RIO GRANDE.- El viernes 31 de enero de 1964, a las 14:00, desde San Martín y Fagnano, se largó la primera prueba de motos que se organizó en esta ciudad. Hace 21 años, la Municipalidad erigió allí un cartel indicativo de tal suceso.
Los que corrieron
Antonio Maldonado, Raúl Rogolini, José Fernando Aguilera, Renato Aguilar, Rubén Maldonado, Víctor Donoso (hijo), Juan José Degratti, Orlando Bravo, Alfredo Ojeda y Bernardo Guerrero son quienes aparecen en la plaqueta que colocó el Municipio, junto a Víctor Jesús Donoso y el padre José Forgacs, ambos como organizadores.
El Moto Club había surgido en 1960, siendo éstas su primera Comisión Directiva: Juan José Degratti (presidente); Nicolás Bilic (vice); Luis Guerrero (secretario); Julián Baeza (prosecretario); Rubén Guiñazú (tesorero); José Aguilera, Carlos Oyarzún, Sergio Saldivia, Jorge Ferrá y Juan González (vocales); Roberto Pina (asesor técnico).
Desarrollo
Primero hubo un clasificatorio, se largaba de a 3 ó 4 motos, para ver cómo andaba cada uno. Al día siguiente volvieron a correr, sin ningún problema.
Fueron 15 vueltas, desde San Martín y Fagnano se iba por la avenida, hasta Espora, por esta se doblaba en Lasserre y de allí hasta la avenida Belgrano. Se tomaba esta por su correspondiente mano, y al llegar a San Martín se hacía una curva y contracurva, pasando por delante del busto a San Martín, y no rodeándolo por atrás, es decir que se corrían unos metros en contramano. De aquí quedaban dos cuadras para cerrar cada vuelta.
En primera persona
“Se llegaba a levantar unos 100 kilómetros, andábamos rápido”, precisó José Fernando Aguilera, mientras que Antonio Maldonado recordó un accidente que sufrió en esa previa. “En San Martín y Fagnano, donde actualmente hay una inmobiliaria, por esos años existí un kiosco, de propiedad de Chávez, era una casilla. Cuando entrábamos en San Martín y Belgrano nos tirábamos al cordón externo, e íbamos en tercera a fondo. Antes de doblar Espora hacíamos la diagonal, me confié, iba muy fuerte, y la pedalina toca el cordón del bulevar, me desestabiliza, no me dio tiempo a nada. Salí directo para el kiosco, le pegué al cordón, subí a la vereda, le di al cerco, y caí adentro del terreno, que estaba lleno de madera. Cuando me saqué el casco, lo golpee y parecía que salía harina”.
