
El barrio 10 de Noviembre es una de las urbanizaciones que está llevando adelante el IPV. Muchos de los terrenos fueron expropiados y adjudicados a familias de bajos recursos. La presidenta del 10 de Noviembre, Susana González, cuenta cómo pasan una vez más el invierno con el agua y el hielo hasta las rodillas.
RIO GRANDE.- El año pasado El Sureño recorrió -junto a parte de la comisión barrial- el 10 de Noviembre. En ese momento las aguas servidas habían quedado atrapadas dentro de algunas viviendas.
A los vecinos les habían asegurado que para principios de este año las obras estarían concluidas: “Nosotros comenzamos a movernos el año pasado, cuando veíamos que se terminaba el verano y se nos venía marzo, abril. Así que empezamos a preguntar qué era lo que iba a pasar con nuestro barrio”, recordó Susana Miky González, presidenta del barrio.
Según explicó, desde la empresa y el IPV, allí les daban diferentes motivos por los cuales la obra no avanzaba: “Este año, después del triple incendio que hubo acá, salimos a los medios y se supo en todos lados; al día siguiente la empresa se puso a trabajar ni bien amaneció. Tiraron relleno y todo. A simple vista las calles se veían de lujo. Pero cuando hicieron el gimnasio acá los mismos camiones pasaron y destruyeron todo de nuevo, porque esa tierra no estaba apisonada, no se había compactado y fue peor”, relató Miky.
Los vecinos intentaron recurrir a la Gobernadora cuando la misma visitó el barrio para la inauguración de una nueva rotonda y recorrió la obra del gimnasio, pero tampoco pudieron acercarse: “Fue un ratito, que vinieron en un montón de vehículos, con un montón de policías; llegaron, estuvieron y se fueron. Nunca pudimos hablar con la Gobernadora, nunca pudimos mostrarle cómo siguen estando las calles, más allá del gimnasio. Otra cosa es que, cuando nos acercamos a la comisión y se les planteó que se acercaba la veda invernal, nos dijeron que iban a seguir trabajando porque tenían que terminar la obra lo antes posible. Pero ahora no están trabajando y si preguntás te dicen que están en veda invernal”, agregó la vecina.
Según lo que pudieron averiguar con la misma empresa, las redes de los servicios están, aunque no conectados todavía: “Al no estar conectados, toda el agua queda en la calle. Si hubiese por lo menos una cámara habilitada, el agua que se forma tendría para dónde ir. Además hay calles, cerca de donde están los módulos de Desarrollo Social, que tienen otra vez aguas servidas; porque si vos mirás lo que pisás ahí no es agua no más. Así que estamos caminando entre esa mugre todavía”, siguió detallando Miky.
“Lo que pasa es que, otra vez, no tenemos nada por escrito. Porque cada vez que nos acercamos a presentar un reclamo por escrito no nos lo quieren recibir. Entonces lo que hacemos, lamentablemente, es recurrir al Municipio para presentar los reclamos a través de su oficina. Y ellos hacen notas y les hacen llegar, contando la situación en la que estamos nosotros. Más allá que se hayan hecho los servicios, bien o mal, que se congelen las cañerías; nosotros acá seguimos viviendo con el agua en tanques. Yo abrí las redes sociales y sale que en todos los barrios están trabajando, están haciendo obras. Y nosotros todavía partiendo el hielo que se forma en los tanques donde nos traen el agua”, concluyó la vecina.