A rey muerto, rey puesto

El refrán popular “A rey muerto, rey puesto” significa que tan pronto una persona se retira o es destituida, otra persona es designada en su lugar.

Se relaciona con la idea de que nadie es imprescindible; con la naturaleza cambiante de la vida y con la diligencia y practicidad necesarias para responder a tales cambios.

El refrán toma su imagen de la política monárquica, en la cual, tan pronto muere el rey, es nombrado otro monarca. La empresa debe llevarse a cabo con rapidez, eficiencia y eficacia por el bien del Estado, de manera que las lamentaciones no interrumpen la diligencia de este proceso.

El refrán “A rey muerto, rey puesto” es de uso muy extendido en la actualidad, y tiene aplicación en infinidad de ámbitos. Por ejemplo, en el amor o en el trabajo.

En el ámbito amoroso, se usa cuando una persona encuentra rápidamente una relación nueva en sustitución de otra que apenas acaba de romper, lo que llama inmediatamente la atención. Por ejemplo: “En cuestión de días, María encontró nuevo pretendiente. ¡A rey muerto, rey puesto!”.

En el ámbito laboral, tan pronto un cargo es desocupado, sea por renuncia o despido, se acostumbra encontrar un sustituto a la brevedad posible. Por ejemplo, “Tan pronto renunció el protagonista del musical, encontraron otro cantante para sustituirle. ¡A rey muerto, rey puesto!”.

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