Sepsis: Qué es y cuáles son sus riesgos

Si bien en la comodidad de nuestra vida cotidiana no deberíamos preocuparnos, sí es importante conocer esta palabra frente a una situación delicada de salud.

La sepsis, con frecuencia, pasa inadvertida o es diagnosticada incorrectamente en sus primeras manifestaciones cuando aún podría ser tratada de forma eficaz.

RÍO GRANDE.- Llegar a hablar de sepsis es estar en una circunstancia especial de la vida, de esas que nadie quiere pasar. Si se menciona esta palabra, lo más probable es que se hable de una persona internada en una institución hospitalaria o que pasó por una intervención quirúrgica o que tal vez tuvo un accidente. No se llega a una sepsis por un resfrío, por hacer desarreglos en la alimentación o por entrenar más de la cuenta. Se trata de un tema médico, de salud, de otro nivel. Y por lo tanto, si bien en la comodidad de nuestra vida cotidiana no deberíamos preocuparnos, sí es importante conocer esta palabra frente a una situación delicada de salud.
¿Lo más importante? Detectarla a tiempo. Quien explica todo lo que es necesario saber acerca de este riesgo para la salud, la primera causa de muerte por infección a pesar de los avances en la medicina moderna, incluyendo vacunas, antibióticos y cuidados críticos agudos, es el doctor Flavio D. Rotryng (MN: 88734), médico infectólogo (UBA / SADI / certificado por la Academia Nacional de Medicina). A continuación, sus respuestas:
¿Qué es una sepsis?
La sepsis es una urgencia médica con riesgo de vida causada por la respuesta inmune desregulada del cuerpo ante una infección.
¿Por qué se puede producir una sepsis?
Nuestro cuerpo libera sustancias a la sangre para combatir la infección que desencadenan una inflamación generalizada, la cual produce como resultado una alteración en la circulación sanguínea privando a los tejidos de nutrientes y oxígeno causando daños en diversos órganos.
¿Cuáles son los síntomas de una sepsis?
Fiebre.
Escalofríos.
Respiración y frecuencia cardíaca rápidas.
Confusión y desorientación.
Muchos de estos síntomas también son frecuentes en otras afecciones, lo que hace que la sepsis sea difícil de diagnosticar, en particular, en sus etapas iniciales.

Aproximadamente 31 millones de personas sufren un episodio de sepsis por año

¿Cómo se hace el diagnóstico?
Los médicos diagnosticamos sepsis cuando nos encontramos frente a un paciente con una infección sospechada o confirmada y la presencia de un aumento de algunas variables clínicas que expresan la falla de ciertos órganos o sistemas (alteración del estado de conciencia, caída de la presión arterial y otros signos) y de laboratorio (estudios de función renal, parámetros de oxigenación sanguínea y otros).
¿Es una palabra para asustarse?
En cierto modo sí, aproximadamente 31 millones de personas sufren un episodio de sepsis por año. De estos, unos 6 millones fallecen por su causa. En los países de bajos y medianos ingresos la sepsis es más frecuente que en los países desarrollados y representa una de las causas principales de muerte maternal y neonatal.
La mayoría de casos de sepsis ocurren como resultado de una complicación de algunas de las infecciones adquiridas en la comunidad habitual de la persona, pero con frecuencia es también resultado de infecciones contraídas en una internación hospitalaria, particularmente en pacientes inmunodeprimidos. Las infecciones asociadas al cuidado de la salud imponen un desafío, ya que las bacterias que las ocasionan son frecuentemente resistentes a los antibióticos y se asocian generalmente con mala evolución para el paciente y con un mayor costo económico para el sistema sanitario.
¿Qué riesgos implica?
Esta entidad tiene una mortalidad aproximada del 10% de los casos. En cuadros graves, se presenta insuficiencia de uno o varios órganos, lo que puede provocar descenso de la presión sanguínea, que el corazón funcione de manera inadecuada y que el paciente ingrese en un cuadro denominado shock séptico con una mortalidad que excede el 40% de los casos.
Una vez que sucede esto, rápidamente varios órganos (entre otros: los pulmones, los riñones y el hígado) pueden dejar de funcionar y el paciente puede morir.
La sepsis es más frecuente y más peligrosa en:
Adultos mayores.
Mujeres embarazadas.
Bebés menores de 1 año.
Personas con enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades renales o pulmonares o cáncer.
Personas con sistemas inmunológicos debilitados (pacientes inmunodeprimidos).
¿Cómo se trata?
Debe realizarse idealmente en las unidades de cuidados intensivos de clínicas u hospitales. El objetivo es tratar de combatir la infección preservando los órganos vitales.
Esto se logra mediante la administración al paciente de antibióticos de amplio espectro precozmente (idealmente dentro de la primera hora de ser asistido) acorde al tipo de infección que se presente.
Los pacientes con casos más graves podrían necesitar conectarse en un respirador artificial, someterse a hemodiálisis y recibir fármacos para mantener la presión arterial.
Algunos casos requieren de cirugía para el control de la infección (ejemplos de esto último ocurre en la peritonitis u otras infecciones abdominales).
¿Se puede tratar sin antibióticos?
No, si partimos de la base que la sepsis se desencadena ante la presencia de una infección y que las infecciones son, habitualmente, producidas por bacterias, el uso precoz de antibióticos es de importancia vital como parte del tratamiento.
¿Cómo se previene?
Según recomendaciones de la OMS, las principales medidas para prevenir la infección en la comunidad son:
Higiene adecuada.
Agua potable y servicios de saneamiento.
Preparación de alimentos seguros para el consumo y buena nutrición.
Vacunación.
Las principales medidas para prevenir la infección en las instituciones de salud son:
Practicar los 5 momentos para la higiene de manos (para los agentes de salud, para los familiares son 2: antes y después de tocar al paciente).
Entorno y materiales limpios y funcionales.
Agua potable y servicios de saneamiento.
Programas y equipos para la prevención y control de infecciones.
Medidas de prevención de las infecciones.
La evolución de una infección a sepsis se puede prevenir por medio de:
Consultar periódicamente al médico cumpliendo con sus indicaciones preventivas (vacunas, buenos hábitos dietéticos e higiénicos) y, en caso de alguna enfermedad tratarla para mantener una adecuada salud física con la consiguiente reducción del riesgo de infecciones.
En caso de síntomas propios de la sepsis como los mencionados más arriba, es necesario consultar en forma urgente a la institución de salud más próxima para minimizar el riesgo de daño irreversible.