra La Vigilancia, un centro de escalada en roca y actividades de aventura, su creador, el montañista Pablo Pilotta, promete para todos los días de vacaciones de invierno “salidas con trekking, escalada en roca, rapel, tirolesa, arquería, palestra y mountain bike”.
Tandil, la grande
En Tandil, gastronomía y naturaleza mandan. La primera se despliega en el universo picadas, con su famoso salame tandilero y diversos quesos. Provolone, provoleta, gruyere, azul, banquete, pecorino, cheddar, romano, brie, camembert y cuartirolo, entre otros. Si se pregunta dónde conjugar todos estos sabores a cualquiera en las calles de esta pintoresca ciudad ubicada a 356 km de Buenos Aires (se accede combinando las RN3 y RP30), la recomendación casi siempre recae en Época de Quesos (calle 14 de Julio 604), propiedad de los Inza, una tradicional familia de la zona.
Allí se pueden comprar productos típicos de Tandil y también degustar las infaltables picadas de quesos y fiambres, fondue de queso, ciabattas y platos calientes.
Estas delicias tienen la mejor compañía de cervezas artesanales. Una de las fábricas del producto más destacada de la ciudad es Tandilia. Es un proyecto de birra artesanal liderado desde hace más de un lustro por tres gastronómicos. Tienen un local enorme con fábrica/tap room en Avellaneda 599, donde se pueden disfrutar los diferentes estilos de cervezas. Tienen una carta de comidas que es mucho más que una simple excusa para acompañar la bebida, desde los nombres de los platos homenajea a personajes ilustres de Tandil.
La región despertó interés también como terroir vinícola. La bodega Cordón Blanco elabora seis etiquetas a partir de los viñedos que posee en la zona La Elena, ubicado al noroeste de la ciudad, y Don Bosco, situado al sur. Un proyecto con 15 años de vida e iniciado por tres hermanos que describe un terruño propicio, representado por tres tintos (Cabernet Franc, Syrah, Merlot, Carmenere) y dos blancos (Semillón y Sauvignon Blanc). Se pueden coordinar visitas a la bodega escribiendo a info@cordonblanco.com.
Otro atractivo singular, en el paraje El Centinela, es el Centro Recreativo de Fauna Rescatada. Cuenta con más de 70 especies para observarlas durante el proceso de recuperación en un hábitat natural. Algunas de ellas son: zorro albino, ciervos, carpinchos, gato montés, zorros, lagartos, aguiluchos, yarará, tucanes, carpintero blanco, pavo real, conejos, monos y cabras.
En Ventania, Tornquist y Villa Ventana
En la Comarca Turística de Sierra de la Ventana (separada 550 km de Buenos Aires). Una de sus localidades, la localidad de Tornquist, asoma con luz propia. Se puede empezar con la propuesta de ciclismo zonal de Diego Pizzo, quien propone a los turistas provisión de bicicletas, cascos y una infusión con el objetivo de hacer recorridos -en su mayoría- por campos privados, con duraciones que varían entre una, dos horas, seis horas o todo el día. Pizzo comenta: “a los turistas les sorprende la cercanía de las sierras con la ciudad; empezás a pedalear y a poca distancia ya llegás”.
También, a la altura del kilómetro 230 de la RP 76, en la estancia Mahuida Co, se ofrecen paseos en un carretón con lugar para una decena de personas, dentro de una estancia de 200 hectáreas, a puro contacto con la naturaleza, que incluyen el paso por un bosque energético, donde se ven pasar burros silvestres, chivos, guanacos y antílopes. Parada obligada es el refugio de piedra y madera construido por la familia propietaria del emplazamiento.
Si la idea es recorrer caminos más extensos y complejos en el paisaje serrano, hay propuestas de la empresa Ecoventania que comprenden travesías en camioneta 4×4 con diversos itinerarios para explorar parajes, pueblos, ríos y arroyos y disfrutar de balcones, vertientes, senderos ancestrales, más trekking en el Mirador del Indio. La excursión permite observar desde las alturas de la serranía el bosque de Villa Ventana y el ex Club Hotel, mientras se cuentan relatos sobre la geología del cordón serrano y de los vestigios de civilizaciones pasadas para luego llegar al cerro Maqueta.
Otro lugar imperdible es el Parque Ernesto Tornquist, creado hace 85 años, que ofrece una alta diversidad y es zona de protección de cuencas hidrográficas. Son 6.700 hectáreas de superficie y hay dos accesos: el de la base del Cerro Ventana y el de la base del Cerro Bahía Blanca.
El parque ofrece 5 excursiones autoguiadas: trekking al Hueco de la Ventana (un accidente geográfico de 5 metros de ancho, 8 metros de alto y 10 metros de profundidad ubicado en el medio del Cerro Ventana), a los preciosos Piletones Naturales, a Garganta Olvidada, al Cerro Bahía Blanca y al Sendero Claro Oscuro, bellísimo y circundado de verde.
Entre los sitios que necesitan recorridos guiados se destacan la Reserva de pastizal serrano, por la que se accede a curiosas formaciones rocosas, la imponente Garganta del Diablo (una caída de agua de 15 metros de alto sobre una fuente de 8 metros de hondo, Huella ancha (caminata por el corazón de la reserva con visita un sitio arqueológico con buenas panorámicas) y Cinco desafíos (paseo por un bosque para descubrir, a través de desafíos no convencionales, cómo poder relacionarse con el ambiente natural).
El Parque se encuentra en el Km 222 de la ruta RP 76, tiene tarifas diferenciales para menores de 12 años (los menores de 6 no pagan). Además los visitantes pueden lograr un precio distintivo si el plan es visitarlo durante tres días consecutivos. Fuente: El Planeta Urbano