BUENOS AIRES (Pasión Futsal).- Pablo Vidal no para: clavó otro triplete y le devolvió la sonrisa a San Lorenzo, que le ganó agónicamente a un duro Glorias de Tigre 5-4. De yapa, el pivot fueguino salvó el empate en la línea. Sus festejos fueron especiales, en la tribuna estuvieron sus padres para verlo con la nueva camiseta.
San Lorenzo transita su propia experiencia religiosa. No sólo todos los hinchas que se engancharon a seguir al Futsal en el regreso al imponente microestadio del barrio porteño de Boedo disfrutan de una organización y comodidades dignas de Europa, sino también de la adrenalina que transmite el deporte.
Y, valga el espacio para la connotación celestial que tiene el «Santo», la dirigencia azulgrana tiene que ir encargando las estampitas de Pablo Vidal. Es que el pivot fueguino volvió a aparecer este sábado en el momento que su equipo más lo necesitaba para, con otro triplete -el último gol a falta de 1:30 minutos para el final-, devolverle la punta al «Ciclón», con el 5-4 frente a un estoico Glorias de Tigre.
Es que San Lorenzo, dirigido por Facundo Ruscica, venía de perder el invicto el martes pasado ante Boca, por lo que este partido era una prueba de carácter para un plantel que se armó con el objetivo de pelear el título hasta las últimas instancias.
Enfrente, Glorias se la bancó de pie y dio batalla: corrió hasta la última gota de sudor, con un juego simple pero ordenado y efectivo tuvo a maltraer al arquero Brian Steccato, y no mereció irse con las manos vacías de Boedo.
Pero el Futsal es así, en un abrir y cerrar de ojos te quita o te da la felicidad plena, y eso fue lo que encontró en el puntín zurdo de Vidal, «disfrazado» de arquero-jugador en el tramo final del partido.
Glorias hizo 37 minutos perfectos, sin dejarse gobernar por el clima intenso en las tribunas del polideportivo «Pando», el planteo del DT «Charly» Fernández quedó claro desde un principio: orden en su campo para intentar golpear de contragolpe.
Estuvo tres veces arriba en el marcador, pero no lo supo ni pudo aguantar y cuando tuvo la oportunidad de noquear a San Lorenzo, lo dejó con vida.
Damián Marín, con un puntazo soberbio, abrió la cuenta para los de Tigre, que sufrieron dos goles casi consecutivos de Vidal y Diego Jorajuría para quedar abajo en el marcador.
Sin embargo, Braian Burgo -de muy interesante actuación- puso el empate en un mal manejo del adelantamiento de Steccato de San Lorenzo y Gabriel Fernández clavó el 3-2, segundos antes que Vidal pusiera las tablas para ir al descanso.
En el complemento, el «Ciclón», siempre desde la conducción de Damián Stazzone y con buenos pasajes Benencio, Baisel, Jorajuría y Carbone, hizo olvidar la ausencia de Eduardo Villalva, quien no pudo estar por un esguince en el tobillo derecho sufrido ante el «Xeneize».
Arrinconó a Glorias que no podía salir, pero que se apoyó en las buenas intervenciones de Ezequiel González para aferrarse a la igualdad.
Pero en una guapeada de tres jugadores, que trabaron y ganaron en mitad de cancha, Burgo quedó cara a cara con el arquero del «Ciclón» y la puso junto a un palo.
La estrategia a la salida de un córner le permitió a Quintairos devolver la igualdad y ahí, Ruscica sin titubear, mandó a Vidal como arquero-jugador.
Glorias, que tuvo una rotación muchísimo más corta en comparación al «Ciclón», abrió demasiadas líneas de pase, movió poquito el banco de suplentes.-apenas jugaron ocho futbolistas- y ahí dejó traslucir que físicamente no iba a aguantar.
Así fue como Vidal, abriendo línea de pase para «saltear» al defensor adelantado de Glorias, controló hacia delante y clavó un puntazo de zurda tremendo para hacer delirar a los hinchas azulgranas, porque apenas quedaban 80 segundos de juego.
Glorias no se derrumbó, adelantó a González para intentar un heroico empate y estuvo a centímetros: Fernández remató, la pelota dio en el palo derecho y en la espalda de Steccato, recorrió toda la línea y Vidal -cuándo no- rechazó antes que un rival la empuje.
Triunfazo de San Lorenzo que se recuperó de la caída ante Boca y le sacó el invicto a un Glorias que, de la mano de «Charly» Fernández, recuperó el pulso histórico de ser un equipo batallador y que complica a todos sus rivales.
Después de tres partidos sin ganar, Pinocho volvió al triunfo, justo en el clásico moderno del Futsal argentino ante Boca (7-5), en un partidazo ante muchísima gente en Villa Urquiza.
Una derrota (Hebraica) y dos empates (Independiente y Lomas Country) habían encendido las alarmas en Pinocho, que se recuperó de la mejor manera y justo en el clásico moderno del Futsal argentino ante Boca, al que superó como en sus mejores tiempos en un partidazo por 7-5.