Salmoneras del Beagle

Es inminente una ley para prohibir la actividad.

Los participantes expusieron su opinión contra la actividad en el Beagle.

USHUAIA.- La Comisión de Recursos Naturales convocó a especialistas y científicos para retomar el asunto 145/19, referido a “la prohibición en toda la jurisdicción provincial, la explotación en criadero de especies salmónidas”, presentado por el bloque del MPF en 2019. En la reunión se arribó a la conclusión de que no es una actividad que genere una importante cantidad de puestos de trabajo y que su impacto socioambiental en la actividad turística, traería más perjuicios que beneficios a la provincia.

Participaron en la exposición, Gustavo Lovrich, investigador del centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC); Nancy Fernández, en representación de la fundación Manekenk; Fabián Valdez, productor local de truchas; Carlos Luizon y Tomas Chalde, especialistas en salmonicultura y ecología de la invasión; Ángeles Peña de la Fundación Sin Azul No hay Verde; Lino Adillon, titular del restaurant local Volver y el secretario de Industria de la Provincia, Lic. Juan Ignacio García, junto al subsecretario de Pesca Diego Marzioni.

Entre los invitados, en primer término, hizo uso de la palabra vía remota Estefanía González, coordinadora de Océanos de Greenpeace, quien realizó un repaso de la experiencia chilena en la producción y explotación de la industria de la salmonicultura en el país vecino. Remarcó los impactos negativos en la implementación de la producción salmonera, que llega a generar crisis socioambientales en la región.

Luego, el secretario de Industria y Promoción Económica, Lic. Juan Ignacio García se refirió a los estudios que se hicieron desde la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF). Hizo mención a las “grandes empresas que buscan exportar su producción para generar divisas”. En ese sentido, destacó que “el desarrollo es muy limitado en cuanto al derrame local que puede generar” y dio como ejemplo que no daría más de 200 puestos de trabajo en la Provincia.

La actividad compite directamente con la pesca artesanal y el turismo directamente, “por lo cual la ecuación definitivamente no da”, afirmó. “La conclusión es que se debe descartar de plano el desarrollo de la salmonicultura a gran escala en el canal Beagle por varias razones”, entre las que remarcó la escasa generación de puestos de trabajo.

Gustavo Lovrich también expresó su desacuerdo a la instalación de esta industria a gran escala en el ámbito de la Provincia, especialmente en el canal Beagle. El biólogo marino participó vía remota de la reunión, no como miembro e investigador de Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), en el cual desarrolla sus labores desde hace más de 30 años, sino como ciudadano fueguino y promotor del colectivo “no a las salmoneras en Tierra del Fuego”.

Dejó en claro que su postura no es la prohibición total en la producción de estas especies, pero planteó la posibilidad de pensar una producción sustentable. “Debemos discutir exceptuar en la norma a la producción de trucha arco iris y la escala de producción. Hay que permitirles realizar esta actividad a los productores locales, para su sustento diario”, sostuvo Lovrich.

Por su parte, la presidenta de la Fundación Manekenk Nancy Fernández, en representación de las organizaciones locales no gubernamentales planteó el desacuerdo a la salmonicultura a gran escala, que va de manera contraproducente respecto de otras actividades importantes en la Provincia, como por ejemplo el turismo. Fabián Valdez hizo su exposición como productor local de trucha arco iris, y aseguró que está en contra de este sistema industrial, “pero hay que estudiar alternativas a baja escala”.

Desde el colectivo No a las Salmoneras en Tierra del Fuego, aclararon que la oposición a las salmoneras no  incluye al sistema de producción y siembra de truchas en las aguas internas de la provincia, como se viene haciendo desde hace décadas y otorga sustento a la pesca deportiva.

Tampoco a la producción artesanal privada que se realiza en piletones externos y que abastece a parte del sector gastronómico local.

“Nos referimos a la producción intensa en el mar que implica millones de salmones en jaulas y bajo un proceso que genera alta contaminación, además de fugas de cientos de miles de ejemplares que destruyen el hábitat de especies de nuestra fauna nativa, entre ellas la centolla. Decimos esto en momentos en que se comienza a analizar un proyecto de ley que debe imponer, contemplando esas diferencias, la prohibición de las salmoneras “industriales””, afirmaron.