“Nuestra preocupación es no ser un vientre alquilado”

La Ministra de Producción y Ambiente de Tierra del Fuego dice que los permisos de acuicultura y pesca están ligados a las plantas porque es necesario que exista un derrame. La funcionaria habla sobre sus acciones, la actualidad del sector y da su postura ante la pesca en la Milla 201 y Malvinas.

USHUAIA (REVISTA PUERTO).- Sonia Castiglione es la ministra de Producción y Ambiente de Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur, pero a la hora de hablar de pesca parece que fuera de esa área porque conoce al detalle los proyectos productivos de esta industria. La pesca de centolla y la acuicultura están en un proceso incipiente de crecimiento y asegura la funcionaria que se debe al ordenamiento del sector que comenzó en gran parte con su gestión. Invita al sector empresario a invertir en acuicultura y en centolla en la provincia, asegurando que están al servicio del desarrollo si está ligado a la generación de empleo en tierra. En enero se pondría en marcha la primera planta. Respecto de la pesca en la Milla 201 considera que se le debería dar servicio a esa flota en puertos patagónicos y realiza intimaciones a las empresas en las Islas por incumplimiento de la legislación argentina.

“En 2019, cuando comenzamos la gestión, jerarquizamos el área de pesca y acuicultura para desarrollo de nuestra provincia, en ese sentido hemos avanzado en algunos barcos que se han incorporado con permisos de pesca comercial, pero más aún en acuicultura, donde todo estaba por hacerse, desde la normativa con leyes que se debían reglamentar, hasta ordenar el sector”, dice a modo de presentación Sonia Castiglione.

Cuenta que en el sector artesanal de la zona del canal entre Puerto Almanza y Ushuaia, los pescadores artesanales durante años se pusieron al hombro la actividad “sin resonancia ni apoyo del Estado”, pero que eso cambió a partir de la intervención estatal en diálogo con el sector empresario, para que entendieran que eran complementarios.

“Hemos dado vuelta esa ecuación, hemos trabajado junto con ellos, trabajamos en la certificación de aguas porque estábamos a punto de perderla cuando arrancamos. Tuvimos que hacer un esfuerzo enorme junto a ellos para que puedan ponerse los pantalones largos en este negocio, porque se vendía para el consumo interno; y pandemia de por medio, tuvieron que salir a buscar nuevos mercados para poder vivir. Encontraron entonces una vía de comercialización hacia Buenos Aires, empezaron a mandar hasta centolla viva. En esta apertura había que acompañar desde el Estado con servicios, ordenamiento, financiamiento para ayudar en las modificaciones en planta y en embarcaciones que tenían que cumplir la normativa para salir a pescar. Debimos hacer entender que el Estado no venía a cortarles la cabeza sino a ayudarlos para estar a la altura, para poder abrir otros mercados”, relata Castiglione.

La funcionaria enumera las acciones que se realizaron: “Con SENASA habilitamos el centro de expedición donde empieza la trazabilidad de los mejillones. El CADIC ya venía haciendo un trabajo muy importante y nos hemos sumado para entregarle más datos para la detección temprana de la marea roja que servirá a los productores para levantar las cosechas. La Dirección Nacional de Acuicultura nos está ayudando con la financiación para adecuar el laboratorio de toxinas que tenemos para poder tener el análisis de todas las toxinas en territorio, porque hoy hay análisis que debemos hacerlos en Buenos Aires y debemos mandar muestras semanalmente, con el costo y el trabajo de logística que esto significa. También cambiamos el tipo de muestreo, ya no se muestrea solo en dos sectores sino en doce y podemos vedar por sectores, son cosas que entendemos como servicios del Estado que tienen que existir para facilitar el trabajo de los productores”.

REVISTA PUERTO: ¿Deben seguir haciendo un trámite de exportación para sacar la producción de Tierra del Fuego al continente?

SONIA CASTIGLIONE: Tenemos varios desafíos por delante, la escala y las condiciones de promoción impositiva que para algunas cosas está bien, porque todo lo que certifica origen recibe los beneficios de la ley y por lo tanto no paga aranceles. Pero todo movimiento para Tierra del Fuego a través de sus fronteras provinciales es un movimiento de importación o exportación aduanera y es necesario flexibilizar este trámite para algunos sectores. Lo estamos trabajando con Aduana porque es lo mismo para una electrónica que saca miles de celulares que para un productor que saca 20 kilos de centolla.

RP: ¿En acuicultura están con el proyecto de mejillón nada más?

SC: Una empresa ya tiene un proyecto aprobado y estamos acompañando y monitoreado el proceso, están asociados con pescadores artesanales y todavía tenemos áreas disponibles para futuras inversiones de otras empresas. Para el mes de noviembre van a estar disponibles los 20 longlines para tirar las bases, la Armada Argentina colaborará porque no teníamos las embarcaciones necesarias.

RP: ¿Que implica el involucramiento del sector pesquero en la acuicultura?

SC: Es fundamental porque traen consigo el perfil empresarial que necesita este tipo de actividades, una de las debilidades del territorio es esta carencia en muchos sectores, sobre todo productivos primarios porque siempre fue un desarrollo artesanal y micro. Por eso empresas ya consolidadas y con canales de comercialización son tan importantes. Nuestra preocupación es no ser un vientre alquilado, sino que haya un derrame hacia el territorio, no ser solo un productor de materia prima, sino que se de valor agregado en tierra. Por eso estamos aprobando proyectos, no solo permisos de pesca y de acuicultura, la política que llevamos adelante incluye proyectos con generación de trabajo, permisos asociados a plantas.

RP: La pesquería de centolla viene creciendo, ¿qué perspectiva de desarrollo tiene?

SC: Lo primero fue buscar que se realizaran prospecciones para saber el volumen de centolla que teníamos, el INIDEP había iniciado una campaña en 2019 en aguas provinciales en el sur de Santa Cruz y norte de Tierra del Fuego. Ahora iniciamos junto con el INIDEP norte y sur de Península Mitre y de Isla de los Estados y se están obteniendo muy buenos resultados. Lo que nos posibilita dar permisos de pesca provinciales para barcos que procesen en tierra. Será ampliar el número de zonas a nivel nacional también y tenemos gran expectativa con la zona norte, estaríamos en condiciones de dar un nuevo permiso para congelador o fresquero. Nuestra mirada de gestión es la generación de empleo con actividades genuinas, con lo cual estos permisos son con proyectos de procesamiento en tierra de buena parte de la producción. También debiéramos arribar a algún acuerdo con las empresas para tener un abastecimiento local, por parte de los artesanales, pero no es suficiente. La idea es que el sector artesanal también pueda salir a Buenos Aires, por ejemplo. Lo que pasa con la centolla en Tierra del Fuego es que la venden hasta en las rotiserías y los artesanales de forma graciosa dicen que es un producto premium, que no puede todo el mundo querer comer centolla, pero lo cierto es que hay mucha demanda local y no podemos dejar de atenderla porque es nuestra y debemos poder comerla nosotros y los que nos visitan.

RP: ¿Hay algún proyecto en marcha de procesamiento en tierra?

SC: Hay dos empresas que están gestionando los permisos, están viendo plantas antiguas que hay que reacondicionar y se están ultimando detalles para aprobar los proyectos, esperamos poder tener en verano una novedad.

RP: ¿Qué mirada tiene respecto de la política nacional sobre la Milla 201?

SC: Es un tema que se debe resolver a nivel nacional, mi opinión personal es que deberíamos ofrecer servicios a esa flota con un control estricto de su paso por el Mar Argentino. Río Grande pronto tendrá un puerto con cercanía para esa flota y hay otros puertos patagónicos que podrían ser vía de acceso. La verdad que verlos pasar duele, ver pasar posibilidades de empleo para tantos sectores… Este puerto significa soberanía en el Atlántico Sur, en Tierra del Fuego la soberanía no es romántica. Estamos pidiendo diálogo continuamente, hice una intimación formal a la empresa que construyó el puerto en Malvinas. También vamos a pedir que los que toman licencias de Malvinas deban pedirlas también en Argentina, son acciones que pueden pensar que son naif, pero nosotros sabemos que es nuestro territorio, son nuestros recursos y no podemos quedarnos con los brazos cruzados. También estamos pidiendo que se abra la convocatoria para tener más poteros, el calamar que se llevan en Malvinas es el que pasa por nuestras aguas. Por Karina Fernández

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