Su legado literario y social sigue vigente. En España, un curso repasa sus múltiples facetas como poeta, diplomática y defensora de la educación.
BUENOS AIRES (NA).- La voz de Gabriela Mistral, que ganó el Premio Nobel de literatura hace 80 años, «sigue siendo esencial en el siglo XXI», aseguró en Santander, al norte de España, el agregado cultural de la Embajada de Chile en Francia, Diego del Pozo, quien define a la chilena como una «escritora de tres siglos».

«Nació en el 1889, creció, desarrolló su obra y ganó el Nobel en el siglo XX, y en 2007 salió a la luz un legado de más de 20.000 manuscritos que escribió a lo largo de su carrera», explicó durante la inauguración del curso ‘Gabriela Mistral, ochenta años del Nobel de literatura’, celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Mistral (Vicuña, 1889-Nueva York, 1957) es considerada una de las personas más relevantes de la literatura y el pensamiento latinoamericano: fue la primera mujer diplomática de Chile, la primera mujer latinoamericana en ganar el premio Nobel y la segunda persona de la región en hacerlo.
Del Pozo, que ha escrito el libro “Recados completos” sobre la escritora, aseguró que Mistral se convirtió en una «voz global» y «embajadora cultural», pese a sus humildes orígenes en el norte de Chile, «en los márgenes de la sociedad».
Trabajó como maestra rural y defendió sus orígenes indígenas durante toda su carrera diplomática y literaria, además de los derechos de la mujer y la identidad americana.
«Fue rebelde, íntima, visionaria e internacional», destacó el autor, quien añadió que para estudiar a Mistral «hay que entenderla en todas sus facetas».
Además subrayó que la poeta fue una fuente de inspiración y conocimiento «inagotable», con un fuerte compromiso con la transformación social y la educación como «piedra angular» de la sociedad.
Su legado sigue presente en este siglo, reiteró Del Pozo, y es una «clave poderosa para comprender el propio presente y para aflojar un futuro más justo, más humano y más consciente».
Celebración nacional
Del Pozo celebró que el Gobierno chileno conmemore los 80 años del Nobel de Mistral -que se cumplen este año- porque es algo «sin precedente» y el homenaje a una figura como la poeta es «merecido y una deuda». «Se empieza a hacer justicia, a rendir homenaje y a ser consciente de quién es», señaló.
Sin embargo, el gestor cultural lamentó que desde 1945 ninguna otra mujer latinoamericana o de habla hispana ha sido galardonada con esta distinción.
El curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo girará en torno a las diferentes facetas en la vida de Mistral, desde su etapa como maestra rural, pasando por la diplomacia y el periodismo, hasta su parte más íntima y su vida más allá de lo profesional.
A la inauguración de esta jornada asistieron la directora ejecutiva de la Fundación Chile-España, María Ángeles Osorio, organizadora del evento, y el embajador de Chile en España, Javier Velasco, entre otros.
El 15 de noviembre de 1945, la poeta, profesora y diplomática, Gabriela Mistral obtiene el premio Nobel de la literatura, transformándose así en la primera latinoamericana en obtener dicho galardón, hito histórico que ha sido recordado por diversas fuentes a nivel internacional.
Su carrera diplomática
Más allá de su legado literario, Gabriela Mistral desempeñó un papel clave en la diplomacia chilena, siendo la primera mujer en ejercer el cargo de cónsul en países como Brasil, España, Portugal e Italia.
En cada uno de estos viajes logró combinar su labor como cónsul con su pasión por las letras, participando activamente en tertulias culturales y forjando amistades con diversos escritores contemporáneos, donde destacan los venezolanos Rómulo Gallegos y Teresa de la Parra, el mexicano Alfonso Reyes, la argentina Victoria Ocampo, entre otros.
Su activismo la llevó a participar de diversos foros y eventos internacionales, donde abogó por la educación y la protección de los derechos de los niños, siendo designada en 1920 como consejera del Instituto Internacional de Cooperación Intelectual, una organización de la Sociedad de las Naciones.
Obras
Dentro del amplio repertorio de obras, destacan, por ejemplo, “Desolación” (1922), su primer gran libro que la catapultó como referente de la poesía latinoamericana. Más tarde escribió “Ternura” (1924), donde abordó temas de amor maternal y poesía infantil. Finalmente, en 1954, publicó “Lagar”, su última obra que tuvo un amplio reconocimiento del mundo literario. En esta última se tocan temas de muerte, religión y dolor personal. Para muchos críticos, fue la obra cúlmine de la escritora.