Pasos firmes: Reconstrucción de nuestra política soberana

En su mensaje a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Presidente de la Nación recuperó la larga y consistente tradición de nuestra política de Estado, poniendo a la Cuestión Malvinas en el centro de la política exterior.

Martín Perez.

RIO GRANDE (Por Martín Perez. Intendente de Río Grande).- En su mensaje a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Presidente de la Nación recuperó la larga y consistente tradición de nuestra política de Estado, poniendo a la Cuestión Malvinas en el centro de la política exterior. No se trató de una mención protocolar a la disputa de soberanía, sino que denunció la explotación ilegal de nuestros recursos naturales y la militarización del Atlántico Sur por parte del Reino Unido de Gran Bretaña.

Cuando escuché estas palabras recordé el trabajo que realizamos junto a nuestro bloque, junto a muchos compatriotas, para defender nuestra soberanía ante un proceso de desmalvinización sistemático. El esfuerzo valió la pena pero el camino que tenemos por delante en la reconstrucción de nuestras capacidades estatales y los respaldos internacionales será arduo.

La política exterior del gobierno anterior fue muy nociva para los intereses del conjunto del pueblo argentino y en particular en lo que se refiere a la Cuestión Malvinas. El retroceso en la intensidad y consistencia de nuestro reclamo soberano fue sensible y con consecuencias graves. El acuerdo “Foradori-Duncan” del 13 de septiembre de 2016 fue la hoja de ruta y el marco a través del cual Gran Bretaña fijó una agenda favorable a sus intereses en el Atlántico Sur. En ese entonces, impulsamos desde el Congreso Nacional la interpelación a la canciller Susana Malcorra y al entonces vicecanciller Carlos Foradori, exigiendo que el acuerdo fuera remitido al Congreso de la Nación para su tratamiento y rechazo. Como respuesta a la negativa del Poder Ejecutivo Nacional de respetar las facultades constitucionales que tiene el Parlamento en materia de política exterior y el preocupante avance de los puntos acordados en 2016 con el Reino Unido, presentamos proyectos e interpelamos a los altos funcionarios del gobierno de la Alianza Cambiemos para detener el avance de la actividad ilegal en materia hidrocarburífera, la colaboración en materia de pesca y la ampliación de vuelos rumbo a las islas.

Sin embargo, no hay resistencia o defensa posible de la soberanía si no es en el marco de un proyecto nacional que privilegie los intereses estratégicos de la Patria y el bienestar de las mayorías. En torno a esa certeza se inició un proceso de unidad política que fue conformando un frente plural y diverso, el cual hoy nos permite reemprender un camino de defensa de la soberanía como Nación. En tan sólo 10 meses de gobierno se ha dado un salto cualitativo en nuestro reclamo de soberanía en el Atlántico Sur.

En primer lugar, se logró la aprobación por unanimidad de la demarcación del nuevo límite de la plataforma continental argentina. El largo y detallado trabajo de la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA) fue consolidado a través de la ley 27.757, la cual representa un hito en la consolidación de Argentina como un país bicontinental. El nuevo mapa del territorio nacional, que ubica a nuestra provincia en su centro geográfico, alcanza no solo los inmensos recursos ictícolas que están comprendidos en la columna de agua de la Zona Económica Exclusiva, sino también aquellos recursos estratégicos que se encuentran en el suelo y el subsuelo, como son las especies sedentarias, hidrocarburos y los nódulos polimetálicos que actualmente podemos disponer fruto del reconocimiento de nuestra soberanía en la plataforma continental.

El presidente Alberto Fernández en su mensaje a la ONU.

En segundo lugar, la Cancillería y el Ministerio de Defensa de forma conjunta reforzaron la fiscalización de nuestros mares para combatir la pesca ilegal, tema dejado de lado por el gobierno anterior. Como fruto de esta decisión política de resguardar nuestra soberanía económica tenemos la ley, recientemente aprobada, para el aumento de las multas fijadas por el régimen federal de pesca que no se actualizaban desde 1998. La pesca ilegal no solo supone una cuantiosa pérdida de divisas sino que además se traduce en el encarecimiento de alimentos ricos en proteínas tan necesarios para nuestro pueblo. En este contexto, vale destacar también la sanción de la Ley del Fondo de Financiamiento de la Defensa Nacional, instrumento clave para recuperar las capacidades logísticas de las Fuerzas Armadas y posicionar la política de defensa desde los intereses nacionales.

En tercer lugar, la creación por ley del Consejo Nacional de Malvinas e Islas del Atlántico Sur representa un hito en la consolidación de la Cuestión Malvinas como política de Estado. No hay esfuerzo individual que pueda doblegar el poder de una potencia colonial.

La capacidad de construir una unidad de acción que supere la discordia y se imponga a especulaciones circunstanciales son determinantes para estar a la altura de la amenaza que tenemos por delante. Este órgano, que estará compuesto por expertos de distintas disciplinas, representantes de todos los bloques políticos y con la participación de los Veteranos de Guerra, fija el ámbito específico para construir los consensos y garantizar la continuidad y consistencia de nuestra política como Nación.

Estoy convencido que Malvinas es parte del futuro de nuestra ciudad y que defender el trabajo, la industria y el desarrollo de Río Grande es un acto de soberanía. El valor geoestratégico para la Nación de la Patagonia Sur y, en particular, el territorio de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, es cada vez mayor. La Argentina debe profundizar el camino marcado por la ley 19.640, apostar por el desarrollo industrial de nuestra ciudad y el enorme potencial marítimo de la provincia.

Tengo la certeza que nuestro presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, comparten esta mirada y están comprometidos a llevarla adelante. El tiempo histórico que atravesamos, la memoria de nuestros compatriotas y el futuro de nuestros hijos, nos demanda claridad, grandeza y responsabilidad. Avancemos juntos con coherencia y perseverancia.