Miles de fieles pidieron pan y trabajo a San Cayetano

BUENOS AIRES (NA).- Miles de fieles desfilaron este lunes por el santuario de San Cayetano, ubicado en el barrio porteño de Liniers, al celebrarse el día del patrono del Pan y el Trabajo. El vicario parroquial del santuario de Cuzco 150, Martín Roberto Quiroga, resaltó que este año los fieles pidieron a San Cayetano sobre todo no perder su empleo o conseguir trabajo. El desfile de fieles desde las primeras horas del lunes fue incesante bajo el lema “San Cayetano, amigo de los trabajadores, danos paz, justicia e igualdad”.
El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, celebró la misa central a las 11:00 en el templo y dijo que “la riqueza espiritual nos mantiene de pie ante las pruebas y postergaciones”.
Destacó también la generosidad “sin límite” de los argentinos y valoró la riqueza espiritual del pueblo.
“Aunque se cierran las puertas del corazón de los hombres que debieran dar empleo digno, el Santo del Pan y del Trabajo nos abre las puertas del santuario y nos muestra que la providencia de Dios siempre nos gana en generosidad”, enfatizó ante miles de peregrinos.
Agregó que “el espiritual es el verdadero tesoro de nuestro pueblo, que debemos cuidar porque de eso depende nuestra esperanza, nuestro deseo de seguir adelante, a pesar de todo”.
Consideró que “peregrinos que pasan delante del santito, después de horas de espera y de cola” ya realizan “una ofrenda grande a los ojos de Dios, porque hay una entrega de tiempo, cansancio, fe y oración” y que el Santo “escucha”.
“Algunos hacen ofrendas de víveres y dinero. La generosidad de nuestro pueblo no tiene límites, todos vienen a renovar la esperanza y la confianza en el santo de la Providencia, como lo llamaba la beata Mama Antula, a quien le debemos esta devoción los argentinos”, recordó.
Al finalizar la misa, el purpurado recorrió las dos filas que se forman para entrar al santuario porteño y bendijo a los peregrinos como lo hacía su antecesor, el actual Papa Francisco.
Monseñor Juan Carlos Ares, obispo auxiliar de Buenos Aires, fue quien abrió las puertas del templo a la medianoche en medio del tañido de campanas y fuegos de artificio, y luego bendijo a los peregrinos.
Como hace más de 30 años, la devota Delia Noris fue la primera en ingresar y recorrer de rodillas el trayecto desde el pórtico del templo hasta el lugar donde está emplazada la imagen del santo; en esta ocasión lo hizo con un cartel que tenía escrita la frase: “Trabajo para todos los argentinos”.

Nuevamente se sintió la devoción por San Cayetano.