Iruya, suspendido del barranco de una enorme quebrada, te espera

Al llegar a Iruya, la primera impresión es de un pueblo “colgado en la montaña”, o más bien, de una isla, ya que está rodeado por los ríos Colanzulí -o Iruya- y Milmahuasi.

Un turismo diferente, un turismo que se salga de lo común conocido y lo clásico, dirigido a las personas interesadas en conocer la cultura de los pueblos indígenas, es la propuesta de Iruya.

SALTA.- Se destaca su edificación colonial con callejuelas estrechas y sus paisajes de imponentes vistas panorámicas. En sus proximidades se encuentran las ruinas del (se pronuncia en la zona como pucara y no “pucará”) pucara de Titiconte. Y las distintas comunidades que se encuentran a en sus alrededores como: San Isidro, San Juan, Chiyayoc, Rodeo Colorado, etc.

Aquí, los habitantes, vestimentas, costumbres y viviendas han mantenido su tradición a lo largo de 250 años. El poblado conserva sus calles angostas y empedradas, con casa de adobes, piedras y paja.

Iruya, esta a los 2.780 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente a una distancia de 320 Km. de la capital Salteña.

Es conocido hasta ahora por su belleza geográfica y su pueblo de “ensueños”. Sin embargo el departamento goza de múltiples identidades culturales, económicas y políticas (tradiciones, costumbres de vida, formas de organización, etc.).

Aquí en el pueblo de Iruya la cultura aborigen se entrecruza con la cultura hispana, logrando la supervivencia de ambas, lo cual ha generado un proceso histórico de interculturalidad.

Iruya, su nombre tiene una variedad de significados, y de acuerdo a la antigüedad del pueblo a pesar de ser un pueblo relativamente nuevo con respecto a las comunidades del Interior. Se detallan a continuación dos de sus significados ya que se acercan más al origen de la palabra “iruya”: En voz quechua o aymara, proveniente de la palabra Iruyoc “Iru” = paja y “yoc” = abundancia, iruya = abundante paja.

Turismo Cultural

Iruya, además de los espectaculares paisajes y los pueblos cercanos más accesibles, tiene una gran cantidad lugares (y comunidades), a las que muy poco llega el turista y otros que son totalmente vírgenes. Están ahí, con una cultura casi intacta, con la gente kolla con su vestimenta de siempre, cumpliendo cada uno todo los días sus trabajos, en los campos y en el hogar; con los sembrados, los ganados, las artesanías y todas sus rutinas diarias. Por otro lado diferentes relieves, vegetaciones y fauna, decoran el paisaje de esta región. Fuente: iruyaonline.com

El camino

El camino hasta llegar al pueblo es de cornisa, ripio y por momentos sólo pasa un auto. Es mayormente en subida: sube hasta los 4.000 m.s.n.m en el paraje llamado Abra del Condor. Se va por la ruta Nacional N° 9 (asfalto). A 26km de Humahuaca está el cruce de rutas: hay un cartel que dice Iruya 54km. Hay que seguir este camino (ripio).

Que te propone

Caminar siguiendo el curso del río y sentarte en una piedra a sentir el instante. Sol que acompaña nuestro andar, agua fresca libre para tomar. Perderte entre sus calles empedradas. Subir, caminar lento, seguir subiendo, girar y bajar. Continuar tu paso sin saber muy bien para dónde y con qué propósito caminas. Te invita a visitarlo sin brújula, sin mapa, sólo dejándote llevar. Observar, mirar cada detalle, sentirlo puro, natural.

Es un pueblo lento que no conoce de ruidos molestos. Alejado de la polución de la ciudad te invita a respirar aire puro, sentir su energía, te llena de vida como el instante mismo, como el aquí y ahora.

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