Abrió un comedor itinerante que lleva la solidaridad a los barrios

Son 25 voluntarios que formaron la organización Voluntariado RG 2.0. A través de una innovadora propuesta cocinan en sus hogares, y los sábados se encargan de llevar los alimentos a más de cien familias. También comenzaron a entregar meriendas. “La idea es dar con alegría”, aseguró Alejandra Cayún, una de sus integrantes.

RIO GRANDE.- Con la premisa de “dar con alegría”, un grupo de más de 20 voluntarios comenzaron a llevar adelante en la ciudad una propuesta de solidaridad innovadora: lo que ellos denominaron olla itinerante de fin de semana.

Alejandra Cayún es una de las generadoras del proyecto ya aseguró que “la idea es generar un cambio en la sociedad. Y explicó que “se trata de un proyecto integrado por voluntarios que autogestionamos el proyecto, sale todo de la voluntad de quienes lo integramos.

Lo llaman “olla itinerante” porque no tiene un lugar fijo donde cocinar, “es un comedor de los días sábados que viaja por toda la ciudad, cocinamos en la casa de los voluntarios”.

Si bien cuentan con un espacio físico en los asentamientos, los días sábados una vez hecha la comida, la olla viaja hasta ese lugar y ahí cada uno de los voluntarios sale con sus vehículos hasta las viviendas de las más de cien personas que asisten, a quienes les llevan la comida a sus casas para que puedan comer en familia.

“Con esto tratamos de generar el vínculo familiar, comer todos juntos en casa y que no tengan que trasladarse hacia otro lado”, remarcó Alejandra.

Ya han recorrido los barrios INTEVU, Chacra XIII (Malvinas Argentinas), los asentamientos de la Margen Sur, “estamos tratando de trabajar un poquito en Chacra II también”. “La necesidad nos afecta a todos y en cada rincón de la ciudad, no solo hay necesidad en los barrios informales, sino en barrios ya consolidados, más allá de los barrios más vulnerables, en todos lados”, sumó.

El proyecto cuenta con un espacio en Facebook donde se pueden comunicar con integrantes de la propuesta denominado “VoluntariadoRG 2.0”. “Le pueden poner ‘me gusta’ y ahí se pueden contactar con cualquiera de los voluntarios, inclusive están los números de teléfono. Más que nada nosotros necesitamos voluntades comprometidas. No pedimos nada, acá no hay dinero, no se lucra de ninguna manera. Contribuimos con el aceite, el paquete de arroz o fideo, sal, lo que la gente pueda donar, de hecho nosotros mismos colaboramos con los alimentos porque es un proyecto autogestionado”.

“Nosotros tenemos bien diagramadas todas las actividades, nos juntamos todos los sábados a las 5 de la tarde en la casa de doña Rosa, que es donde cocinamos y se preparan los alimentos, nos distribuimos, buscamos las ollas y a las 8 de la noche los días sábados, en la calle Tahuen 235 del barrio La Esperanza, que es el punto de encuentro donde repartimos las ollas”, agregó.

Es que ahora, además de la olla de los sábados, los voluntarios agregan la merienda los días domingos. “Sabemos que los comedores escolares trabajan de lunes a viernes y muchas familias tienen que esperar a los lunes para volver a comer. Tratamos con esto de compensar esta laguna que hay”, dijo Cayún.

Y agregó: “Este domingo vamos a tratar de llevar la merienda, cada uno de los voluntarios prepara en su casa tortas fritas o lo que sepa hacer, lo juntamos todo y vamos a salir por la ciudad con globos y payasos. La idea es dar con alegría, con cariño y con amor”.

Además recordó algunas anécdotas desde que iniciaron las actividades: “desde perdernos en los asentamientos hasta que se nos confundan las ollas” y resaltó el componente humano de este voluntariado. “Son todos vecinos comprometidos y con ganas de trabajar para los demás y pensamos que cuando hay voluntad y ganas de hacer el bien, las cosas siempre salen como deben salir. Aparte se cohesiona y fortalece el grupo día a día, trabajamos con mucha alegría y nos sentimos reconfortados por tener un fin común hacia los que más necesitan, es como practicar la caridad. Con que un niño tenga su plato de comida un día sábado o domingo, ya eso lo consideramos una misión cumplida”.

Finalmente aseguró que “esta es una cuestión de actitud porque cada uno de los voluntarios tenemos un compromiso. Nos dieron un espacio físico para poder trabajar más cómodos, somos más de 25 personas que entregamos el proyecto y estamos muy contentos con el trabajo que se viene realizando”.

Los voluntarios que integran el proyecto.
Los voluntarios que integran el proyecto.