Antes de los 5 años, la incontinencia nocturna no debe ser una preocupación

También conocida como «incontinencia nocturna» o «enuresis nocturna» (EN), la enuresis es la micción involuntaria, durante el sueño, y a una edad en la que se espera que el niño ya no se orine de noche.

TELAM (Por Dr. Cristian Sager, médico urólogo infantil, Centro Argentino de Urología).- Antes de los 5 años, no debe ser una preocupación porque todavía se está desarrollando el control nocturno de la vejiga, pero, a partir de esa edad, la mayoría ya está completamente entrenada para ir al baño. Entre los 5 y los 7 años, la enuresis continúa siendo un problema para algunos, y, luego de los 7 años, un pequeño grupo todavía moja la cama.

La EN hace referencia a la incontinencia urinaria nocturna que tiene lugar al menos una vez al mes durante un trimestre en chicos de edad igual o superior a cinco años, es más frecuente en varones y monosintomática porque no hay síntomas diurnos.

La mayoría de los niños deja de mojar la cama por sí solos, pero necesitan un poco de ayuda. En otros casos, puede ser signo de un trastorno no diagnosticado que requiere atención médica.

La consulta con el profesional hay que realizarla si continúa luego de los 5 años, si vuelve a realizarlo algunos meses después de haber dejado de hacerlo o presenta escapes de orina durante el día.

Si bien aún no se identificó una única causa responsable de la enuresis monosintomática, existen factores relacionados como, por ejemplo, una vejiga de menor capacidad -incapaz de contener la orina generada durante la noche-, falta de percepción de vejiga llena junto con un sueño muy profundo o secreción reducida de hormona antidiurética, que es la que reduce la producción de orina por la noche.

La constipación crónica es una de las principales asociaciones con la enuresis y otros tipos de disfunciones vesicales. El intestino y la vejiga comparten orígenes comunes en el desarrollo, vías nerviosas y asientan en la pelvis en estrecha vecindad.

Otras asociaciones son las apneas del sueño o infección del tracto urinario, que puede generar fugas de orina en cualquier momento del día y de la noche. Además, se puede acompañar de necesidad de orinar a menudo, urgencia y dolor por ir al baño. Éste es el terreno de la «enuresis no monosintomática» porque, además, hay síntomas diurnos.

La diabetes puede ser otro factor por estar acompañada por mucha sed, pérdida de peso y cansancio. También las alteraciones psicológicas dado que se ha encontrado una asociación positiva con problemas conductuales y emocionales como tics, ansiedad, depresión, TDAH (comorbilidad más frecuente), fobias específicas, sonambulismo, retraso del lenguaje y problemas escolares.

Por último, los factores socio ambientales contribuyen con «la cama mojada» dado que la EN se presenta como un síntoma regresivo ante episodios como abuso sexual, separación de los padres, inicio escolar, bullying y/o fallecimiento de un ser querido.

Las consecuencias de no tratarla pueden generar algunas situaciones negativas como sentimientos de culpa y vergüenza, retracción social, pérdida de oportunidades de participar en actividades con pares -como ir a dormir a casa de amigos o de campamento- e irritaciones de la piel y zona genital por mojar la ropa interior.

Los mitos, en tanto, son varios como, por ejemplo, que es un problema de comportamiento cuando, en realidad, aquellos que la padecen lo hacen de manera inconsciente y dormidos, simplemente sucede y no caben los castigos. O que es un grave problema de salud, si bien no es así.

Una afirmación falsa es que tiene un único tratamiento para todos cuando hay diferentes subgrupos de enuréticos y con abordajes compartidos y diferenciados.

También existe la creencia de que desaparece durante la adolescencia, aunque es cierto para algunos chicos, puede persistir en otros.

Entre las recomendaciones, sobresalen el registro preciso de los hábitos de micción y defecación (con calendario y diario miccional); una adecuada hidratación durante el día, con agua y/o líquidos sin contenido de cafeína, estimulantes ni colorantes; la restricción de bebidas durante la noche; un equilibrado consumo de frutas, verduras y fibras: evitar cenas con exceso de sal y azúcares; una micción con regular frecuencia -entre 6 y 8 veces por día y una defecación diaria como hábito, a la misma hora y con el tiempo suficiente (10-15 minutos) en posición adecuada y con los pies apoyados en el piso o escalón.

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