Aprender en mucho más de tres dimensiones

Desde julio en el colegio provincial Dr. Ernesto Guevara los chicos de 4to a 7mo año están trabajando con impresoras 3D recibidas desde el INET. Desde la institución propusieron hacerlo junto con Atomic Lab, fabricando una prótesis para el brazo de un niño de 10 años.

RIO GRANDE.- El proyecto es institucional, los chicos de 4to a 7mo año del secundario participan de forma voluntaria. El objetivo: imprimir, ensamblar y pintar una prótesis para el brazo de un niño que sufrió un accidente y tuvo que ser amputado. Desde el diseño de las partes, el armado y los detalles finales, un grupo de chicos estudiantes de nivel secundario, junto a su profesor, trabajan en su tiempo libre con las impresoras 3D de la escuela.
“El proyecto se llama Entre Todos Hacemos y no está dentro del programa educativo en sí, es decir que ellos se anotaban de manera optativa y no es que tienen una calificación por eso”, recalcó Alejandro Quevedo, profesor a cargo del laboratorio de impresión 3D que comenzó a funcionar en el colegio Guevara.
En el grupo, trabajan juntos chicos y chicas de diferentes años y cursos, se encuentran con el profesor en diferentes horarios o solos, acceden al laboratorio para ir completando las tareas que cada uno tiene asignadas.
“Nos reunimos cada tanto para ponernos al tanto del avance del proyecto. Cuando fuimos al taller de pintura me acompañaron los que podían, cuando fuimos a la radio también fui con los que podían en ese momento. La comunicación del grupo, la hacemos a través de una plataforma de Google que se llama Clap”, siguió explicando Quevedo.
Además del diseño, la impresión y el ensamblado de las partes de la prótesis, los chicos trabajan en muchas áreas de conocimiento que se van aplicando en el proceso. Desde el uso de Clap donde se van poniendo al tanto del estado de cada pieza, evalúan si la imprimieron bien o mal: “Por ejemplo, si uno de los chicos imprimió una pieza y ve que no funciona, entonces la prueba de otra manera, y en una columna que dice, consejos de impresión, ponía: imprimirla con tal relleno, poner tal soporte, a tal velocidad. Porque son cosas que influyen en la calidad de la pieza final. Entonces nosotros vamos armando”, agregó el docente.
Además, cada estudiante instaló en las netbooks el programa Cura, que es un software gratuito: “Hay programas mejores, pero son licenciados y son caros. Y además estamos en una escuela, así que estamos tratando de hacer una campaña de piratería cero. Tratamos de buscar licencias educativas o programas libres; porque tratamos de no piratear ningún tipo de software, porque la verdad que estamos formando técnicos que tengan una ética de trabajo”, explicó Quevedo.
Aunque el docente y los estudiantes no conocen al destinatario de la prótesis para el brazo (que todavía está derivado en Buenos Aires) saben que el nene pidió el brazo a través de Atomic Lab, una plataforma que se dedica a conectar voluntarios con personas que necesitan estas prótesis funcionales: “Cómo no esperábamos que llegaran las impresoras este año, no teníamos una materia en la que viéramos impresión 3D. Para el año próximo sí ya hay proyectos, va a haber talleres EDI de impresión 3D en 6to año, en ciertas materias como diseño asistido por computadora las empiezan a utilizar también. Pero había que poner las impresoras a funcionar, y surgió la pregunta: Cómo con la tecnología de la impresión 3D se podía ayudar a la comunidad, ya fuera Río Grande o la escuela”, contó Quevedo.
“Salieron varios proyectos, esto es algo que hicimos con los chicos de 7mo año. Surgió el proyecto de imprimir portaherramientas para la escuela- detalló el profesor-. Para que no estén las herramientas tiradas en las gavetas o en cajas. Entonces, se los puede diseñar, colgarlos con tornillos, y así, primero va a haber un control visual de que no se pierdan, se van a golpear menos. Otro proyecto fue poder ayudar a la comunidad de alguna manera, que el proyecto que los chicos podían tomar como optativo”.
La otra idea fue la de anotarse en Atomic Lab, como embajadores. Una vez inscriptos como voluntarios, crearon una cuenta en el sistema; en este caso los chicos se anotaron como voluntarios en el programa Limbs, que además provee los medios económicos para el material de impresión: “Este primer pedido lo pagamos nosotros, para empezar a trabajar, por una cuestión de que la página lo que hace es cargarte saldo en Mercado Pago, pero Mercado Pago no hace envíos a Tierra del Fuego. Así que íbamos a tener que enviárselo a alguien, que lo envíe o lo traiga, así que para que fuera más rápido nos hicimos cargo de los materiales nosotros”, contó el docente.
Comenzaron el trabajo de diseño teniendo en cuenta los datos enviados por la persona, con el tipo de amputación, de qué mano es, el tamaño, la selección de colores y hasta una imagen sobre un fondo de hoja cuadriculada para ayudar a determinar las medidas de la forma más precisa posible: “Vos a través de la página vas subiendo fotos y reportes y una vez terminado el trabajo arreglás la entrega con la familia, a través de Atomic Lab o directamente por teléfono. En este caso, nosotros sabemos que el nene reside acá en la ciudad, pero no lo conocemos personalmente, ni su cara, porque luego está en la familia si ellos quieren publicar la foto del brazo con el logo de Atomic Lab, como para ayudar a la difusión o no. La idea es ser voluntario, más allá de la difusión”, aclaró Quevedo.
Las posibilidades para las prótesis son casi inagotables: “Una prótesis estética, que no es nada funcional como la que usa Daniel Scioli por ejemplo, sale miles de dólares, para una mano robótica ya hablamos de millones. En la página, sin embargo, se ven niños a los que se les hacen adaptaciones para poder dibujar, tocar el violín, jugar con un fresbee, cosas que hagan que los chicos puedan sentir que recuperan algo de la calidad de vida que les tocó perder. Siempre utilizando una máquina de impresión 3D hogareña, con un material que sea también accesible, que la persona que lo necesita pueda tenerlo de forma gratuita”, detalló el profesor.
Y agregó: “Lo que nosotros hacemos es trabajar en un entorno formativo. La meta de la prótesis es terminarla en dos meses, ahora está ya en la etapa de pintura. Y podríamos haber entregado la mano sin pintar, pero nos ponemos en el lugar de un nene de diez años que vive esta situación como algo negativo, que tiene que estar observado porque cuando tenga la mano puesta, se va a ver. Y si podemos lograr que él sienta esta nueva condición como algo que le dé algo positivo, tener el brazo de Ironman… porque la verdad es que después viene la parte de la adaptación, de aprender a usar la prótesis”.
En cuanto al proyecto, Quevedo resaltó el hecho de que el trabajo sea creado por los propios chicos: “Que sea un proyecto, que aunque no sea tan visible, sea algo que hagan los chicos. Y si hay error es otra forma de seguir aprendiendo, a medida que se corrige es un aprendizaje”, expresó.
Franco Gómez, cumplió 16 años, es el más joven del equipo. Por más que entra a la escuela a las 7:45, muchas veces, está desde las 7 de la mañana en el laboratorio para corroborar cómo se imprimieron las piezas, y registrar el avance del trabajo: “Cuando era más chico veía muchos videos sobre impresión 3D, y cuando el profe publicó en el face el proyecto solidario, me ofrecí enseguida. Hace unos días también me ofrecieron la posibilidad de usar Fusion 360, una aplicación que sirve para modelar en 3D, que te permite usarlo de forma gratuita como estudiante, y es muy interesante para mí”, dijo Franco.
El resto del equipo lo integran: Gabriel Lescano, Miguel Canteros, Mendoza Soledad, Fabricio Romero; pero ya hay más estudiantes inscriptos para futuros trabajos.