Monseñor Jorge García Cuerva se despidió de Río Gallegos

Monseñor Jorge García Cuerva celebró el sábado su última misa en Río Gallegos en el marco de la inauguración de la iglesia del barrio San Benito. El sábado próximo se convertirá en el nuevo arzobispo de Buenos Aires.

RÍO GALLEGOS.- Pocos días antes de convertirse en el nuevo Arzobispo de Buenos Aires, García Cuerva se despidió de los fieles de la diócesis de Río Gallegos y Tierra del Fuego en una emotiva ceremonia en la que no faltaron lágrimas. En tanto, el lunes, al partir en un vuelo hacia la Capital Federal, un nutrido grupo de fieles lo acompañó hasta la terminal para transmitirle su cariño. “Gracias por todo”, fueron las palabras antes de iniciar el embarque hacia su nuevo destino.

El Obispo indicó que se iba contento y agradecido de la gente. “Me llevo muchas cosas en el corazón: el agradecimiento de la gente, cariño y apoyo. Fueron años intensos, tuvimos una pandemia de por medio”, sostuvo García Cuerva.

Sobre la inauguración de la Iglesia recordó que había una “gran expectativa de la ciudad, qué pasaba y qué íbamos a hacer con este templo. Había que tomar la decisión de terminarla. Pusimos el empuje para lograrlo”.

“Ahora viene el gran desafío que la comunidad se apropie, use y disfrute”, explicó, pidiendo a la gente volver a ser callejeros de la fe y que el alma no deje de ponerle garra a la vida.

Semanas atrás, el papa Francisco designó arzobispo de la arquidiócesis de Buenos Aires al monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, de 55 años. Simultáneamente, el Papa aceptó la renuncia presentada por el cardenal Mario Aurelio Poli, al haber cumplido 75 años y lo nombró administrador apostólico de Buenos Aires, con las facultades de arzobispo.

Este sábado en su homilía, monseñor García Cuerva señaló que en Río Gallegos fue bautizado obispo por el pueblo: “Me enseñaron a ser obispo y a dar mis primeros pasos. Hoy parece que ya puedo caminar un poquito más solo y entonces la Iglesia me pide otra misión”.

A su vez, reflexionó sobre las lecturas del día, que invitan a romper con el “siempre se hizo así”: “En el Evangelio, Jesús nos habla también de la novedad, ‘vino nuevo en odres nuevos’. Nos está diciendo Jesús: ‘La novedad no es un parche, hay que animarse en serio a las cosas nuevas'”.

En ese sentido, invitó a sentir “que la novedad es esta comunidad que camina porque, como decía San Romero, Dios es novedad, Dios es evolución, Dios camina con su pueblo”.

Una segunda idea que el prelado destacó en su discurso fue el deseo de que “siempre ésta sea una comunidad hospitalaria, una comunidad que reciba a todos, una comunidad en la que nadie quede afuera”.

Y en tercer lugar, pidió a los miembros de la comunidad que “no se queden adentro, no dejen de ser callejeros de la fe”. “La Iglesia, la fe, la vida, se vive en la calle; acá se celebra”, sostuvo.

El palio arzobispal le será impuesto por el nuncio Apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, en la misa de su toma de posesión, el sábado 15 de julio a las 14:00 en la Catedral Metropolitana.

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