Cada vez más personas caen en el juego de las migajas emocionales, una estrategia digital que ilusiona sin compromiso y puede dejar secuelas en la autoestima y el bienestar sentimental de quienes la sufren.
“Me quiere, no me quiere. Me escribe, pero no quiere verme. Inicia la conversación pero me clava el ‘visto”. Son frases que más de una vez hemos escuchado e incluso, las hemos pronunciado. Se trata de una práctica que algunos psicólogos denominan breadcrumbing, o migajas emocionales, un patrón del comportamiento donde una persona muestra interés de forma intermitente, sin la intención real de comprometerse emocionalmente.
Debido al auge de las redes sociales, surgieron nuevos conceptos. Incluso aquellos que involucran sentimientos. “El breadcrumbing se refiere a una forma de manipulación, intencionada o no, en la que una persona finge interés y actúa como si se sintiera sinceramente interesada e implicada en una relación con otra persona cuando en realidad no lo está”, afirmó a CNN Monica Vermani, psicóloga clínica y autora de “A Deeper Wellness: Conquering Stress, Mood, Anxiety and Traumas”.
Quienes actúan de esta forma buscan llamar la atención, obtener validación e inclusive conseguir partes divertidas de una relación sin tener que comprometerse. “Engañar a una persona evita que alguien busque en otra parte una conexión más estable, fiable y real, y siga teniendo esperanzas y centrándose en ella”, comentó Vermani.
Asimismo, expertos aseguran que las personas pueden tener conflictos sobre lo que quieren o estar incómodas con la intimidad debido a su educación o a un trauma. Además, pueden sentirse inadecuadas e incapaces de entablar relaciones sanas y auténticas.
Según consignó CNN, el breadcrumbing puede darse en las relaciones familiares y en el lugar de trabajo, pero es más común en contextos románticos, sobre todo con el auge de las citas por internet. Este contexto favorece las breves muestras de conexión y afecto con una llamada rápida, un mensaje de texto o un “me gusta” en una publicación.
El daño que provoca el breadcrumbing suele acentuarse cuando la manipulación se extiende durante mucho tiempo, advierten especialistas en salud mental. Según Kelly Campbell, profesor de psicología en la Universidad Estatal de California, San Bernardino, el éxito de esta dinámica radica en el llamado “refuerzo intermitente”. Tal como ocurre con las máquinas tragamonedas, explica el experto, pequeñas recompensas ocasionales motivan a la persona a seguir vinculada al agresor: la esperanza de volver a recibir atención o afecto funciona como aliciente. Si estas señales positivas desaparecieran por completo, resultaría mucho más difícil mantener a alguien bajo control.
Según un trabajo publicado en 2020 por Navarro Olivas y su equipo en la revista Psychological Writings, algo más del 30% de los encuestados en España reconoció haber sido víctima de esta conducta. Los datos indican que la expansión de las tecnologías y las redes sociales facilitó tanto el ejercicio como la exposición a este tipo de manipulación. El propio Navarro Olivas sostiene que las plataformas digitales multiplicaron las oportunidades para mantener un vínculo ambiguo, ya que las personas pueden interactuar sin necesidad de encuentros frente a frente.
El estudio también sugiere que emplear aplicaciones de citas, mantener relaciones pasajeras o monitorear las acciones online de otros incrementa el riesgo de caer en el breadcrumbing y de reproducirlo. La vigilancia del comportamiento digital surge como una respuesta común para reducir la incertidumbre acerca de un interés amoroso, aunque esta práctica suele aumentar el malestar y las dudas dentro del vínculo afectivo.
Patrones de conducta de alguien que realiza breadcrumbing
Entre los rasgos característicos de quien lleva a cabo el breadcrumbing se encuentran la falta de consistencia en la comunicación y la tendencia a ser poco claro al tomar decisiones conjuntas. No solo se trata de retrasar o evitar planes, sino de compartir información fragmentaria y de omitir la integración en los círculos sociales o familiares de la persona afectada. El perpetrador de esta dinámica raramente plantea propuestas a largo plazo y tiende a justificar la ausencia de compromiso, mientras alterna señales de interés para mantener la expectativa y la atención del otro.
La comprensión del breadcrumbing todavía presenta limitaciones, dado que la escasez de investigaciones complica la caracterización tanto de quienes ejercen este comportamiento como de quienes lo sufren. A pesar de la falta de estudios exhaustivos, Navarro Olivas identifica ciertos patrones de personalidad en quienes aplican esta táctica. El profesional destacó la tendencia al narcisismo. Según argumenta, este rasgo resulta coherente con la búsqueda constante de aprobación por parte de la víctima y el deseo de mantener el control sobre la retroalimentación recibida.
The Mayo Clinic describe el trastorno de la personalidad narcisista como una afección que se caracteriza por una percepción desmedida de superioridad y una necesidad de admiración, acompañadas por una marcada inseguridad y dificultades para empatizar.
Navarro Olivas señaló, en el estudio citado por BBC, que quienes practican breadcrumbing tienden a disfrutar de la atención persistente y valoran especialmente controlar cuándo y cómo reciben elogios o demostraciones de interés. Además, diversas investigaciones señalan que individuos con un estilo de apego evitativo muestran una mayor propensión a perpetuar este tipo de manipulación relacional. “Porque se caracterizan por necesitar la validación, el refuerzo de los otros, pero tienen dificultades para realizar conexiones emocionales”, argumentó Navarro Olivas.
“Estas dificultades no excusan su comportamiento. Pero sí hacen que se ajusten más a la idea del breadcrumbing, de que necesitan a otros pero tienen problemas para conectar emocionalmente. Evitan el compromiso porque les produce ansiedad o estrés”.
El apego ansioso también aparece vinculado al fenómeno del breadcrumbing. Este patrón se caracteriza por generar una dependencia emocional intensa y un temor recurrente al abandono o al fracaso en el vínculo. Así, quienes presentan este tipo de apego tienden a establecer relaciones en las que buscan constantemente señales de aprobación, lo cual puede alimentar la dinámica de migajas emocionales tanto desde el rol de víctima como de perpetrador.
“No esperábamos que las personas que hacen breadcrumbing tuviesen apego ansioso, porque parecería más un rasgo de las víctimas, pero encontramos que sí, que probablemente está relacionado con el hecho de que necesita conectar con otro que cubra sus necesidades emocionales, pero como teme al abandono teorizamos que el breadcrumbing es una forma de probar si la otra persona realmente está interesada”, dijo el psicólogo.
Consecuencias del Breadcrumbing
Según detalló BBC, la permanencia en relaciones donde predomina el breadcrumbing puede prolongarse cuando hay baja autoestima o dependencia emocional, lo cual incrementa el riesgo de verse atrapado en dinámicas tóxicas. Sin embargo, Navarro Olivas subrayó que cualquier persona puede convertirse en víctima y sufrir consecuencias en su bienestar emocional.
El impacto de estas relaciones afecta necesidades esenciales como la pertenencia y el deseo de conexión. Navarro Olivas advierte que la exposición continua a tales conductas incluso podría propiciar la indefensión aprendida, un estado en el que se asume que el fracaso en los vínculos se repetirá, lo que genera resignación.
Un estudio reciente, divulgado en el Journal of Environmental Research and Public Health, asocia el breadcrumbing con sentimientos de soledad, desamparo e insatisfacción vital. Frente a este escenario, el psicólogo recomienda fomentar una comunicación clara y asertiva desde el inicio de cualquier relación. Además, resalta la importancia de buscar apoyo entre amigos cercanos o acudir a un especialista en salud mental, ya que compartir la experiencia otorga perspectiva y ayuda a identificar señales de alerta emocional.
En opinión de Navarro Olivas, la resiliencia no responde únicamente a una fortaleza interna, sino que también se desarrolla mediante el respaldo social. Así, señaló la necesidad de apoyarse en el entorno cercano para afrontar y superar las adversidades ligadas a relaciones dañinas.