Gran Premio de la Hermandad

La geografía de su trazado y los nombres que la identifican.

El Gran Premio de la Hermandad y un lugar icónico para ver los autos pasar. El puente sobre el río Chico o Carmen Sylva. (Foto: ALFIO).

Por el Prof. Miguel E. Vázquez. Por estos días, en que los recuerdos de la prueba automovilística denominada “Gran Premio de la Hermandad Argentino-Chilena” se reavivan maximizados ante la suspensión de su Edición 2020, tenemos tiempo para indagar sobre algunos temas relacionados a ella y el presente escrito tiene que ver con la toponimia, es decir, con el estudio etimológico de los nombres propios de lugares por los que esta transita, en este caso, de algunos ríos, lagunas, bahías y estribaciones de nuestra Tierra del Fuego, para lo cual rastreamos el porqué de los nombres del río Avilés, del río Chico o Carmen Sylva, de la laguna Arcillosa, del arroyo Gama, de la sierra Carmen Sylva y de San Sebastián.

Un lugar tradicional que congrega históricamente mucha gente para ver el paso de los autos en la competencia del Gran Premio de la Hermandad es la Arcillosa, esta es una laguna permanente, que se encuentra a 1km. al sur del río Chico o Carmen Sylva, próxima a la costa oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Su nombre se debe a la constitución edáfica de la laguna o, dicho de otra manera, a la composición de su suelo.

Portada del libro “Cuentos de una Reina” escritos por Carmen Sylva, Reina de Rumania.

Mientras que el arroyo Gama es un curso natural de agua que nace en el lado chileno, en la sierra Carmen Sylva, fluye hacia el este y cruza la frontera hacia el lado argentino, traspone la Ruta Nº 3 y desemboca a 18 km. al sudeste del cabo San Sebastián. Su nombre fue impuesto por el explorador Julio Popper, con referencia a la tercera letra del alfabeto griego. A veces aparece escrito como “chorrillo o arroyo Gamma”.

Esta tradicional competencia argentino-chilena es la única en el mundo que se corre a fronteras abiertas, en el lado argentino el Paso Fronterizo se ubica junto a un pequeño asentamiento poblacional que se denomina San Sebastián. Su nombre lo toma de la bahía que se forma entre la punta de Arenas (donde finaliza El Páramo) y el cabo, que también adopta ese nombre, el cual fue impuesto por la expedición de los hermanos Nodal, quienes fondearon en ella el 20 de enero de 1619 dándole el nombre del santo del día: San Sebastián. Los Nodales supusieron que este accidente se trataba de la entrada de un estrecho o canal que se unía, en Chile, con la bahía Inútil (denominada así en 1827 por el capitán Phillip Parker King, quien comprobó que la bahía no ofrecía posibilidad “ni de anclaje ni de refugio, ni cualquier otra ventaja para el navegante”).

Anteriormente la bahía San Sebastián se nominaba “Atlsamká”, que significa: lugar en que abunda la pintura blanca. Y esto a su vez deriva de “Atl” que significa pintura y “Samelk”, blanca. Y también se la conocía como “Ko:tiken”, topónimo que deriva de “Ko:ten”, que significa collar de huesos y “Kennen”: traer.

Algunas otras investigaciones hacen suponer que el topónimo “San Sebastián” fue impuesto por algún cosmógrafo deseoso de inmortalizar el nombre de “Joan Sebastián del Cano” (sic).

Mapa de la Isla Grande de Tierra del Fuego de 1911. (Sociedad Imprenta i Litografía Universo – Santiago).

El sector aledaño al puente sobre el río Chico, en el sector argentino, se ubica entre los clásicos lugares para presenciar el Gran Premio binacional de automovilismo. Este río es llamado así al contraponer su tamaño con el río Grande, también se le atribuye el nombre de Carmen Sylva. Este río nace en el monte Cazuela (417 mts. de altitud), perteneciente a la sierra Carmen Sylva chilena, una parte de esa sierra se ubica dentro de esa gran “U” que forma parte del camino que recorre la carrera, desde el conocido cruce Las Flores, Russfin, Cameron y el cruce de Onaisín con casi 200 kms. de extensión. Pero debemos aclarar que la continuidad de la sierra Carmen Sylva, en sector argentino, se ubica en el Departamento Río Grande, a 4 kms. al sur de la localidad de San Sebastián y de su bahía, cruzando la frontera argentino-chilena al norte del Hito XI. Siendo el cabo San Sebastián, promontorio de 60 mts.de altitud, donde prácticamente termina la sierra Carmen Sylva.

El río Chico o Carmen Sylva corre formando meandros por la estepa semiárida magallánica, recibiendo aportes de varios cursos menores, los cuales en época de deshielo transportan una notable cantidad de agua, incluso témpanos. El resto del año la mayoría permanecen casi secos. Aún en Chile es atravesado por la ruta Y-895. Posteriormente traspone el meridiano limítrofe y penetra en territorio argentino (entre el Hito XII y el Hito XIII) cruzando la Ruta Nº 3. Entre los afluentes, por su margen izquierda, destacan los arroyos Pirámide y Cachimba. De los afluentes de su margen derecha es relevante el río Avilés, su colector principal, el cual también nace en Chile y corre paralelo al río Chico o Carmen Sylva durante un largo trayecto, uniéndose ambos al acercarse al área costera.

En la expedición de Ramón Lista de 1886 al río Chico o Carmen Sylva se lo había denominado”río de los Toldos”, en razón de conocerse la zona como “de las Tolderías”.

La Bahía y el Cabo San Sebastián con su faro. (Foto: MEV).

Un poco de historia

Comenzaremos diciendo que los estancieros, en el siglo XIX, sentían cierta necesidad de nombrar a los accidentes geográficos con los que contaban sus tierras, así como los navegantes lo hacían con los accidentes costeros. Por este motivo es que el “conquistador” José Menéndez (tal el mote con el cual lo cataloga Osvaldo Bayer en el prólogo del libro de José Luis Alonso Marchante, ‘Menéndez, Rey de la Patagonia’), entre otras nominaciones que efectuó, bautizó al río que hoy conocemos como ‘Avilés’, ya que al ser originario de Miranda de Avilés, le impuso ese nombre en recuerdo de la ciudad asturiana que lo vio nacer.

Repasando otra parte de la historia, mencionaremos que en septiembre de 1886 llegó a Punta Arenas el ingeniero rumano Julio Popper, hombre culto y ambicioso, quien años más tarde sería beneficiado por el Gobierno argentino con 80.000 hectáreas a ambas márgenes del río Grande, haciendo uso de la Ley de Colonización de 1876, aunque su aspiración de colonizar Tierra del Fuego nunca pudo concretarse por su sorpresiva muerte acaecida en 1893.

Desde Punta Arenas cruzó a Porvenir, ciudad capital de la Tierra del Fuego chilena (ubicada a orillas de la bahía Porvenir -llamada por los selknam: Karkamke, que significa aguas bajas-), y de allí se trasladó hasta San Sebastián. Su intención de construir lavaderos de oro la concretó en El Páramo. Realizó muchas expediciones en todo el territorio fueguino y fue su mayor nominador. Juan Belza, en su libro “Romancero del topónimo fueguino”, menciona que Popper “a la serranía inmediata, la menniamai -otros datos la mencionan como ‘nemiamai’- (nuestra madre de los choncóiucasóchonkóiukas) le adjudicó el seudónimo poético de la reina de Rumania, Carmen Sylva, nombre que extendió a la barranca y al río que descienden hacia el cabo Domingo”, río que, como ya mencionamos, también fue denominado como río Chico.

Por su parte, en el libro “La Tierra de los Fuegos”, de Mateo Martinic Beros, se lee que “la segunda expedición estuvo a cargo del ingeniero de minas Julio Popper, de origen rumano, quien con una partida armada cruzó la Tierra del Fuego desde la bahía Porvenir hasta la de San Sebastián. Recorrió luego el litoral atlántico desde el río Grande hasta la vecindad del cabo Espíritu Santo en búsqueda de manifestaciones auríferas, pues tal era su objetivo, y regresó a la costa del Estrecho luego de reconocer la parte norfueguina hasta Gente Grande. De su paso por el actual territorio chileno quedó el conocido topónimo Carmen Sylva, por su soberana la reina de Rumania, para la conocida sierra. (…) La sierra Carmen Sylva guarda más semejanza orográfica con la de Boquerón y su altura media es del orden de los 300 metros”.

¿Quién era Carmen Sylva?

Isabel de Wied (nombre completo: Paulina Isabel Otilia Luisa de Wied), fue reina consorte de Rumania por su matrimonio con el rey Carlos I -nupcias celebradas el 15 de noviembre de 1869-, además de una célebre novelista bajo el pseudónimo de “Carmen Sylva”. Al año de casados tuvieron a su única hija, María, que murió con apenas cuatro años de edad, algo de lo que Isabel nunca se recuperó. Fue coronada Reina de Rumania en 1881 después de que Rumania fuera proclamada reino.

Durante la guerra ruso-turca de 1877-1878, también conocida como la Guerra de la Independencia Rumana, Isabel se dedicó al cuidado de los heridos y fundó la Orden de Isabel (cuya condecoración consiste en una cruz de oro en una cinta azul), destinada a honrar a las personas que se distinguen en dicho servicio. Promovió la educación superior para las mujeres rumanas y creó varias sociedades de caridad. En 1882 fue elegida miembro de la Academia Rumana.

Su educación fue muy variada y completa, lo cual le permitió distinguirse como pianista, organista y cantante. También fue hábil para la pintura y el arte de la iluminación. Sin embargo, su imaginación de ensueño y poesía la llevaron por el camino de la literatura, especialmente la poesía, la narrativa de cuentos y las baladas y, en un gran trabajo de recopilación de leyendas rumanas populares, les dio forma literaria. Escribía con fluidez en alemán, rumano, francés e inglés.

¿Por qué la Reina eligió ese seudónimo?

Cuando Isabel se casó tenía escritas poesías para formar un tomo voluminoso y había probado componer de todo, incluso poesía y drama. La primera de esas la escribió cuando tenía 11 años, y el primer drama a los 14. A los 35 años decidió imprimir su primer libro. Fue entonces cuando comenzó a buscar un seudónimo, “un nombre que ocultara mi verdadera personalidad”.

El único libro de ella que me fue posible encontrar disponible para adquirir vía web, es el que ilustra esta nota, “Cuentos de una Reina”, traducido de la última edición alemana por Pelayo Vizuete, e impreso en Barcelona por Montaner y Simón Editores en el año 1906. En el último cuento de este libro ella misma explica el porqué del seudónimo:
“Una mañana le comuniqué mi deseo a cierto doctor.

-Quisiera –le dije- escoger un seudónimo bonito, y como vivo en Rumania y pertenezco a este pueblo latino, yo desearía que también fuera latino el nombre; pero que, al mismo tiempo, recordara mi origen. Dígame usted, doctor, ¿cómo es bosque en latín?
-Bosque es en latín, sylva.
-¡Magnífico! Y ¿cómo es pájaro?
-Avis
-Eso ya no me gusta tanto, ni suena bien. ¿Cómo se dice cantar o canto?
-Canto es carmen.
Entonces batí palmas de entusiasmo y dije:
-¡Ya tengo el nombre! En alemán me llamaré Waldgesang, y en latín Carmen Sylvœ, pero Sylvœ no parece nombre de verdad, y una ligera alteración me sacará del aprieto: así, me llamaré Carmen Sylva (…) Carmen Sylva o Canto de la Selva es el nombre que, a modo de las anchas hojas plateadas del tilo, me han servido para ocultarme”…

Lo que a ella le sirvió para ocultarse, ojalá a nosotros nos sirva para dar el puntapié inicial en ilustrarnos sobre los lugares que solemos recorrer sin saber acabadamente el origen de su denominación. Ojalá ese conocimiento, nos abra una nueva perspectiva y, al entender un poco más de su geografía y de su historia, acompañemos el crecimiento de Tierra del Fuego, valorando lo que nos legaron nuestros antecesores, quienes interactuaron con su ambiente construyendo este patrimonio cultural.

Bibliografía consultada:
“Romancero del topónimo fueguino”, Juan Belza.
“La Tierra de los Fuegos”, Mateo Martinic Beros.
“Menéndez, Rey de la Patagonia”, José Luis Alonso Marchante.
“Cuentos de una Reina”, Carmen Sylva.
“Registro de Topónimos de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”. Departamento de Cartografía. Compilación, armado y actualización: Cartog. Rosana A. Danza. Departamento de Sistema de Información Territorial. Ministerio de la Producción. Subsecretaría de Planeamiento. Dirección General de Planificación y Ordenamiento Territorial. Año 2000.